El remedio para la soledad
Recopilación
Estar solo y sentirse solo son dos cosas distintas. Uno puede estar solo sin sentir soledad y uno puede sentirse solo en una habitación llena de gente. La sensación de soledad es muy profunda en la gente solitaria. La palabra hebrea traducida como desolado o solitario en el Antiguo Testamento significa uno solo, único; uno que se siente solo, abandonado, desdichado. No hay mayor tristeza que se nos pueda cruzar por la mente que la idea de que estamos solos en el mundo, que no tenemos un amigo, que a nadie le importamos, que a nadie le interesa lo que nos pueda pasar, que a nadie le importa si morimos o que nadie derramará una lágrima sobre nuestra tumba.
Nadie sintió una soledad más intensa que la de David. En una serie de apremiantes y sentidos ruegos a Dios, David clamó en medio de su soledad y desesperación. Su propio hijo se levantó contra él, los hombres de Israel querían capturarlo, y se vio obligado a huir de la ciudad y dejar su casa y a su familia. Solo y afligido[1], su único recurso fue volverse a Dios y rogar por misericordia y la intervención divina[2] porque su esperanza estaba puesta en Dios.
Cualquiera sea la raíz de la soledad, para el cristiano la cura es siempre la misma, el consolador compañerismo con Cristo. Él es el amigo que es más unido que un hermano[3], que da la vida por Sus amigos[4], quien ha prometido no dejarnos ni desampararnos sino que estará con nosotros hasta el fin del mundo[5]. Podemos hallar consuelo en las palabras del viejo himno que lo dice de la mejor manera: Los amigos me fallan, los enemigos me asedian, Él está conmigo hasta el fin. Aleluya, ¡qué Salvador tenemos! GotQuestions.com[6]
*
Jesús dijo en Juan 16:32: «Me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo». Qué hermosas palabras: «No estoy solo, porque el Padre está conmigo».
He quedado asombrada de leer tantas cartas que hablan de la soledad. Hay dos aflicciones que se repiten en muchas de las cartas: enfermedad y soledad. El tema de hoy trata de la soledad: personas que tienen abundancia de todo y viven rodeadas de gente, pero a veces viven en la más absoluta soledad.
Hay un relato de un joven en uno de nuestros hoteles, que tenía planeado quitarse la vida saltando de la ventana del hotel y mientras se dirigía hacia la ventana rozó e hizo caer una Biblia de los Gedeones. En la caída la Biblia se abrió, y él, curioso por ver qué decía donde se había abierto, leyó este mismo versículo: «Me dejaréis solo; mas no estoy solo, porque el Padre está conmigo».
Su esposa lo había dejado y este versículo bíblico parecía un mensaje dirigido específicamente para él. Se sentó y lo leyó una y otra vez: «No estoy solo, porque el Padre está conmigo». Quiso saber más acerca del Padre, de manera que leyó otros pasajes durante gran parte de la noche. Lo que ocurrió fue realmente maravilloso; tanto su vida como su alma se habían salvado milagrosamente.
Esta es una clase de soledad, cuando los seres queridos se van y el hogar y el corazón se ven tan vacíos. Al fin y al cabo, la soledad no solo tiene que ver con la vejez, pues muchos jóvenes se sienten terriblemente solos y nostálgicos cuando están con extraños lejos del hogar. No obstante, existe la soledad de la vejez, cuando el compañero de vida ya no está y muchos viejos amigos han pasado a mejor vida.
El otro día en la lavandería yo estaba tratando de escribir una carta, pero una señora mayor muy conversadora le desahogaba su corazón y la historia de su vida a una señora que estaba a su lado. Luego de que esta mujer se fuera, le dije a la señora que la había estado escuchando: «Su amiga disfrutó mucho de hablar con usted». Ella me contestó: «No es mi amiga. Nunca la había visto, pero se veía tan sola y me dijo que no tenía a nadie con quien hablar. Así que pensé en hacer un poco de bien simplemente escuchándola hasta que se pudiera desahogar.» ¿Alguna vez has hecho algo así por algún alma solitaria?
La soledad de la que Jesús habla en Juan 16:32 es la soledad del liderazgo, y Él sabía perfectamente de lo que hablaba. La Palabra de Dios dice: «Desde entonces muchos de Sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Él»[7].
También existe la soledad cuando nos malinterpretan. Hay muchos otros tipos de soledad que le pueden ocurrir a casi cualquiera. Hay un profundo anhelo en todo corazón de tener a alguien que lo entienda, que comparta sus intereses y le ayude con sus problemas, simpatice con él y participe de sus alegrías y triunfos, desdichas y derrotas.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué cobijamos esa apremiante necesidad de sentirnos comprendidos? ¿Por qué albergamos el intenso anhelo de que alguien nos entienda cabalmente? Nos hacemos estas preguntas porque es cierto que ningún ser mortal nos podrá entender del todo. Ningún ser humano es capaz de penetrar en lo más recóndito de nuestra mente, alma o corazón. Siempre hay una puerta cerrada a la que nadie puede acceder, salvo uno mismo.
