Fuentes de inspiración
Peter Amsterdam
La inspiración es algo maravilloso creado por Dios. Aunque es intangible, resulta muy poderosa. Entre los sinónimos de inspiración podemos citar aliento, genio, perspicacia, visión, creatividad, chispa, iluminación, entusiasmo, estimulación, musa y clarividencia.
La inspiración nos infunde un renovado entusiasmo por la vida. Nos impulsa, mueve o guía hacia la acción. Proporciona el fuego del alma, en sentido figurado. Hay ocasiones en que la inspiración se nos desliza entre los dedos, en que no solo nos falta, sino que nos parece que nunca volveremos a sentirnos inspirados.
A veces enfrentamos un reto importante en nuestro lugar de trabajo. O uno de nuestros hijos está pasando por un momento difícil y nos abruma la preocupación. O surgen gastos inesperados y nuestros recursos no alcanzan y eso nos genera mucha ansiedad. O tal vez nos hemos distanciado de un buen amigo o un ser querido y nos sentimos sumidos en el remordimiento o el pesar. O quizás no haya sucedido nada malo pero nos sentimos desinflados, sin inspiración.
Cuando te parezca que has perdido la inspiración o las esperanzas, o te sientas sin fuerzas, como si te hubieras quedado sin energía y no sabes qué hacer para recobrarla, hay algunas cosas que pueden resultar de ayuda. En Su previsión y gran amor por nosotros, Dios creó muchas cosas que pueden servir de chispazos para dar impulso a nuestro sentido de felicidad y bienestar y volver a encender la llama de nuestra inspiración.
Ya sea que estemos tratando de superar un momento difícil o de obtener inspiración creativa para un proyecto, estas fuentes de inspiración pueden servir como estaciones de reabastecimiento de nuestro espíritu.
> Leer la Palabra de Dios es primordial. La Biblia es una fuente directa de inspiración divina. Jeremías dijo de la Palabra de Dios: «Tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón»[1]. Comulgar con Dios debe ser nuestra primera prioridad cuando nos quedamos sin inspiración y necesitamos una renovación espiritual. La inspiración más auténtica y profunda la obtenemos de nuestra relación con el Creador. Eso es lo que nos proporciona el inefable «gozo del Señor» al que se refiere la Biblia, la inspiración que no palidece[2].
Meditar y reflexionar en la Palabra de Dios y los escritos de otros cristianos inspirados infunde a nuestro espíritu fe y orientación. Pasar tiempo en reverencia y adoración también puede ser una forma efectiva de elevar nuestro espíritu.
> No debe tenerse en menos la amistad. La buena compañía y la fraternidad son esenciales para llevar una vida feliz. Todos necesitamos apoyo. La mayoría de las mejores experiencias de la vida las compartimos con aquellos a quienes amamos. Y cuando nos sentimos cabizbajos o enfrentamos horas difíciles, los amigos son aún más importantes. Si te encuentras lejos de tus amigos y no resulta fácil la relación cara a cara, da resultado levantar el teléfono o llamarlos por Skype para mantenerse en contacto. Los verdaderos amigos no solo aportan apoyo; también nos inspiran a sacar lo mejor de nosotros mismos. Los amigos nos animan a seguir adelante, nos recuerdan que lo mejor todavía está por venir y que si persistimos, saldremos adelante, como ya lo hemos hecho muchas veces.
> La naturaleza es una magnífica fuente de inspiración. La creación de Dios es una prueba constante y asombrosa de Su poder y diseño. Además de ser increíblemente bella en sus múltiples formas, la naturaleza también pone de relieve el poder de Dios y Su amor por la humanidad. La majestad de la creación es un recordatorio constante de que Dios, quien lo creó todo, es soberano y más que capaz de sobrellevar todas las cargas, temores, preocupaciones y oraciones que le encomendamos. Cuando recordamos esa gran verdad podemos echar nuestras cargas sobre Él con mayor facilidad[3], lo que nos aligera el espíritu y nos da inspiración y esperanza para el futuro.
> Procura alimentarte de buenas noticias. Esta es una forma muy efectiva de elevar nuestro espíritu. Como dice el versículo: «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad»[4].
Podemos prestar más atención a las buenas nuevas que se suscitan en nuestra vida haciendo una pausa en la mañana o la tarde para reflexionar sobre cosas por las que estamos agradecidos y apuntarlas en nuestro diario de gratitud. La ciencia demuestra que las personas que llevan un diario de gratitud o hacen un recuento de sus bendiciones son más felices y viven más contentas.
