Dominio propio y evitar la tentación, 1ª parte
Tomado de la serie Roadmap (hoja de ruta)
¿Han escuchado la expresión «no es oro todo lo que reluce»? No hay duda de que eso también se aplica a muchas tentaciones. A primera vista, algunas cosas se ven bien o atractivas, pero la situación inmediata puede ser engañosa. Por ejemplo, cuando el deseo de pasar un buen rato es acompañado de una actitud descuidada, de «todo vale», la combinación puede ser peligrosa y tener graves consecuencias.
El Diablo intenta de todas las formas posibles tendernos trampas a fin de que perdamos la perspectiva, tomemos decisiones precipitadas, perdamos el equilibro y que entonces seamos presa de excesos o arrebatos emocionales que pueden tener repercusiones negativas. Sin embargo, como sabemos por la Palabra de Dios y la Historia —y por nuestra experiencia—, es importante tener dominio propio y moderación, si vamos a llevar una vida feliz, equilibrada, centrada y productiva.
La Biblia nos aconseja que nuestra moderación sea conocida por todos los hombres. La templanza también es uno de los frutos del Espíritu enumerados en Gálatas. La templanza es sinónimo de dominio propio[1].
El dominio propio es la capacidad de dominarse, sobre todo en lo que se refiere a la forma de reaccionar y los impulsos. La templanza consiste en saber contenerse ante las tentaciones y deseos. Y tener moderación en todo. Peter Amsterdam
Los cristianos debemos evitar lo que pueda perjudicar nuestro testimonio y testificación y lo que nos impida cumplir la misión al empañar el ejemplo que damos y nuestra reputación. A veces no parecen muy importantes los pequeños excesos o la falta de moderación que no va de acuerdo con lo que dice la Biblia. Podemos pensar que es solo algo pequeño. Sin embargo, incluso los pequeños actos pueden tener repercusiones importantes. Así pues, es importante medir nuestros actos por el patrón de los valores cristianos que nos hemos comprometido a seguir. El objetivo es esforzarnos por hacer la voluntad del Señor al máximo de nuestra capacidad y tomar las decisiones correctas: vivir bien, y que nuestros actos y decisiones sean acordes con nuestros valores fundamentales.
Si los cristianos tenemos una relación activa con Dios, podemos contar con que Su Espíritu fielmente hablará a nuestra conciencia cuando tengamos la tentación de reaccionar de manera desproporcionada o excedernos en algo. Sin embargo, si constantemente resistimos la convicción del Espíritu Santo, en poco tiempo ya no escucharemos claramente la voz del Señor.
Cuanto más se hace caso omiso de la guía del Espíritu del Señor, más fácil es deslizarse hacia abajo por la senda resbaladiza de la desobediencia. De ahí la gravedad de no contenerse cuando sea necesario, incluso en cosas pequeñas.
En el mundo actual hay numerosas tentaciones pequeñas que, cuando no se resisten, llevan al pecado. Estos son unos ejemplos:
- No controlar emociones negativas hacia otras personas, arrebatos de ira, ataques de celos
- beber en exceso o emborracharse
- drogadicción
- pasar los límites de una conducta sexual adecuada
- chismorrear, mentir o engañar
- conducir bajo los efectos de las bebidas alcohólicas o las drogas
- pornografía
Esas son solo algunas de las tentaciones más evidentes.
Claro, en primer lugar, es mucho más fácil y seguro evitar problemas con esas tentaciones al evitar dar pasos en esa dirección. El Enemigo quiere causar estragos en nuestra vida. Así que lo mejor es tomárselo en serio y protegernos de la empinada pendiente hacia abajo a la que las malas decisiones nos pueden llevar. Alguien ha dicho que es mejor construir una cerca en lo más alto del precipicio que construir un hospital en el fondo. Esa cerca es el dominio de sí mismo. Y cada uno de nosotros decide lo fuerte o débil que es ese dominio propio por las decisiones que tomamos.
Podemos fortalecer nuestro dominio propio al:
- asumir más responsabilidad en nuestra vida.
- entender la dinámica de las decisiones: sus repercusiones y consecuencias; reparar en las consecuencias de nuestras decisiones.
- no solo vivir el momento o el día de hoy, sino pensar en el mañana y el futuro.
- ser leales a nuestras convicciones, y mantener fuerte nuestra vida espiritual y conexión con el Señor y Su Espíritu.
- buscar ayuda profesional o asesoramiento, en caso necesario.
Claro, nadie está por encima de la tentación. La Biblia dice: «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero […] Dios […] no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida»[2].
Una forma en que podemos aprovechar esa salida es al mantener una fuerte conexión con el Señor, lo que nos dará un saludable temor de salir del círculo de Su protección al desobedecer. Asimismo, como resultado de nuestra relación con el Señor, tendremos convicción personal a fin de comparar nuestros actos en conformidad con nuestros valores y la ética cristiana.
