El amor cubre multitud de pecados
Recopilación
Desde pequeñas ofensas hasta las mayores, es fácil sentirnos heridos cuando percibimos que alguien nos ha perjudicado. Ya sea que tengamos motivos para ofendernos o no, cuando nos ofendemos, nuestras relaciones pueden sufrir. Es como si desarrolláramos puntos ciegos en nuestras relaciones.
Por difícil que sea reconocerlo, a veces me ofendo fácilmente. Es fácil culpar a otros cuando nos sentimos heridos, pero la verdad es que tenemos control sobre nuestras emociones. Yo puedo elegir si me ofendo.
He aprendido a identificar honestamente si me ofendo fácilmente haciéndome las siguientes preguntas:
- ¿Te sientes herida con frecuencia?
- ¿Te han dicho algunos que sienten que tienen que tratarte con manos de seda?
- ¿Te molestas constantemente?
- ¿Esperas con frecuencia que alguien se disculpe?
- ¿Dices constantemente: «Me ofendes»?
Al igual que perdonar es una elección, no ofenderse con facilidad es también una elección.
Una vez tuve que tomar esa decisión en el trabajo. Estaba ilusionada con la llegada de una nueva empleada. Desafortunadamente, desde el primer día, ella hizo comentarios hacia mí que me hicieron sentirme... pues, ofendida.
Como resultado de sus acciones y mi respuesta, tuvimos frecuentes fricciones, haciendo que nuestro equipo fuera menos cohesionado de lo que podría haber sido. Un día, me enteré que esa mujer se había lastimado hacía poco. Tuve que tomar una decisión. ¿Estaba yo dispuesta a tratarla con gentileza a pesar de cómo me había tratado ella? La elección fue clara.
Entonces, un colega y yo hicimos el esfuerzo y nos encargamos de algunas cosas para ayudarla, y la relevamos durante su recuperación. Poco tiempo después, mi jefe me preguntó por qué había ayudado a esa mujer, a pesar de la forma en que me había tratado.
«Porque el amor cubre multitud de pecados», respondí. Esta respuesta proviene de 1 Pedro 4:8. La Biblia Ampliada (versión en inglés) explica que eso significa que el amor perdona y hace caso omiso de las ofensas de los demás.
Si bien tenía toda la razón para ofenderme, el Señor me hizo reflexionar y entender que tenía la oportunidad de ser amable. Así fue que la relación mejoró para que fuera más profesional. Actué con gentileza hacia ella, tratándola como me gustaría que me trataran. Me costó mucho dejar de lado las ofensas e integrar las palabras de 1 Pedro 4:8 en mi vida. ¡Y funcionó!
El amor de Jesús por medio de la cruz ha cubierto una multitud de nuestros pecados. Deja que ese exceso de Su gracia se desborde sobre aquellos que te ofenden. Laurel Shaler[1]
*
Primera de Pedro 4:8 (NVI) dice: «Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.» Proverbios 10:12 (NVI) dice: «El odio es motivo de disensiones, pero el amor cubre todas las faltas.» ¿De qué manera el amor cubre el pecado?
«Cubrir» el pecado es perdonarlo, y el perdón está asociado con el amor. El mejor ejemplo de un amor que cubre el pecado es el sacrificio de Jesús al morir por nosotros. La oración de Jesús desde la cruz: «Padre, perdónalos»[2], lo dice todo. La manera en que Jesús llevó sobre Sus hombros nuestras iniquidades fue un acto de amor innegable[3]. De hecho, Jesús hizo más que simplemente cubrir nuestro pecado; lo eliminó por completo[4].
En 1 Pedro 4:8, el apóstol habla de las relaciones interpersonales. Como creyentes, demostramos el amor de Dios al perdonar a los demás. Jesús dijo a Sus discípulos: «Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como Yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son Mis discípulos, si se aman los unos a los otros»[5]. En 1 Corintios 13:5 (NTV) dice que el amor «no lleva un registro de las ofensas recibidas». Cuando nos amamos, estamos dispuestos a perdonarnos. El amor cubre el pecado porque está dispuesto a perdonar.
El amor también cubre multitud de pecados en el sentido de que no chismorrea sobre el pecado. En lugar de compartir las ofensas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo con cualquiera que escuche, somos discretos y prudentes. […]
«El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta»[6].
