El gozo del Señor: Nuestra fortaleza
Recopilación
La alegría es una emoción que todos quieren, pero que para muchos es difícil de alcanzar. En un mundo que con frecuencia es sombrío y desalentador, ¿cómo podemos mirar a Dios como nuestra fuente de alegría? Y ¿cómo esa alegría puede fortalecernos para perseverar en las pruebas de la vida? El libro de Nehemías nos cuenta una historia que introduce el concepto de que la alegría del Señor es nuestra fortaleza.
Nehemías era un copero del rey (Nehemías 1:11) durante el tiempo del exilio de su pueblo en Persia, y estaba muy interesado en el estado del «resto de los judíos que se habían librado del destierro, y por Jerusalén» (Nehemías 1:2). Cuando su hermano Jananí vino de Judá a visitarlo, Nehemías estaba triste al saber que había grandes problemas en Jerusalén, y que sus muros y puertas estaban en ruinas. Entonces, Nehemías ayunó y oró; luego, buscó y consiguió permiso del Rey Artajerjes para regresar a Jerusalén a ayudar a reconstruirla. En los siguientes capítulos del libro de Nehemías se cuentan las dificultades y el éxito final de Nehemías y de muchos otros que trabajaron en la reconstrucción de Jerusalén.
Después de que «se terminó la reconstrucción de la muralla» (Nehemías 7:1) y los «israelitas se establecieron en sus propias ciudades» (Nehemías 7:73), el pueblo se reunió para oír a Esdras (que era maestro de la ley) leer en voz alta la ley de Moisés. Aunque se leyó por varias horas «el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la ley» (Nehemías 8:3), respondiendo con entusiasmo al levantar las manos, decir amén, inclinarse y adorar a Dios.
Esdras terminó y los levitas empezaron a enseñar «con claridad» a la gente lo que se acababa de leer, (Nehemías 8:8). Como la gente había estado llorando, Nehemías, que era el gobernador, les dijo que no se lamentaran; sino que en cambio, les instruyó: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza» (Nehemías 8:10). […]
La alegría es una idea que brilla por toda la Biblia. En el Antiguo Testamento, es «una emoción religiosa […] lo que incluye un gran júbilo que en muchos casos encuentra una expresión exterior en acciones como saltar, gritar y cantar», lo que es «el resultado natural de estar en comunión con Dios». […] En el Nuevo Testamento, la alegría es «la respuesta adecuada del creyente a las “nuevas de gran gozo”, que constituyen el evangelio» (Lucas 2:10)[1]. […]
Sin embargo, ¿cómo podemos experimentar gozo cuando el mundo está lleno de dificultades y sufrimiento? […] Sobre todo, al regocijarnos en el evangelio de Jesucristo, los creyentes podemos estar agradecidos por las alegrías terrenales con las que Dios nos ha bendecido. Además, podemos seguir aferrándonos a la alegría incluso cuando las circunstancias se vuelvan difíciles porque nuestras fuentes de gozo son tan profundas como el amor de Dios por nosotros, ¡expresado en Su bondad hacia nosotros en Cristo Jesús y Su Espíritu Santo que habita en nosotros! Jessica Udall[2]
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La palabra hebrea original para «alegría» en Nehemías 8:10 es «chedvah», que significa gozo o alegría. La raíz de la palabra alegría en este contexto significa regocijarse o alegrarse. «Fortaleza» en el mismo versículo es una palabra hebrea que significa «un lugar o medio de seguridad, de protección, un refugio o baluarte». La raíz de la palabra «fortaleza» significa «ser fuerte, prevalecer; afirmar, fortalecer». El gozo del Señor es una alegría constante, y causa de regocijo. Proviene del fortalecimiento interior de nuestra relación con Él. Cuando Jesús murió por nosotros nos devolvió una paz con Dios que no se puede deshacer.
El gozo no es algo que creamos, ganamos o merecemos. Aunque no tengamos nada que dar, y ninguna habilidad para detener el pecado, Cristo se agachó. […] Bajó y murió por nosotros.
Al igual que Nehemías, necesitamos un plan para reconstruirnos desde adentro hacia afuera. El sacrificio de Cristo en la cruz nos da la oportunidad de llegar al fin de nosotros mismos y someter nuestros esfuerzos para «arreglar» y «hacer» con Su fortaleza a fin de llevar a cabo el propósito de Dios en nuestra vida. La alegría no solo sucede. Es un producto de un plan para restaurar nuestra alma. Una decisión activa para buscar la sabiduría de Dios a cambio de la nuestra. […]
La alegría en Cristo no es la de alguien alocado que suelta una carcajada por un chiste ni una bandera triunfante de victoria cuando logramos una meta o avanzamos en un terreno de lucha. La alegría está presente en esos momentos, pero el verdadero gozo proviene de la fortaleza inquebrantable del Señor. Nos recuerda lo lejos que hemos llegado y nos anima en el largo camino de mejora que todavía tenemos que recorrer. La esperanza de salvación en Cristo tiene sus raíces en lo que ya se hizo. «Consumado es».
