¿De verdad la oración marca la diferencia?
Recopilación
[Does Prayer Really Make a Difference?]
«Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido» (1 Juan 5:15).
¿Te preguntas a veces si la oración de verdad produce resultados?
Tal vez has estado pidiendo que se concrete un avance significativo… y te dio la sensación de escuchar los susurros de Satanás diciendo: «Es una pérdida de tiempo. ¡Olvídate! ¿Quién te crees que eres? ¿Qué estás haciendo? Dios no te escucha. No pierdas el tiempo.»
No solo te sucede a ti. Todos [los cristianos] dudan.
Pero la verdad es esta: la oración da resultado porque Dios está al control. El fundamento de todos los milagros es la soberanía de Dios. Él está al control. Puedes confiar en Su sabiduría y Su bondad.
Efesios 3:20 dice: «Dios... puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante Su gran poder, que actúa en nosotros».
La oración puede hacer todo lo que Dios puede hacer. Sus recursos están a tu disposición. El Nuevo Testamento exhorta veinte veces a los seguidores de Dios a que «pidan». Puede que no puedas cambiar una situación, pero puedes hacer una oración —pedir— y Dios puede cambiarla. Lo que tú no puedes controlar Dios sí lo puede controlar.
Puede que te preguntes: «Si puedo orar y pedirle a Dios que cambie las cosas, y si Dios realmente tiene el control de todo, ¿por qué no recibo todo lo que pido en oración?» Buena pregunta. Voy a mencionar tres razones:
Dios no es un genio. No puedes pretender hacer una oración y obtener lo que quieras. Si todas nuestras oraciones fueran respondidas, seríamos unos mocosos consentidos. Los padres no les dan a sus hijos todo lo que piden. No les haría bien. Tampoco te haría bien a ti si Dios te diera todo lo que pides.
A veces lo que piden los cristianos crea un conflicto. Si dos cristianos están orando en el Super Bowl por diferentes equipos, ¿a quién le va a responder Dios? Obviamente, Dios no puede responder todas las oraciones al mismo tiempo.
Pero creo que la verdadera razón es esta:
Dios sabe qué es lo mejor, y tú no. Si crees saber qué es lo mejor, tienes una actitud muy presuntuosa. La Biblia nos dice: «Esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye» (1 Juan 5:14). Mira de nuevo la frase «conforme a Su voluntad».
La disposición de tu oración debe ser: «Señor, esta es mi oración, pero que se haga Tu voluntad». Eso imploró Jesús en Lucas 22:42: «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo; pero no se cumpla Mi voluntad, sino la Tuya».
Ora para que la voluntad de Dios se cumpla en tu vida hoy, y confía en que te responderá con Su poder, soberanía, sabiduría y bondad. Rick Warren1
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¿De verdad mis oraciones cambian algo?
La intercesión (una palabra elegante que quiere decir orar por otros) es poderosa. Tal es su poder, de hecho, que creo que el enemigo intenta que no usemos el poder de la oración en nuestra vida diaria convenciéndonos de que nuestras oraciones en realidad no cambian nada. Cuando no podemos comprobar el poder de nuestras oraciones, es posible sentir la tentación de creer esa mentira. Pero tus oraciones marcan la diferencia. Por eso, no dejes de orar.
Tus oraciones tienen poder debido a lo que Jesús logró por ti en la cruz. En Santiago 5:16 leemos: «La oración del justo es poderosa y eficaz». En otras traducciones dice que la oración de una persona «buena» o que «está bien con Dios» es poderosa. Como persona de fe, tu creencia y compromiso de seguir a Jesús es lo que te hace una persona justa. Eso puede darte la confianza de que tus oraciones tienen un gran impacto. Tus oraciones son poderosas porque Jesús murió y resucitó, por lo tanto, a esas oraciones las respalda el poder de la resurrección de Jesús.
La oración requiere perseverancia y es una herramienta para la guerra espiritual. «Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alertas y perseveren en oración por todos los creyentes» (Efesios 6:18).
En esta carta a la iglesia, leemos que «la oración es esencial». No solo es una herramienta fundamental que debemos utilizar en la batalla espiritual en la que todavía estamos, esta instrucción también describe que estamos destinados a orar por los demás. Somos motivados a orar continuamente, pedir por los demás y mantener los ojos abiertos, o estar atentos a lo que está sucediendo en el mundo. Nuestra vida de oración debería ser una respuesta directa a lo que vemos y sentimos que sucede a nuestro alrededor, y requiere persistencia y atención.
Tus oraciones son testimonio para otros y demuestran el poder de Dios a quienes quizás aún no lo conocen. «Entonces el rey, dirigiéndose al profeta, dijo: "Te ruego que ores por mí al Señor tu Dios, para que mi mano se cure». El profeta rogó al Señor, y la mano del rey quedó sana, como antes» (1 Reyes 13:6).
