Encontrar la voluntad de Dios y tomar decisiones que Dios apruebe
Tesoros
[Finding God’s Will and Making Godly Decisions]
En la vida, todos hemos tenido que tomar incontables decisiones; entre ellas, las que alteran el curso y afectan nuestro futuro, como discernir cuál es la voluntad de Dios para nosotros, dónde vivir, con quién casarnos, qué carrera seguir, comprometernos con nuestra fe y participar en la obra de Dios. Cada momento de desafío, prueba y tribulación puede ser también un momento decisivo en la toma de decisiones. Pero la cuestión es, ¿cómo tomar decisiones acertadas que lograrán los mejores resultados y darán buen fruto en nuestra vida?
Uno de los misterios del plan de Dios para la humanidad es que al ser creados a Su imagen, Él nos ha dado a cada uno la majestad del libre albedrío. Eso incluye la capacidad de tomar decisiones y la responsabilidad por los resultados de esas decisiones. Como cristianos, parte de nuestro proceso de crecimiento es aprender a discernir la voluntad de Dios y tomar decisiones que se Dios apruebe por medio de nuestra relación personal con Él, nuestro conocimiento de Su Palabra, y nuestro amor por Él y los demás.
En la vida, cada uno de nosotros continuamente enfrenta decisiones entre el bien y el mal, lo correcto o lo equivocado, servir a Dios o a nuestros propios intereses. En el proceso, aprendemos los beneficios de servir a Dios, de cosechar la alegría de obedecer Su Palabra, adorarlo y darle gracias. Como hijos agradecidos de nuestro Padre celestial, tenemos el privilegio de elegir creer en Él, confiar en Él y en Su Palabra, y experimentar Sus bendiciones a medida que buscamos andar en Su voluntad y darle gloria por medio de nuestra vida.
Aceptar a Jesús como nuestro Salvador y recibir Su regalo de la salvación es la decisión más importante que podemos tomar en esta vida, pues determina nuestra posición eterna con relación a Dios y Su reino. Una vez que entregamos nuestra vida a Cristo, es el comienzo de una nueva vida, y a diario enfrentamos otras numerosas decisiones.
Para los cristianos, la toma de decisiones empieza al aprender a discernir la voluntad de Dios, lo que Dios sabe que será la mejor decisión en la situación. Solo Dios sabe lo que va a ocurrir, y solo Él puede ver todo el panorama: el pasado, el presente y el futuro de nuestra vida. En Su Palabra ha prometido instruirnos y guiarnos: «Mis ojos están puestos en ti. Yo te daré instrucciones, te daré consejos, te enseñaré el camino que debes seguir» (Salmo 32:8).
Para los cristianos, discernir la voluntad de Dios debe ser un proceso de relación entre nosotros y Dios. En el libro de Isaías leemos: «“Vengan ahora, y razonemos”, dice el Señor» (Isaías 1:18), que indica el deseo de Dios de comunicarse con nosotros. Un punto de partida para encontrar la voluntad de Dios y tomar buenas decisiones es encomendarle a Él todos nuestros caminos. «Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y Él enderezará tus sendas» (Proverbios 3:5,6). «Encomienda al Señor tu camino, confía en Él, que Él actuará» (Salmo 37:5).
Si procuramos tener una relación cercana con el Señor, en obediencia a las enseñanzas que se encuentran en Su Palabra, y de verdad buscamos Su voluntad en nuestra vida, podemos confiar en que Dios nos guiará y pondrá Sus deseos en nuestro corazón. La Biblia enseña: «Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón» (Salmo 37:4). Pero el punto de partida es reverenciar a Dios y desear Su voluntad por encima de todo lo demás, no nuestra voluntad. Jesús enseñó a Sus discípulos a orar: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre. Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo» (Mateo 6:9,10). Debemos tomar decisiones con la misma mentalidad de Jesús cuando dijo: «Pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya» (Lucas 22:42).