Cada uno de nosotros decide lo que hará o dejará de hacer y viviremos con las consecuencias de esas decisiones. Algunas personas son por naturaleza más imprudentes o proclives a arriesgarse. Si esos riesgos son dentro de los límites de lo razonable y tenemos autodominio como es debido y pedimos al Señor que nos guíe y nos dé sabiduría, entonces, nos mantendremos en un camino seguro y aprenderemos sobre la marcha. Incluso si cometemos errores por aquí y por allá, si andamos en el temor del Señor y oramos acerca de nuestras decisiones, podemos confiar en que sea lo que sea que el Señor permita o nos traiga en nuestra vida, de algún modo será para nuestro bien, ya sea en esta vida o en la próxima.
Estos son algunos principios generales de dominio propio que tienen que ver con llevar una vida equilibrada, segura y productiva, y que nos ayudará a tomar decisiones buenas y acertadas.
Desde el punto de vista espiritual:
- Estudia la Palabra de Dios para conocer el asesoramiento del Señor en diversos asuntos.
- Permanece cerca del Señor y procura obedecer lo que te dice en Su Palabra, por medio de la profecía y con Su suave voz apacible.
- Evita tomar decisiones impulsivas o precipitadas.
- Que tus decisiones estén basadas en los principios de Su Palabra.
- Pide al Señor que te hable de tus decisiones, tu nivel de exigencia y opciones de vida.
- Cuando te equivoques, reconócelo y pide al Señor —y a otras personas, en caso necesario— que te perdonen y que te ayuden a establecer medidas preventivas, y luego procura no permitir que suceda de nuevo.
- Procura tener un buen carácter. Luego, sé fiel a tus convicciones personales y ética. Eso está muy vinculado a la integridad, asumir responsabilidad y no permitir que otras personas te influyan negativamente.
Desde el punto de vista práctico, estos son algunos consejos:
- Elige tus amigos con acierto y sabiduría. Un indicio de que estás en buena compañía es si te agrada la persona que eres (en relación con el ejemplo que das de un cristiano) cuando estás con otra persona.
- Evita las situaciones en las que sabes que tendrás la tentación de pecar. Por ejemplo, si tienes tendencia a beber en exceso, evita ir de juerga con personas que beben mucho.
- Piensa en lo que haces. Reflexiona en las consecuencias. Pregúntate si tal vez más adelante te arrepentirás de una decisión o acto.
- Sé consciente de que cualquier persona puede llegar a tener adicciones. No creas que jamás te pasará a ti.
En cuanto a resistir las tentaciones, tal vez no sea tan fácil como podría suponerse, sin la ayuda del Señor. Un estudio de Kellogg School of Management y la Universidad de Ámsterdam concluyó que «las personas creen que poseen más autodominio del que tienen en realidad, lo que en última instancia lleva a tomar malas decisiones. […] Se descubrió que [las personas del estudio] calcularon mal el grado de tentación que en realidad podían resistir, lo que lleva a que sea mucho más probable permitir un comportamiento impulsivo o adictivo. […] La clave es simplemente evitar las situaciones en las que prosperen los vicios y otras debilidades y, lo más importante, mantener una actitud humilde con respecto a la propia fuerza de voluntad»[3].
Algunas personas podrían aducir que las tentaciones de la vida son demasiado difíciles de evitar. Reproducimos unas reflexiones sobre ese tema:
[En una oportunidad] alguien dijo que sus tentaciones en la vida eran demasiado grandes. Bueno, ¿demasiado grandes para quién? Claro que son demasiado grandes para nosotros, pero no para Dios, que quiere fortalecernos en nuestro momento de necesidad. Es solo con Su ayuda que cualquiera puede resistir la tentación, nunca se esperó que uno lo hiciera solo. ¡Por eso necesitas ponerte en contacto con Dios!, porque no puedes obtener la victoria por tu cuenta. Virginia Brandt Berg
La tentación es lo que sentimos cuando tenemos la oportunidad de hacer algo que interiormente sabemos que no deberíamos. Steve Maraboli
La tentación es el diablo mirando por el ojo de la cerradura. Ceder a la tentación es abrir la puerta y dejarlo entrar. Billy Sunday
Con demasiada frecuencia pensamos que ser tentados es hacer algo grande como robar, matar o cometer adulterio. Lo más frecuente, sin embargo, es que tengamos la tentación de ser impacientes, tacaños, celosos, codiciosos u otras cosas que consideramos que son pecados menores. Joyce Meyer
Cuando los cristianos se ven expuestos a la tentación deberían pedir a Dios que los sostenga, y cuando tengan la tentación no deberían desanimarse. No es pecado ser tentado; el pecado es caer en la tentación. D. L. Moody
Cada conquista de una tentación representa un nuevo caudal de energía moral. Cada prueba que se ha soportado y a la que se ha hecho frente con el espíritu correcto hace que el alma sea más noble y más fuerte que antes. William Butler Yeats
Es posible que la tentación incluso sea una bendición para alguien cuando le revela cuál es su debilidad y lo motiva a dirigirse al Salvador todopoderoso. Entonces, no te sorprendas, criatura de Dios, si tienes tentaciones en todos los pasos de tu camino terrenal, y casi más allá de lo que puedes aguantar. Sin embargo, no serás tentado más allá de lo que puedas soportar, y con cada tentación habrá una salida. F. B. Meyer
Roadmap fue una serie de videos de LFI creada para adultos jóvenes. Se publicó por primera vez en 2010. Texto adaptado y publicado de nuevo en Áncora en mayo de 2017.
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