> Apreciar las artes: la música, la pintura, la escultura, la literatura, la danza, la fotografía. Hay innumerables bellas expresiones de la aptitud creativa del hombre, y cuando tomamos tiempo para apreciarlas nos sentimos inspirados y elevados espiritualmente hablando.
> Disfruta de las cosas simples de la vida. No siempre se necesita un acontecimiento importante o mayúsculo para levantarnos el ánimo. Algo pequeño disfrutado al máximo y en el momento indicado puede tener un gran efecto. Por ejemplo, una ducha caliente, un cappuccino perfecto, un beso de un niño o un nieto. Tomates madurados en la planta en una ensalada fresca, un vaso de agua fría.
Hay incontables regalitos que recibimos a diario de Dios y de los demás, que pueden darnos alegría y una sensación de bienestar si les prestamos atención.
> Mantente vivo mediante el ejercicio. La ciencia demuestra que el ejercicio es bueno para el organismo y para la salud mental y emocional, pues contribuye a levantar el ánimo. Cuando estés bajo de inspiración, ponte a mover el cuerpo. Reconozco que no es algo que siempre tengo ganas de hacer, sobre todo si ando un poco alicaído o me siento cansado. Pero después de hacerlo recupero el vigor y me siento más inspirado.
> Intenta hacer algo nuevo. Un cambio de aires y nuevas actividades nos renuevan la inspiración. Por eso, siempre que puedas, haz cosas nuevas, explora lugares nuevos, rompe tus rutinas. Los ambientes nuevos nos ofrecen perspectivas distintas. Dios nos hizo a todos con algún tipo de creatividad. Activar los procesos creativos aprendiendo algo nuevo puede ser entretenido y abrir caminos hacia una renovada inspiración. Haz algo que no hayas hecho antes. Considera un hobby nuevo.
> Dedica tiempo al silencio. Dios nos hizo de manera que necesitamos momentos de silencio. Necesitamos espacios en blanco en nuestra vida. Es preciso asignar tiempo a Dios. Tenemos que hacernos tiempo para nosotros mismos. A veces simplemente tenemos que desconectar y apagar nuestros dispositivos electrónicos y apartarnos de toda la febril actividad para buscar momentos de quietud.
Se puede alcanzar un sentido de propósito y gozo a partir de momentos de silencio, reflexión, oración y comunión con Dios. A veces tenemos que reflexionar acerca de nuestra vida, en qué dirección va encaminada y cuáles son nuestros objetivos. Muchas personas evitan estar a solas o en un lugar de quietud o silencio. Si te sientes así, te aseguro que un lugar de silencio puede ser el punto de partida de renovadas esperanzas, prioridades, perspectivas e inspiración divina.
Todos somos diferentes. Además, en diferentes momentos de nuestra vida puede que lo que contribuya a infundirnos inspiración y reavive nuestra llama no sea siempre lo mismo. Por eso, aunque haya cosas hacia las que gravites como fuentes de inspiración, no te quedes atascado en una rutina. Intenta cosas nuevas. Mantengámonos abiertos a las múltiples formas en que podemos ser renovados.
No desesperes ni te preocupes si estás pasando por una temporada de sequía o si parece que no logras recuperarte con la celeridad con que habías esperado. Si te encuentras en esa situación ahora, Dios desea que le extiendas los brazos, que confíes en Sus promesas, que tengas paciencia a pesar de cómo te sientas o de tu bajo nivel de inspiración. A veces nos sentimos inspirados y a veces no, pero podemos confiar en la promesa de Isaías 40:31 de que la inspiración divina llegará en algún momento: «Los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán»[5].
A mi parecer, esas palabras, «levantarán alas como las águilas», son una bellísima descripción de inspiración y libertad de los afanes de la vida que amenazan con abatirnos.
Podemos fiarnos de las promesas de Dios, de Su amor incondicional y eterno por nosotros.
Deuteronomio 7:9 Conoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan Sus mandamientos, hasta mil generaciones.
Jeremías 29:11 «Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza» (NVI).
¿No es estupendo saber que estamos en manos de Dios? ¿Que Él desea que prosperemos y tengamos esperanza? Podemos obtener gran paz e inspiración de la certeza que tenemos de que estamos en Sus manos, que son fuertes, capaces y amorosas.
Artículo publicado por primera vez en septiembre de 2014. Texto adaptado y publicado de nuevo en junio de 2017.
[1] Jeremías 15:16 (NVI).
[2] Nehemías 8:10b (NVI).
[3] 1 Pedro 5:7 (NVI).
[4] Filipenses 4:8 (RV 1960).
[5] Isaías 40:31 (RV 1960).
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