Encara el miedo a fracasar
Recopilación
¡Cuántas cosas buenas no nos estaremos perdiendo por el simple temor al fracaso! Más importante aún: me pregunto cuántos planes tendrá Dios para nosotros que corremos el riesgo de perdernos porque tenemos temor al fracaso, con lo cual nunca lo intentamos.
Tal vez no te veas haciendo cosas excepcionales, y por eso tal vez te excusas para no dar el primer paso en determinada dirección. Puede que pienses que está bien evitar ciertas oportunidades porque al presente no parece gran cosa pasarlas por alto. Pero recuerda que todo héroe de la historia que logró algo excepcional tuvo que arriesgarse a fracasar y empezar sin saber si lograría algo grandioso.
Fijémonos en el caso de Josué y los hijos de Israel en la toma de la ciudad de Jericó[1]. Los israelitas tenían un ejército poderoso, habían conquistado muchas otras ciudades. Sin embargo, Dios les pidió que caminaran alrededor de la ciudad en lugar de ir a la batalla. Imagínense lo que les pasó por la cabeza el tercer o cuarto día. «Muy bien, hemos caminado varios días y no pasa nada. El ejército de Jericó se está burlando de nosotros. Qué ridículos nos debemos ver.»
Pero, ¿se dieron por vencidos? No. Y por estar dispuestos a enfrentar sus temores, las murallas se desplomaron y conquistaron la ciudad.
Consideremos a David cuando enfrentó a Goliat[2]. Era el candidato menos predecible. Ni siquiera era un soldado. No tenía entrenamiento en el uso de armas, ni en combate, ni para luchar contra gigantes. Para colmo, era un adolescente escuálido.
¿Dejó que eso lo detuviera? No. ¿Se dejó intimidar cuando se rieron de él por ofrecerse? ¿Se detuvo cuando Goliat se burló de él? No, en absoluto. Concluyó que él era el indicado para pelear y no permitió que nada obstaculizara su destino. Se lanzó, enfrentó sus miedos y mató al gigante.
¿Y qué diremos del escritor John Grisham, número uno en ventas? Su primera novela, Tiempo de matar, fue un fracaso al principio. El libro fue rechazado por 16 agencias y una docena de editoriales. Finalmente, una pequeña compañía imprimió solo 5000 copias, y Grisham mismo compró 1000 para venderlas personalmente. Hizo su propia gira para vender el libro, promoviéndolo en la biblioteca de su pueblo y luego en otras del estado. Y le llevó unos buenos meses vender todos esos libros. Me pregunto si se sintió inquieto intentando vender un libro que no estaba en demanda. Me pregunto si pensaría: «Tal vez debería abandonar mi carrera de escritor». Durante ese tiempo Grisham no se dio por vencido y escribió una segunda novela: La compañía, que tuvo éxito inmediatamente. Su determinación valió la pena aunque al comienzo pareciera que era un fracaso[3].
Hace falta fe para perseverar en la dirección en que Dios te guía cuando corres el riesgo de quedar en ridículo. Hace falta fe en el plan de Dios para fracasar y luego seguir intentando. Hace falta fe para probar algo que parece fuera de lo común o poco realista. Pero esa es la clase de fe que agrada a Dios y que Él ha prometido recompensar[4].
¿Hay algo que hayas evitado últimamente por miedo a fracasar? ¿Hay algún reto en tu vida que estás evitando para no hacer el ridículo si no te va bien? De ser así, detente. Da la vuelta. Enfrenta el reto, anímate a probar, sigue el llamado que Dios ha puesto en tu corazón y apunta a lo más alto. Marie Story[5]
*
Hay momentos en la vida en que el miedo puede apoderarse con tal fuerza de nuestro corazón que anula por completo todo vestigio de valor que nos pueda quedar. Nuestros errores pasados atizan el fuego en el cual el temor arde lentamente, con carbones al rojo vivo. De la nada, una llama se enciende y nos viene a la memoria el calor que contiene. El carbón gris que creíamos dormido vuelve a la vida una vez más, nuestro pasado asoma su cabeza y nos vuelve a paralizar.
El miedo busca destruirte y destruir el hermoso futuro que se ha dispuesto para ti. Solo busca minarte y volverte inseguro. Toma los dones que Dios te ha dado y los distorsiona para que parezcan débiles e inertes.
Solo podemos hacer una de dos cosas con ese miedo paralizador.
Podemos dejar que nos mantenga fuera del juego de intercambiar ideas, resolver problemas, tener una comunidad saludable, donde dominan el temor y la inseguridad.
O podemos dominar nuestros miedos. Recordar que no fuimos creados por medio del temor, sino del amor, y podemos avivar la llama de los dones que Dios nos ha dado. Al reírnos del potencial que tiene el temor para paralizar, podemos ayudar a otros a convertirse en conquistadores[6].
Si tienes miedo, sigue adelante a pesar del miedo y deja que te impulse a trabajar más arduamente, a profundizar y luchar con todas tus fuerzas.
Si tienes miedo, emplea ese combustible para cargar tu creatividad a fin de llegar más lejos. En vez de poner el miedo debajo de la alfombra, encuentra la manera de explorarlo y emplearlo para bien[7].
Hagas lo que hagas, no dejes que el miedo te venza.
«Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti… porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio»[8]. Ben Reed[9]
*
Te amo sin importar cuál sea tu desempeño. Cada vez que sientas ansiedad por dicho desempeño, tráeme a Mí esos sentimientos.
Tu mente ya ha desenmascarado muchas veces a ese ladrón que nos roba la paz, pero el sinvergüenza continúa atacando cuando bajamos la guardia. Luchas contra la sensación de fracaso, a veces sin siquiera saber por qué. Quiero liberarte de esa atadura por medio del empoderamiento de Mi amor infalible.
Ven a Mí con esa sensación de fracaso. Trae esa sensación a la Luz de Mi presencia, donde la podremos examinar juntos. Estas sensaciones —basadas en mentiras y engaños— crecen en la oscuridad, cuando prácticamente no eres consciente de su presencia. Pero se achican y encojen en presencia de Mi luz brillante y sanadora. Resumiendo, la ansiedad que te produce tu desempeño no es rival para Mí. He derrotado a ese villano de la misma forma en que derroté a Satanás, en la obra consumada en la cruz.
Cuando los sentimientos de fracaso te abrumen, pon los ojos en Mí. Deja que la luz de Mi amor resplandezca sobre ti para disipar toda oscuridad y elevarte cada vez más cerca de Mí. Cuanto más cerca de Mí estés, tanto mejor podrás ver Mi sonrisa de aprobación. Cuando te deleitas en este amor incondicional, obtienes fuerzas para liberarte de la ansiedad por tu desempeño. Aunque recaigas en los viejos hábitos nuevamente, puedes volver a Mí en cualquier momento. Mi amor infalible siempre estará disponible para restaurarte, pues eres eternamente Mío. Jesús[10]
Publicado en Áncora en enero de 2021.
[1] Josué 6:1–27.
[2] 1 Samuel 17.
[3] John Grisham marks 20th anniversary of “A Time to Kill”, de Dennis Moore, USA Today, 22 de junio de 2009.
[4] Hebreos 11:6.
[5] Adaptado de un podcast de Just1Thing.
[6] 2 Corintios 1:3–11; Romanos 8:35–39.
[7] Génesis 50:20.
[8] 2 Timoteo 1:6–7.
[9] http://www.benreed.net/palpable-conquerable-fear/.
[10] Sarah Young, Jesus Lives (Thomas Nelson, 2009).
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