Nehemías sabía que para experimentar gozo, una restauración interior tenía que reemplazar la reconstrucción exterior de la ciudad. Nosotros también debemos reconstruir desde el interior, de modo que el gozo del Señor, nuestra fortaleza, pueda irradiar y llevarnos al siguiente paso en el camino de Dios para el propósito de nuestra vida. […]
La alegría hace que nuestro corazón cambie hacia una posición de adoración, independientemente de las circunstancias actuales. No cambia, no se desvanece ni expone basándose en algo que hacemos o que pasamos. El Señor es una seguridad constante y paz en nuestra vida. Es un puerto seguro en un mundo tumultuoso. Por medio del filtro de Su alegría y por el poder de Su fuerza, podemos ser testigos de la belleza de la vida que nos rodea en capas profundas y complejas. […] todo en el momento dispuesto por Él. Meg Bucher[3]
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Hay muchas clases de alegría que se describen en la Biblia. En particular se encuentran en los Salmos 16 y 23, donde David describe su experiencia con la alegría durante sucesos de la vida como estar cerca del agua o caminar por campos llenos de pasto. Es importante notar que la alegría en este ejemplo no es el mismo gozo del Señor del que hablo aquí.
La alegría a la que se hace referencia en el capítulo 8 de Nehemías y en Filipenses capítulo 4 son términos bíblicos llamados «el gozo del Señor» o «gozo eterno», que también se conocen como la salvación.
Esa clase de alegría se refiere específicamente a la vida eterna con Cristo después de la muerte, cuando todos los pecados han sido perdonados únicamente por medio de la gracia de Dios porque Jesús pagó por ellos en la cruz (Juan 19:30). Por eso constantemente nos regocijamos y celebramos debido a nuestra relación con una fuente eterna de felicidad: ¡nos da fuerza!
El gozo experimentado por los seguidores de Jesús después de que Él subió al Cielo, también era del Espíritu Santo. […] Y debido a esa gran alegría en el interior de ellos, la iglesia creció rápidamente.
No es alegría en la vida ni alegría que se basa en nuestras emociones. No es alegría que dura solo un momento. Este es un gozo eterno porque proviene de Dios, quien no tiene principio ni fin (Salmo 90:2). Y ese gozo no tiene su origen en nosotros; no podemos invocar más gozo del que Él provee (Lamentaciones 3:22–25). […]
El gozo del Señor es poderoso. Todos lo necesitamos, en particular en épocas difíciles. Sin embargo, ¿qué necesitamos para que el gozo del Señor sea nuestra fortaleza?
En primer lugar, necesitamos saber quién es Jesucristo y lo que Él ha hecho por nosotros. Necesitamos tener fe en Él como nuestro Salvador y poner nuestra confianza en Él. Sin fe, es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).
En segundo lugar, necesitamos que el Espíritu Santo viva en nuestro interior. El Espíritu Santo nos da poder y fuerzas (Hechos 20:32) y nos ayuda a llevar una vida piadosa (Gálatas 5:22,23). Y por último, necesitamos tener un gozo que proviene de Dios. Ese gozo es un fruto del Espíritu (Gálatas 5:22) y es una señal de que pertenecemos a Él.
Si tenemos todas esas cosas, el gozo del Señor será nuestra fortaleza. Podemos apoyarnos en Dios en momentos difíciles y Él nos dará el poder que necesitamos para superar lo que sea. ¡Alabemos a Dios por Su gracia asombrosa y por darnos todo lo que necesitamos! Gerald Forrest[4]
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La Biblia enseña que «El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio» (Gálatas 5:22–23).
Todos sabemos lo que es verse asediado por dificultades o sufrir reveses. Las vicisitudes económicas, las inclemencias del tiempo y hasta el tráfico de las horas pico pueden abatir nuestro ánimo. Pero no tiene por qué ser así. El Espíritu Santo puede darnos fuerzas para remontar nuestros problemas, por grandes que sean, y brindarnos felicidad y alegría a pesar de las circunstancias. Nehemías 8:10 nos dice que «La alegría del Señor es la fortaleza de ustedes».
Un secreto para vivir con el gozo del Señor es tomarnos el tiempo para llenarnos de Su Palabra, de modo que tengamos una reserva de la cual extraer fuerzas en momentos difíciles. «Estas cosas os he hablado —dijo Jesús a Sus discípulos—, para que Mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido» (Juan 15:11).
Por eso, si te sientes hundido o descorazonado, procura pasar más tiempo con Jesús, leyendo y estudiando Su Palabra. Dedica tiempo a poner todas tus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque Él cuida de ti. (1 Pedro 5:7). Otra cosa que ayuda mucho es hacer un repaso de todo lo bueno que el Señor te ha dado y ha hecho por ti.
James Hudson Taylor (1832-1905), británico, misionero en China, escribió lo siguiente sobre el gozo, que como cristianos es nuestra posesión única: «Es la conciencia de los tres aspectos del gozo del Señor. Su gozo al rescatarnos, Su gozo al morar en nosotros como nuestro Salvador y el Poder para dar fruto y Su gozo al poseernos, como Su Esposa y Su delicia; nuestra verdadera fuerza es la conciencia de esta alegría. Nuestro gozo en el Señor puede ser algo fluctuante: Su gozo en nosotros no cambia». Rafael Holding
Publicado en Áncora en agosto de 2023.
[1] International Standard Bible Encyclopaedia.
[2] https://www.crosswalk.com/faith/bible-study/ways-to-make-the-joy-of-the-lord-your-strength.html.
[3] https://www.biblestudytools.com/bible-study/topical-studies/what-does-the-joy-of-the-lord-is-my-strength-mean.html.
[4] https://gospelchops.com/the-joy-of-the-lord-is-my-strength.
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