Dios nunca te soltará
Recopilación
[God Will Never Let Go]
¿Has enfrentado un momento de decisión difícil en el que te costó mucho saber cuál era la mejor elección? Si eres un ser humano, estoy casi segura que tu respuesta debe ser decididamente afirmativa. Creo que a todos nos ha pasado en algún momento y sabemos por experiencia que nos invaden temores acerca de los riesgos y consecuencias que pueden resultar de una decisión errónea.
Me recuerda una época, años atrás, cuando apenas iniciaba mi trayectoria como misionera y voluntaria. Tuve que tomar una decisión importante sobre mudarme a otro lugar. Tenía poca experiencia tomando pasos de fe importantes como el que estaba considerando, y no estaba muy fuerte en la fe. Más bien, estaba preocupada y con miedo de apartarme de la voluntad de Dios. Me tomó días tomar la decisión. El Señor me respondió con una simple visión.
Visualicé a una niñita caminando de la mano de su Padre mientras Él caminaba. La niñita insistía atemorizada que el Padre no la soltara. «Por favor papá, por favor no me sueltes la mano». Insistía e insistía hasta que el Padre se detuvo, se arrodilló y la miró fijo a los ojos. Con voz firme y tierna le dijo que no la dejaría nunca.
Desde entonces he tenido que tomar muchas decisiones y he sentido temor de las consecuencias de mis decisiones, o sentí temor de cometer un error o descarriarme. No importa cuánto queramos tomar las decisiones correctas en la vida, a menudo reflexionaremos sobre los errores cometidos en ciertas ocasiones. Pero aun cuando cometemos errores, podemos consolarnos con la promesa de que Él nunca nos abandonará ni nos dejará (Hebreos 13:5).
Él no nos prometió que no permitiría que cometiéramos errores, pero prometió que nos acompañaría en todo momento. Solo necesitamos no soltarle la mano a Dios en el trayecto de la vida. En los senderos solitarios y escarpados de la montaña, Él es nuestro compañero. Cuando andamos por el desierto y nos da sed y sentimos la sequedad de la vida y nos preguntamos cuándo (o si alguna vez) encontraremos el oasis, Él está con nosotros a cada paso. Cuando nos dirigimos en medio de la multitudinaria confusión de la rutina diaria y no sabemos cómo encarar cientos de preguntas, cansancio o desánimo, Él está a nuestro lado y nos dice: «Aquí estoy. Háblame, cuéntamelo todo». Qué reconfortante saber que pase lo que pase, por difícil que sea una prueba, Él está a nuestro lado para ayudarnos.
A veces podemos encontrarnos en el territorio más peligroso cuando todo parece ir bien y vamos a nuestro ritmo. Cuando las cosas van bien, la tendencia puede ser que nos relajamos y no buscamos Su presencia con el mismo fervor. Cuando de pronto nos encontramos en una situación que pone nuestros principios e integridad a prueba, e inesperadamente se nos presenta un momento decisivo. Y supongamos que fallamos, estropeamos algo, como ocurrió a muchos de Sus seguidores en la travesía de la vida. ¿Alguna vez Dios nos abandona?
No, desde luego que no. Ni se le cruza por Su eternamente amorosa y compasiva cabeza.
¿Por qué, pues, nos preocupamos tanto?
Dios ha prometido que si lo reconocemos en todos nuestros caminos, Él enderezará nuestras sendas (Proverbios 3:6). Es Su promesa ¡y Él cumple Sus promesas! Sin importar las curvas que encontremos en nuestro camino, Él ha prometido estar con nosotros y que nunca nos dejará, que no nos abandonará. Janet Kluck[1]
Dios no te desamparará ni te dejará
Independientemente de los problemas que enfrentes, puedes contar con que Dios nunca te dejará, no te abandonará. ¡Nunca! Puedes tener esa certeza, porque Él lo ha prometido en Su Palabra.
Hebreos 13:5 (Nueva Biblia de las Américas) lo expresa de esta manera: «Él [Dios] mismo ha dicho: “Nunca te dejaré ni te desampararé”». Dios no nos soltará.
