Del desierto a los manantiales refrescantes
Recopilación
El valle de Baca se menciona en la Biblia solo una vez, en el Salmo 84. Baca se traduce como «lágrimas» o «llanto» en la mayoría de las traducciones: «¡Qué alegría para los que reciben su fuerza del SEÑOR, los que se proponen caminar hasta Jerusalén! Cuando anden por el Valle del Llanto, se convertirá en un lugar de manantiales refrescantes; las lluvias de otoño lo cubrirán de bendiciones.»[1]
La palabra hebrea baca está relacionada con bakah, que significa«llorar». Baca se refiere a un tipo de árbol «llorón»; es decir, uno que gotea resina o lágrimas parecidas a la goma de mascar, como un bálsamo, una morera o un álamo temblón. [...]
El salmista usa el valle de Baca simbólicamente para ilustrar un camino difícil y doloroso en la vida. El nombre del valle indica una región seca y árida, ya que ahí es donde normalmente crecen este tipo de árboles llorones. Cuando la gente viajaba a Jerusalén para adorar, pasaban por ese lugar cansado y «llorón», pero su viaje al final valía la pena:
«Dichoso el que tiene en ti su fortaleza,
que solo piensa en recorrer Tus sendas.
Cuando pasa por el valle de las Lágrimas
lo convierte en región de manantiales;
también las lluvias tempranas
cubren de bendiciones el valle.
Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas,
y en Sión se presentan ante el Dios de dioses.»[2]
De la misma manera, quienes experimentan dolor en esta vida —¿quién no?— adquieren fuerza a través de su fe en Dios. Con el Señor en el lugar que le corresponde, es posible descubrir que el valle de Baca se convierte en un lugar muy diferente. El viaje de un cristiano fiel en tiempos difíciles es una expedición en la que paso a paso «cobran más fuerzas».
En el Salmo 84, el valle de Baca ayuda a ilustrar el privilegio y el anhelo de todos aquellos que siguen el camino del Señor en peregrinaje a Sión. Esos seguidores tienen un intenso anhelo de adorar al Señor: «¡Cuán hermosas son Tus moradas, Señor Todopoderoso! Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida»[3]. Inician el camino de la peregrinación fortalecidos por el propio Dios y luego solo piensan en recorrer Sus sendas[4]. Se vuelven espiritualmente más fuertes a medida que continúan enfrentando la adversidad con una fe inquebrantable[5]. A medida que estos peregrinos encuentran su fuerza en Dios, pueden perseverar a través de la calamidad, el dolor y las pruebas severas. Y al final, encuentran la gracia. Su valle de Baca se convierte en manantiales de bendición y manantiales refrescantes. Tomado de GotQuestions.com[6]
*
En algún momento, todos pasamos por el valle del llanto y duelo. David lo describió como el «valle de lágrimas», un valle de llanto y lamentaciones[7].
Lo principal es que pasamos por ese valle; y al hacerlo podemos, como dice en la Biblia, cambiarlo en fuente. Se puede convertir en un lugar donde hay un manantial o fuente refrescante.
En los dos versículos anteriores, David dice que quien alaba a Dios encuentra fuerzas en Él, que si en su corazón están los caminos de Dios, al pasar por ese valle de lágrimas, lo convierte en fuente[8]. Tenemos la tendencia a equiparar la alabanza a Dios con algo que hacemos cuando nos sentimos bien, felices y contentos. Sin embargo, algo que los hombres de fe tienen en común es que no dejaron de alabar a Dios en medio de su sufrimiento, cuando pasaron por su valle de lágrimas. No cantaban canciones de alabanza. Estaban desesperados.
En algunos casos, el desánimo o sufrimiento que soportaron fue tan intenso que todo lo que podían hacer era clamar a Dios por Su misericordia. No obstante, incluso eso fue alabanza, porque reconocían la soberanía de Dios y tenían fe en Su misericordia y poder para librar.
En el texto original, el versículo 6 nos cuenta un bello secreto. Según la concordancia Strong, la frase que se tradujo como «la lluvia llena los estanques» en el hebreo original también se puede traducir como «el Maestro (refiriéndose a Dios, el gran Maestro) cubre de bendiciones». ¡Qué bella interpretación! Y muy adecuada.
Así pues, cuando pasamos por ese valle de lágrimas, sufrimiento y penurias, y no dejamos de alabar al Señor, logramos pasar por ese valle desolado, de sufrimiento, y llegamos a un manantial refrescante donde nuestro Maestro nos cubre de bendiciones.