Otra forma en que el amor cubre multitud de pecados es elegir no ofenderse por todo. No vale la pena confrontar algunos pecados contra nosotros. Los desaires personales, los comentarios sarcásticos o de indiferencia, y las molestias menores se pueden perdonar fácilmente por amor. Proverbios 19:11 (NVI) dice: «El buen juicio hace al hombre paciente; su gloria es pasar por alto la ofensa». Si somos pacientes, no envidiosos o egoístas, es mucho menos probable que nos ofendamos. Actuar con amor significa poner a los demás antes que a nosotros mismos. El amor puede cubrir multitud de pecados en el sentido de que, cuando actuamos movidos por el amor verdadero, somos propensos a pasar por alto las ofensas menores, tolerar las provocaciones y perdonar el pecado. Tomado de gotquestions.org[7]
*
Hace varios años, un ministro de los Estados Unidos fue a visitar una de las congregaciones de su denominación en África. Cuando llegó al púlpito para predicar, notó por el estilo de la ropa que los miembros de una de las tribus locales se sentaban en el frente de la sala, mientras que los de una tribu diferente parecían estar obligados a sentarse en la parte de atrás.
Sabiendo que había mucha rivalidad tribal en el país, el ministro descartó sus notas y comenzó a predicar sobre la unidad, que todos somos uno en Cristo y debemos amar a nuestros hermanos espirituales. Después del condenatorio sermón, el ministro visitante se sentó y el pastor local se inclinó hacia él y le dijo: «Nuestros miembros se sientan en diferentes secciones por amor y respeto mutuo. En nuestra cultura es nuestra forma de honrar a la tribu visitante, dándoles los mejores asientos en la iglesia.»
Si el predicador no hubiera sacado sus propias conclusiones, se habría evitado la humillación y haber ofendido a los miembros de la iglesia. Si bien podría no haber tenido la oportunidad de preguntar por qué se sentaban separados antes de su sermón, ciertamente podría haberlo hecho después.
¿Con cuánta frecuencia cometemos el mismo error en nuestras relaciones? ¿Cómo crees que se ve afectada tu relación cuando te permites sentirte molesto porque aparentemente un camarero ha sido grosero, un compañero de trabajo perezoso, un pastor insensible o un compañero indiferente?
Piensa en la siguiente situación.
Llamas a tu esposa a casa durante la hora del almuerzo para preguntarle qué está preparando para la cena. Ella responde: «No lo sé. Tengo prisa. Hablamos más tarde.» Y cuelga.
En lugar de «sacar conclusiones precipitadas», juguemos al «beneficio de la duda».
Podría ser que:
- Está planeando una cena sorpresa para ti y no quería que lo supieras. Se puso nerviosa por tu llamada, pensando que estabas enojado con ella.
- El pequeño Johnny está vomitando sobre la alfombra persa, el almuerzo se está quemando y alguien está tocando a la puerta.
- Tiene calambres terribles, un dolor de cabeza febril y la despertaste de una muy necesaria siesta.
- Está en la otra línea con un pariente que llama desde Sri Lanka a $3 por minuto.
Cuando llegas a casa, amorosamente le preguntas a tu encantadora esposa por qué te colgó tan rápido. Si su respuesta coincide con una de los posibles «beneficios de la duda», tú ganas. Si no coincide, todavía ganas porque no la juzgaste toda la tarde, debido al hecho de que ella había sido un poco cortante. Y lo mejor de todo, abres un diálogo de comunicación para que no vuelva a ocurrir un malentendido.
A mi esposa Athena y a mí nos gusta jugar este juego cuando estamos en la ciudad. Se nos ocurren algunas explicaciones excelentes de por qué el Toyota Landcruiser se nos cruzó en pleno tránsito, por qué el cajero prácticamente nos ignoró y por qué nuestros amigos no respondieron a nuestras llamadas. Y lo más importante, tratamos de hacer lo mismo cuando nos enfrentamos a posibles situaciones en las que «llegamos a una conclusión apresurada» en nuestra relación.
Claro, todavía caemos en nuestros hábitos condenatorios y críticos de vez en cuando. Pero tratamos de evitarlo.
Si con frecuencia te frustras, enojas o incluso te pones furioso con los demás, posiblemente sea porque no has considerado los beneficios de dudar... ¡de las intenciones de otro! Michael Webb
*
La familiaridad a menudo puede evitar que nos demos el beneficio de la duda los unos a los otros, pero es realmente un acto de amor poder mirar el corazón y asumir lo mejor, en lugar de mirar las acciones y asumir lo peor o sacar conclusiones precipitadas. ¡Así que inténtalo y no olvides que «el amor cubre multitud de pecados» incluso cuando se cometen errores! Jesús, hablando en profecía
Publicado en Áncora en marzo de 2020.
[1] https://proverbs31.org/read/devotions/full-post/2019/02/13/oh-no-she-didnt.
[2] Lucas 23:34.
[3] Romanos 5:8; 1 Juan 4:10.
[4] Hebreos 10:12–14.
[5] Juan 13:34–35 (NVI).
[6] 1 Corintios 13:4–7 (NVI).
[7] https://www.gotquestions.org/love-covers-multitude-sins.html.
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