Me encanta que este pasaje incluya el diálogo en el que escuchamos al rey decir reza a tu Dios. No creía en ese Dios, pero el rey estaba dispuesto a pedir la sanidad y el poder de ese Dios. […] Creo que nuestras oraciones deberían crear un impacto para el reino de Dios cuando son respondidas. La oración nos da la oportunidad de dar testimonio a los demás. Orar por personas que aún no conocen a Dios le da a Dios la oportunidad de manifestarse y demostrarles a esas personas Su poder. Tus oraciones hacen una gran diferencia, de manera que vivir un estilo de vida de oración podría hacer que alguien más conociera a Dios por primera vez.
La oración en conjunto mueve el cielo y trae soluciones espirituales a problemas físicos. «Pero mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él. La misma noche en que Herodes estaba a punto de sacar a Pedro para someterlo a juicio, este dormía entre dos soldados sujeto con dos cadenas. Unos guardias vigilaban la entrada de la cárcel. De repente apareció un ángel del Señor y una luz resplandeció en la celda. Despertó a Pedro con unas palmadas en el costado y le dijo: “¡Date prisa, levántate!” Las cadenas cayeron de las manos de Pedro» (Hechos 12:5–7).
Las oraciones conmueven los cielos. Cuando la iglesia se unió en oración para pedir por Pedro mientras estaba en prisión, el cielo se movió. Descendió un ángel adonde estaba Pedro y cambió drásticamente la situación en la que estaba. Cuando oras, estás invitando soluciones espirituales a que cambien las circunstancias de los problemas físicos y naturales en el mundo. […] ¿Cómo estás intercediendo en oración por tu comunidad o por el mundo de hoy? Molly Wilcox2
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Hace algunos años, una niña estaba muy enferma y no se esperaba que se recuperara. Debido a su amor por Jesús, le preocupaba no haber podido hacer más por Él en su corta vida. Su pastor sugirió que hiciera una lista de personas de su pequeño pueblo que necesitaban a Cristo y orara para que pusieran su fe en Él. Siguiendo el consejo del pastor, hizo una lista y oró a menudo por cada persona.
Un tiempo después, Dios comenzó a incitar un avivamiento en el pueblo. La niña escuchó sobre las personas que venían a Cristo y rogó aún más. Al escuchar los recuentos, marcó los nombres de los que habían sido guiados al Señor.
Después de que la niña murió, se encontró una lista de oración con los nombres de 56 personas debajo de su almohada. Todos habían puesto su fe en Cristo; la última persona lo hizo la noche antes de su muerte.
Demuestra el poder de la oración firme, específica y ferviente. ¿Tienes una lista de oración? Henry G. Bosch3
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En una región del África, los primeros conversos al cristianismo eran muy resueltos en sus oraciones. De hecho, los creyentes tenían cada uno su propio lugar especial fuera del pueblo donde iban a orar a solas. Los aldeanos llegaban a esas «salas de oración» utilizando sus propios senderos privados a través del matorral. Cuando la hierba comenzaba a crecer sobre uno de esos senderos, era evidente que la persona a la que pertenecía ese sendero no estaba rezando mucho.
Como esos nuevos cristianos se preocupaban mucho por el bienestar espiritual de los demás, surgió una costumbre única. Cada vez que alguien notaba un «sendero de oración» en el que había crecido la hierba, iba a la persona y le advertía con cariño: «Amigo, hay hierba en tu camino». Henry G. Bosch
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Cuando presentamos a Dios nuestras oraciones dirigidas y fervientes, sabemos que Él comienza a trabajar por nosotros y eso causa o seguirá causando cambios y progreso. Los frutos y resultados de las oraciones que hicimos en el pasado y las oraciones que haremos se harán evidentes en los meses y años venideros. Podemos tener la certeza de que darán resultado.
Nuestras oraciones pueden lograr cosas que nosotros somos incapaces de hacer, cosas que solo el Dios Todopoderoso, el Creador del universo, el gran Yo Soy, tiene el poder de lograr, según Su voluntad. Nunca demos por sentado el poder de la oración. Cuando no lo apreciamos, no lo usamos; y entonces no vemos los resultados que buscamos y necesitamos. La única ocasión en que la oración falla es cuando no oramos. No lo permitamos. Valoremos y usemos nuestro tesoro que contiene Sus promesas sobre el poder de la oración eficaz y ferviente. Peter Amsterdam
Publicado en Áncora en octubre de 2025.
1 Rick Warren, Your Prayers Have an Impact, PastorRick.com, 7 de noviembre de 2020, https://pastorrick.com/your-prayers-have-an-impact-2
2 Molly Wilcox, Do my prayers really make a difference? MrsMollyWilcox, https://www.mrsmollywilcox.com/post/do-my-prayers-really-make-a-difference
3 Henry G. Bosch, Our Daily Bread, marzo–mayo de 1996, p. para el 3 de abril, en Galaxie Software, 10.000 ilustraciones de sermones (Biblical Studies Press, 2002), https://www.logos.com/grow/sermon-illustrations-on-prayer
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