La Biblia nos enseña un principio que es la piedra angular para discernir la voluntad de Dios en Romanos 12:2: «No se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto». Encontrar la voluntad de Dios y tomar decisiones que se ajusten a Su voluntad empieza con la Palabra de Dios, a medida que procuramos aprender y andar en Sus caminos, las enseñanzas en Su Palabra, y a vivir según Sus preceptos. El Salmo 119:105 dice: «Lámpara es a mis pies Tu palabra, y luz para mi camino».
A medida que a diario tomamos decisiones y en nuestra vida tomemos como modelo las enseñanzas de la Biblia, Él ha prometido concedernos sabiduría para tomar buenas decisiones. «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Santiago 1:5). A veces Dios nos hablará por medio de un versículo o pasaje de las Escrituras, que nos parecerá como si estuviera escrito para la situación que enfrentamos. Otras veces, Dios nos habla al corazón con un «silbo apacible» o un susurro, guiándonos a Su voluntad y verdad (véase 1 Reyes 19:11–13).
Es posible que tengamos una convicción interna de que algo por lo que oramos es la voluntad de Dios. En nuestro interior sabemos que algo es la voluntad de Dios y lo que debemos o no debemos hacer. Su Palabra dice: «Tus oídos oirán detrás de ti la palabra que diga: “Éste es el camino, andad por él”» (Isaías 30:21). A veces, es posible que Dios nos hable en un sueño o con un mensaje profético para darnos una guía específica, y que luego busquemos una confirmación.
Cuando buscamos la voluntad de Dios en una decisión, con frecuencia es prudente también pedir orientación a otros. Proverbios 15:22 dice: «Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan». Claro, es importante sopesar el asesoramiento y con oración buscar buenos consejeros que tengan buen fruto en su vida y muestren buenos resultados. Cuando se tomen decisiones importantes es prudente buscar confirmaciones a fin de tener una mayor seguridad de que la decisión sea la correcta.
Si algo es la voluntad de Dios, con frecuencia Él abrirá la puerta para hacerlo posible. ¿En qué dirección Dios provee o abre el camino y ofrece los medios para hacerlo? De acuerdo, las circunstancias y oportunidades no son forzosamente los criterios para tomar decisiones que se ajusten a la voluntad de Dios, pero a veces pueden ser un indicio de cómo guía el Señor. A veces el Señor nos guía cuando se cierra una puerta y otra se abre. Dios puede preparar ciertas situaciones de modo que se conviertan en excelentes oportunidades.
En nuestra toma de decisiones, un factor importante es que procuremos tomar decisiones que cumplan los propósitos de Dios y que le den gloria. Lo que sea que hagamos, la Biblia dice: «Háganlo todo para la gloria de Dios» (1 Corintios 10:31). Su Palabra nos enseña a tomar decisiones que reflejen Su bondad y gentileza, y que promuevan la justicia: «Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?» (Miqueas 6:8).
Una vez que has tomado una decisión, encomiéndala al Señor y confía en que Él actuará conforme a Sus buenos propósitos. Si te esforzaste al máximo a fin de tomar la decisión con oración y asesoramiento bíblico, ten fe en Dios para el resultado: «Sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que Él existe y que recompensa a quienes lo buscan» (Hebreos 11:6). Si con el tiempo se comprueba que tu decisión fue equivocada o que hace falta cambiar de dirección, reconoce tu error y pide a Dios que te guíe, y que vuelva a dirigir tu camino.
¡Es un gran consuelo saber que podemos discernir la buena voluntad de Dios, aceptable y perfecta! A medida que buscamos andar en Su voluntad y habitar en Su presencia, estamos en el lugar más seguro de este mundo. Incluso si estalla una guerra a nuestro alrededor, o sufrimos una tragedia personal o pérdida o las inevitables tormentas de la vida, siempre estaremos a salvo en las manos de Dios. Aunque parezca que estás completamente a solas, Dios siempre estará contigo. «El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes» (Deuteronomio 31:8).
¡Que Dios te bendiga! Y lo hará a medida que procures seguirlo y lo ames con todo tu corazón, toda tu alma y toda tu mente (Mateo 22:37), y tomes decisiones acertadas y hagas Su voluntad.
Tomado de un artículo de Tesoros, publicado por La Familia Internacional en 1987. Adaptado y publicado de nuevo en diciembre de 2024.
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