El agua que se convierte en fuente refrescante puede hacer que la travesía de nuestra vida —que de otro modo sería sombría y triste— se convierta en gozo; que nuestro lamento se convierta en baile, y darnos consuelo y belleza[9]. Y más adelante, cuando ya hayamos pasado por el valle, podemos mirar en retrospectiva con gratitud, dándonos cuenta de que esas cosas nos han enriquecido la vida y la han mejorado. Nuestro gran Maestro nos habrá envuelto en bendiciones valiosísimas de crecimiento espiritual; y nos habrá dado un entendimiento más profundo de Él y un corazón que se parezca más y más al Suyo. María Fontaine
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El valle de Baca es un lugar de sufrimiento, de pesar, de penalidades. Es un sitio árido y polvoriento, como un desierto. El Salmo 84 nos dice que, cuando hemos pasado por un lugar como Baca, tenemos la ocasión de tornar la dificultad o decepción, el pesar o sufrimiento —sea cual sea— en bendición.
Conozco a alguien que enfermó gravemente. Este hombre ha sido amigo nuestro durante muchos, muchos años. Una vez viajó con nosotros en una misión que teníamos para el Señor y ahora está sufriendo una grave enfermedad. Pero nunca menciona su dolor y ha convertido su valle de Baca en una gran bendición; lo ha transformado en manantial.
De esa manera, puedes salir airoso de cualquier situación, aun de una que ofrezca tan pocas esperanzas como el valle de Baca. Puedes transformar tu desierto en un sitio hermoso. También puedes cavar en tu corazón para descubrir qué fue lo que provocó esta prueba que llegó a tu vida, y ver si Dios quiere decirte algo al respecto. Cava bien hondo. Cava un pozo y luego escarba en la Palabra de Dios hasta que te revele Su preciada verdad en Sus maravillosas promesas.
Alguien dijo que un pozo no se ve muy atractivo junto a un arroyo. Una vez me senté junto a un arroyo de montaña, y no logro concebir un pozo que pudiera ser igual de refrescante que aquel riachuelo cristalino y cantarín. Pero si cavas un pozo en un desierto árido y polvoriento, sin duda que el agua del mismo te va a saber muy bien.
Si eres capaz de afirmarte en las promesas de Dios y confiar en Su bondad en tiempos de pesar y angustia, los demás verán tu fe, y será para ti —y también para ellos— como un pozo en medio de un terreno yermo, estéril y duro. Es precisamente en esos casos en que la fe resplandece más que nunca: cuando nos lleva a sobreponernos a las dificultades.
Una mujer que me llamó hoy estaba muy apesadumbrada, pero solo piensa en sí misma y en su pesar. No está poniendo sus ojos en el Señor. Recuerda que Agar levantó los ojos y entonces fue cuando Dios le mostró el agua, y vio un pozo de agua y se refrescaron ella y su hijo[10].
Algunas personas se acostumbran a sus pesares. Es como si disfrutaran de su desdicha o martirio. Se quedan en el valle de lágrimas. No tenemos por qué quedarnos en ese valle de desolación ni limitarnos a soportar nuestras tribulaciones. Soportarlas no es lo mismo que vencerlas. Más bien debemos alabar a Dios y cantar victoria antes de verla siquiera. Debiéramos afirmarnos en la Palabra de Dios y poner a prueba Sus promesas. Así cambiaremos en victoria las aparentes derrotas. Y cuando nos sobreponemos así, hallamos manantiales de aguas vivificantes que Dios nos brinda. La Palabra de Dios dice: «La lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder.»
Padre, te pedimos que ayudes a quienes atraviesan momentos difíciles, para que la derrota se convierta en victoria, al no concentrarse solo en sí mismos y sus circunstancias, sino en el autor y consumador de nuestra fe, el Señor Jesucristo. Te lo pedimos en Su nombre, amén[11]. Virginia Brandt Berg
Publicado en Áncora en agosto de 2021.
[1] Salmo 84:5–6 (NTV).
[2] Salmo 84:5–7 (NVI).
[3] Salmo 84:1–2.
[4] Salmo 84:5.
[5] Salmo 84:7.
[6] https://www.gotquestions.org/Valley-of-Baca.html.
[7] Salmo 84:6.
[8] Salmo 84:4–5.
[9] Salmo 30:11.
[10] Génesis 21:18–19.
[11] Hebreos 12:2.
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