Flotabilidad espiritual
Recopilación
Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti. Isaías 43:2
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Cuando agonizaba la señora Booth —conocida como la madre del Ejército de Salvación—, con voz queda dijo: «Las aguas suben, pero no me hundo». Sin embargo, ella había dicho eso toda la vida. Además de las aguas de la muerte, otras inundaciones se habían acumulado alrededor de su alma. En muchos casos, las inundaciones llegaron y los caminos se llenaron de aflicción. Sin embargo, ¡ella nunca se había hundido! El buen Señor la había hecho flotante. ¡Y capeó el temporal!
Entonces, esta es la promesa del Señor. No que las aguas de los problemas nunca se acumularán alrededor del creyente, sino que nunca será abrumado. El Señor hará que su cabeza esté por encima de las aguas. Sí, a él se le dará la gracia de estar por encima. Nunca estará por debajo, ¡siempre por encima! Es el valioso don de la flotabilidad espiritual, el buen ánimo santificado, el poder de la esperanza cristiana. Cuando estamos en Cristo Jesús, las circunstancias nunca serán nuestro amo. Nuestro Señor es uno solo y «somos más que vencedores» por medio de aquel «que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con Su sangre». J. H. Jowett
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La alegría es una flotabilidad espiritual que llega cuando nos regocijamos en Dios. Tim Keller
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En 2 Corintios 4:7-9 leemos: «Tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran [extraordinario; trascendente] poder proviene de Dios, no de nosotros mismos. Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos [no sabemos qué hacer] pero no caemos en la desesperación. Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos».
Esta alegría, esta flotabilidad no significa que seamos inmunes al sufrimiento; significa que no nos podemos hundir. Constantemente nos mojamos y somos empujados hacia abajo. Sin embargo, no nos quedamos abajo; no nos hundimos. Tim Keller
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Nuestra flotabilidad proviene de poner atención a los privilegios inalterables que tenemos en Dios; concretamente, un acceso total a nuestro Padre Eterno, amoroso y misericordioso. Anónimo
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Al parecer, Dios nos pide mayores profundidades de experiencia mientras vamos por el camino celestial. Al principio, el agua de la prueba o padecimiento está a la altura de los tobillos, luego llega hasta las rodillas y más adelante, el agua sube hasta el pecho y se puede nadar en ella. Nadar por encima de los problemas jamás sería posible en agua hasta los tobillos. Qué bien que el Señor gradúa nuestros padecimientos, que aunque sean graves, todos fluyen bien. W. M. Wadsworth
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Los que esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:31
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Esta es la analogía que me viene a la mente: es como si yo flotara en una piscina y estuviera en uno de esos cojines inflables. Cuando alguien se acuesta en uno de ellos, y un amigo intenta empujar a la persona bajo el nivel del agua, lo puede hacer, pero solo por un momento. ¿Por qué? Creo que eso se llama FLOTABILIDAD.
En la definición de flotabilidad que se da en Wikipedia (está en Internet, así que debe ser información exacta, ¿verdad?) dice: «es una fuerza que actúa hacia arriba por la presión de un líquido en el peso del objeto». Luego añade: «Si la densidad del objeto es menor que la del líquido o tiene la forma adecuada (como en el caso de una embarcación), la fuerza puede mantener el objeto a flote».
Ahí lo tienen. ¡La oración es la FUERZA de Dios QUE IMPULSA HACIA ARRIBA! Como el pueblo de Dios oraba por mí, sencillamente no me hundí para siempre, no podía hacerlo. Dios no permite que pase.
Cuando se añade el hecho de que, como creyentes, nuestra densidad es menor —Jesús vive en nosotros— y tenemos la forma adecuada —estamos en Cristo— ¡no se puede estar en mejor situación! ¿Verdad? Con esas dos cosas juntas se obtiene flotabilidad espiritual.
Por otro lado, todos somos humanos. Eso no significa que no nos hundimos. Solo significa que con la oración y Jesús, no nos quedamos allí.
De hecho, mientras más se desciende, más rápido se sube debido a la fuerza que impulsa hacia arriba. Intenta empujar una pelota de playa para que se hunda en el agua y verás lo que quiero decir. Saldrá disparada con una gran fuerza.
Estoy aprendiendo que esta fuerza que impulsa hacia arriba siempre es más potente que todo peso —lo que incluye el cáncer y todo lo que conlleva, lo desconocido y que da miedo— que trata de empujarme hacia abajo. John D. Talbert
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Al mar cayó un corchito,
flotó al compás de las olas.
A su lado pasó una ballena
que lo azotó con su enorme cola.
Mas pronto se recuperó
y volvió a salir a flote.
Nadó nuevamente con calma,
a pesar del feroz azote.
Dijo a la ballena el corchito:
«Puedes resollar y aletear todo lo que quieras
pero yo jamás arriaré bandera;
¡pues soy de mucho aguante,
insumergible y boyante,
y flotaré de todas maneras!»
Anónimo
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Yo te haré subir sobre las alturas de la tierra. Isaías 58:14
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Los que vuelan en un dirigible o zepelín cuentan que una de las primeras cosas que aprenden es a girar su globo hacia el viento y volar contra el mismo. El viento eleva el globo dirigible a mayores alturas. ¿Dónde aprendieron eso? Lo aprendieron de las aves. Si un pájaro vuela por placer, sigue la dirección del viento. Sin embargo, si el pájaro encuentra un peligro, se da vuelta y enfrenta el viento para que lo eleve más; y sube así en dirección al sol.
Los sufrimientos son los vientos de Dios. Sus vientos contrarios, algunas veces Sus vientos fuertes. Son los huracanes de Dios; pero toman la vida humana y la elevan más y hacia los cielos de Dios.
En un día de verano, ¿te ha pasado que sentías que la atmósfera te oprimía tanto que apenas podías respirar? Y entonces, en el horizonte aparecía una nube en el oeste, que crecía y dejaba caer grandes bendiciones para el mundo. Llegaron la tormenta, los relámpagos y los truenos. La tormenta cubrió el planeta y se limpió la atmósfera; en el aire hubo una nueva vida y el mundo cambió.
En la vida humana funciona el mismo principio. Cuando viene la tormenta, cambia la atmósfera, se aclara y se llena de vida nueva; y una parte del Cielo desciende a la Tierra. Manantiales en el desierto, tomo 1
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Los obstáculos deben hacernos cantar. El viento produce su sonido no cuando pasa rápidamente por el mar abierto, sino cuando enfrenta el obstáculo de las ramas estiradas del pino o cortado por las cuerdas finas de un arpa eólica. Entonces su canto es fuerte y bello. Deja que tu alma libre recorra los obstáculos de la vida, que pase por los bosques sombríos del dolor, que enfrente las más pequeñas dificultades y preocupaciones que utiliza el amor, y tu alma también encontrará su voz para cantar. Sra. Charles E. Cowman
Recopilado por Philip Martin. Publicado en Áncora en mayo de 2016.
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