¿Es la salud lo más importante?
Dennis Edwards
He estado pensando en lo que la gente suele decir cuando se le pregunta cómo está. Puede que respondan diciendo: «Bueno, siempre que esté sano, eso es lo más importante, la salud. Así que, estoy bien, estoy saludable.»
Una vez, durante una campaña pública, les pregunté a las personas que estaba entrevistando qué era lo más importante para ellos, y la gran mayoría respondió que era la salud. Pero, ¿es realmente la salud lo más importante, y si estás sano estarás bien?
La Biblia nos dice que el mandamiento más importante es «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es semejante, amarás a tu prójimo como a ti mismo.»[1]
En Proverbios leemos: «Adquiere sabiduría. Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento», y «La sabiduría es lo primero»[2]. De hecho, Proverbios nos dice que si buscamos la sabiduría, nos traerá salud y vida[3]. La vida a la que alude podría muy bien ser la vida eterna que todos esperamos y deseamos interiormente.
En otra parte, en los Salmos leemos una y otra vez que los problemas y las aflicciones de David lo acercaron a Dios. En otras palabras, redundaron en su bien. Nos dice: «Antes de sufrir anduve descarriado, pero ahora obedezco Tu palabra»[4]. «Me hizo bien haber sido afligido, porque así llegué a conocer Tus decretos»[5].
David también escribió: «En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y Él me escuchó desde Su templo»[6]. En los Salmos continuamente David encuentra a Dios en sus aflicciones. Sus aflicciones y problemas lo llevaron al seno de Dios.
En el libro de Job, leemos cómo sus pérdidas y aflicciones lo llevaron a darse cuenta de que Dios es bueno, y sin importar lo que pase en nuestra vida, Dios sacará provecho de ello si podemos continuar amándolo y confiando en Él. La frase más famosa del libro de Job es su declaración de fe: «Aunque Él me mate, en Él esperaré»[7].
El apóstol Pablo nos asegura además en sus escritos que «Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman»[8].
En el libro de Jonás vemos a Jonás diciendo: «En mi angustia clamé al Señor, y Él me respondió. Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, y Tú escuchaste mi clamor»[9]. La aflicción, el apuro, el problema con el que Jonás se encontró lo hizo clamar al Señor.
Por lo tanto, la aflicción, la enfermedad, los problemas, el dolor y la angustia pueden funcionar para nuestro bien final si nos acercamos a Dios a través de ellos. El apóstol Santiago, hermano de Jesús, escribió: «Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes [...] Reconozcan sus miserias, lloren y laméntense. Que su risa se convierta en llanto, y su alegría en tristeza.Humíllense delante del Señor, y Él los exaltará.»[10]
Salomón escribió que «mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete. […] Mejor es el pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro se enmienda el corazón.»[11]
Salomón también escribió: «Teme a Dios y guarda Sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre»[12]. Pablo nos dice que los mandamientos de Dios se cumplen en una palabra, esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»[13].
Entonces, la Biblia nos indica que nuestra relación con Dios y los demás, no nuestra salud, es lo más importante. Por lo tanto, amigos, es nuestro deber amar a Dios y a los demás, y soportar con valentía nuestros sufrimientos y aflicciones y dejar que nos acerquen más a Jesús.
Algunas de las circunstancias más difíciles de la vida se hacen soportables debido a las relaciones que se forman en tiempos de aflicción. Podemos dejar que nuestro sufrimiento, dolor y pesar nos acerquen a Dios, que nos ama y quiere ayudarnos, consolarnos y ser nuestro refugio cuando tenemos dificultades.
Annie Johnson Flint escribió muchos poemas hermosos que se pueden encontrar en el libro The Making of the Beautiful. Los 40 años en los que sufrió de artritis debilitante la acercaron a Dios, quien hizo algo hermoso con sus quebrantos. Como dijo el afamado «sin brazos ni piernas» Nick Vujicic: «Dios no permitirá que suceda nada en tu vida si no va a redundar en tu bien. Solo espero que la gente vea que si Dios puede hacer algo hermoso conmigo, entonces no cabe duda de que Dios tiene un plan para todos y cada uno de nosotros».
Dios quiere relacionarse con nosotros. Por medio de las angustias y aflicciones que experimentamos, Él busca atraernos hacia Él, para que podamos encontrar nuestra satisfacción en Él. Él está presente, anhelando que lo busquemos. La relación con Dios hace que todo en la vida sea soportable.
Más gracia nos da cuando azotan las cargas.
Más fuerza nos da al aumentar la labor.
A más sufrimiento, más misericordia,
a más aflicciones, más paz interior.
Su amor es inmenso.
Su gracia es eterna.
No hay límite alguno a Su potestad;
de Sus infinitas riquezas el Padre
reparte, y añade, y vuelve a aumentar.
Y cuando se agota nuestra resistencia
flaquean las fuerzas, antes de terminar,
cuando hemos gastado ya nuestros recursos,
los dones de Dios, comienzan a obrar.
Annie Johnson Flint
[1] Marcos 12:30-31.
[2] Proverbios 4:7 (NVI).
[3] Proverbios 4:13, 22.
[4] Salmo 119:67 (NVI).
[5] Salmo 119:71 (NVI).
[6] Salmo 18:6 (NVI).
[7] Job 13:15.
[8] Romanos 8:28 (NVI).
[9] Jonás 2:2 (NVI).
[10] Santiago 4:8-10 (NVI).
[11] Eclesiastés 7:2–3.
[12] Eclesiastés 12:13.
[13] Gálatas 5:14.
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