¿Verdad que es estupendo? Leámoslo de nuevo. Es Dios quien te habla. […]
Cuando murió mi esposo, la base de mi mundo temblaba. Entonces leí ese versículo de Hebreos una y otra vez hasta que quedó asentado en mi corazón. Llegó un momento en que sabía que eso era cierto en mí: Dios me sostenía con firmeza; nunca me dejaría ir, no me abandonaría.
¿Cómo llegué a estar tan segura? Al pensar en esta verdad. Al meditar en ella día y noche, como dice la Biblia. «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito» (Josué 1:8).
Me gustan los resultados que promete ese versículo. ¿Y a ti? Cuando meditas en la Palabra de Dios, harás que prospere tu camino y tendrás éxito. Y eso se debe a que decidiste leer la Palabra de Dios y meditar en ella. […]
¿Qué significa meditar? El diccionario de la lengua española (DLE) lo define así: «Pensar atenta y detenidamente sobre algo». Es esencial ejercer control sobre nuestros pensamientos y centrarnos en las promesas de Dios. Eso se hace al reflexionar y meditar en Su Palabra en vez de en nuestros problemas.
¡Puedes hacer eso! Empieza con Hebreos 13:5 (u otro pasaje de las Escrituras que elijas y que se aplique a tu situación). No te limites a leerlo una vez y pienses: «Eso sería agradable». En cambio, repítelo mentalmente una y otra vez. Léelo en voz alta. Imagínate que Dios te sostiene en Sus brazos fuertes. Escúchalo diciéndote el versículo y contándote lo que significa.
Pasa más tiempo pensando en lo que Dios ha dicho que en tus preguntas y los problemas que te rodean. Ese es el secreto de aprovechar la libertad y poder de Dios y dejar atrás el pasado. Y eres la única persona que puede hacer que eso suceda.
Planea dar a la Palabra de Dios, en vez de a tus problemas, más tiempo en tu cerebro. Karen Jensen[2]
Dios jamás dejará de amarte
Por muy dura que sea la vida, puedes apoyarte en una importante verdad: Dios no dejará de amarte. Habrá cosas que salgan bien. Otras saldrán mal. Pero siempre tendrás el amor de Dios. Puedes contar con ello. ¡Esa verdad debería ser una de las fuentes más importantes de alegría en tu vida!
La Biblia lo expresa de esta manera en Romanos 8:38-39: «Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor de Dios. Ningún poder en las alturas ni en las profundidades, de hecho, nada en toda la creación podrá jamás separarnos del amor de Dios, que está revelado en Cristo Jesús nuestro Señor».
Esas son buenas noticias. Al poner la mano en la mano de Dios, Él no nos suelta. Dios te sostiene con todas Sus fuerzas.
Cuando mis hijos eran pequeños, fuimos al Gran Cañón. Llegamos a la orilla y sostuve las manos de mis dos hijos menores, Josh y Matthew. Claro, ellos querían acercarse más a la orilla de lo que yo quería que llegaran. Se movían, retorciéndose para soltarse, pero no los solté. Yo era su padre y los amaba.
Habrá momentos en tu vida en los que querrás soltar la mano de Dios. Cuando lleguen tiempos difíciles, querrás renunciar a tu compromiso con Cristo. Pero Dios no te soltará; nunca lo hará. Una vez que has puesto tu mano en la Suya, es para siempre.
Si con tu trabajo pudieras ganar tu salvación, podrías perderla en el momento en que dejaras de trabajar por ella. Pero no te ganaste tu relación con Dios. Fue un regalo. Una vez que se ha dado, no se puede devolver.
Para el creyente, esa es una fuente inimaginable de gozo. Rick Warren[3]
Publicado en Áncora en marzo de 2023.
[1] Adaptado de Solo1cosa, textos cristianos para la formación del carácter de los jóvenes.
[2] https://karenjensen.org/media-menu/blog/412-god-will-never-let-you-go.
[3] https://pastorrick.com/devotional/english/full-post/god-will-never-let-you-go.
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