Si esto es cierto, ¿se equivocó Dios al dejar un aparente vacío en nuestra naturaleza? Dispuso los recursos para satisfacer todas las demás necesidades de la vida. ¿Quiso acaso que el alma quedara insatisfecha y se frustrara su anhelo de pleno contentamiento? Quiero darles respuesta a estos interrogantes y deseo que les llegue al corazón.
Dios sabía que cuando echáramos en falta la compasión humana, lo buscaríamos a Él, porque Dios mismo es la respuesta, el cumplimiento. Solo Él puede llenar ese anhelante vacío interior. Jamás nos sentiremos completamente satisfechos sin Él. Nunca nos veremos libres de la soledad hasta que Él colme nuestra existencia. Dios sabía que ese sentimiento de alienación, el hecho de no ser comprendidos, sería precisamente lo que nos impulsaría hacia Él.
La Palabra de Dios dice: «Mi porción es elSeñor» y Él satisfará cada anhelo de tu corazón[8]. ¡Es real! Hoy en día millones dan testimonio de ello. Dios es lo suficientemente grande y poderoso para satisfacer tu corazón.
Deja que Jesús entre en tu solitario corazón y luego podrás decir, como dijo Jesús: «No estoy solo, porque el Padre está conmigo». Virginia Brandt Berg
*
Estoy más cerca de lo que te podrías imaginar, más cerca que el aire que respiras. Normalmente no somos conscientes de estar envueltos por aire porque es invisible y está constantemente a nuestra disposición. De igual manera, Mi presencia invisible es constante en tu vida, pero a menudo te paso desapercibido. Esto te deja vulnerable a la soledad. Si siempre pudieras reconocer Mi presencia, nunca más sentirías soledad.
Deseo profundamente que experimentes Mi cercanía y el apacible contentamiento que produce de una manera más consistente. Hay una conexión muy próxima entre sentir soledad y no estar consciente de Mi presencia. Este es un problema muy antiguo: Cuando el patriarca Jacob se encontraba en un lugar inhóspito, lejos de su familia, era consciente de su aislamiento. Con todo, derramé sobre él Mi presencia en la forma de un sueño glorioso. Al despertar Jacob, respondió: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta».
Estar consciente de Mi presencia te protegerá de la soledad. No solo estoy siempre contigo, sino que también habito dentro de ti: en lo profundo de tu mente y corazón. Mi conocimiento de ti es como el de una imagen perfecta, y está encuadrada en un marco de amor incondicional.
Permite que tus sentimientos de soledad te recuerden tu necesidad de buscar Mi rostro. Ven a Mí con tu sensación de vacío tan humana y Mi divina presencia te llenará con una vida plena. Jesús[9]
*
El corazón humano encierra un misterio,
y aunque estemos rodeados de muchas personas
que nos quieren de verdad, y las queremos,
de vez en cuando, a cada uno de nosotros
nos viene una sensación de gran soledad.
El más íntimo de nuestros amigos es ajeno a nuestra alegría más suprema
y no puede conocer la profunda medida de nuestro dolor.
«No hay nadie que realmente me entienda,
que sienta lo que siento yo».
Tal es el lamento que sentimos.
Deambulamos solitariamente,
cualquiera sea nuestra suerte o nuestro destino.
Cada alma, desconocida hasta por sí misma,
debe vivir su vida interior en soledad.
¿Y quién sabe la razón de esto?
Es porque el Señor ansía nuestro amor.
Él anhela ocupar el primer lugar en cada corazón;
y por ese motivo se ha guardado la llave secreta,
la llave para abrir todas las recámaras de nuestro ser y para bendecir,
con perfecta paz y armonía,
a cada alma solitaria que acuda a Él.
Por eso, cuando te embargue esa soledad,
recuerda que se trata de la voz de Jesús, que te dice: «Ven a Mí».
Y cada vez que te sobrevenga la sensación de que nadie te entiende,
es un llamado Suyo para que vuelvas a acudir a Él.
Pues solo Cristo puede satisfacer el alma,
y quienes caminan con Él a diario
jamás transitarán por «senda solitaria».
Cuando al trastabillar bajo el peso de una abrumadora carga
clamas: «No puedo sobrellevar esto por mi cuenta»,
dices la verdad. Cristo permitió a propósito
que fuera tan pesada para que volvieras a Él.
La desazón que nadie comprende
lleva implícito un mensaje secreto del Rey,
que te ruega que acudas de nuevo a Él.
El «Varón de dolores» te comprende bien.
Tentado en todo, Él siente tu dolor.
Nunca puedes acudir a Él en exceso.
El Hijo de Dios es infinito en gracia,
Su presencia satisface el alma que padece soledad,
y quienes caminan con Él a diario
jamás transitarán por «senda solitaria».
Autor desconocido[10]
Publicado en Áncora en febrero de 2022.
[1] Salmo 25:16.
[2] Salmo 25:21.
[3] Proverbios 18:24.
[4] Juan 15:13–15.
[5] Mateo 28:20.
[6] https://www.gotquestions.org/loneliness.html.
[7] Juan 6:66.
[8] Lamentaciones 3:24; Salmo 145:16.
[9] Sarah Young, Jesus Lives (Thomas Nelson, 2009).
[10] A Solitary Way, autor desconocido. Publicado en la Union Conference Record, Sídney, Australia, 1908.
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