Cuando amar a alguien no es fácil
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«Dejemos de decir que amamos a la gente; amemos de verdad, y demostrémoslo mediante nuestras acciones». 1 Juan 3:18[1]
El amor es una elección
La Biblia dice en 1 Corintios 14:1: «Ve tras una vida de amor como si tu vida dependiera de ello, porque así es»[2]. Si «persigues» algo, significa que eliges hacerlo. El amor es una elección. Elegimos amar o no amar. [...]
Al actuar con amor cuando no sientes ganas de hacerlo manifiestas un nivel más alto de amor que cuando lo haces con ganas. Una cosa es amar cuando todo es color de rosa, pero la verdadera prueba del amor se presenta cuando la situación se ve negra, cuando las cosas no van bien en tu vida. Cuando optas por amar a pesar de cómo te sientes y le das a la otra persona lo que necesita, no lo que se merece. Eliges amar a los demás como Dios nos ama. Rick Warren[3]
Cuando no lo «sientes»
En cualquier relación, habrá momentos aterradores en los que sentirás que el amor se desvanece. [...] ¿Qué debes hacer en esos momentos? Actúas con amor, a pesar de que no lo sientes. Puede que no te emanen sentimientos de ternura, comprensión y deseos de agradar, pero en tus acciones DEBES ser tierno, comprensivo, clemente y servicial. Y si actúas de ese modo, a medida que pasa el tiempo no solo superarás los períodos áridos, sino que estos serán menos frecuentes y profundos, y tus sentimientos brotarán con más regularidad. Es lo que puede suceder si decides amar. Tim Keller
Enfatiza lo positivo
Lo peor que se puede hacer es criticar al otro por cualquier equivocación que haya cometido y estar siempre despreciándolo, regañándolo, encontrándole defectos, humillándolo y mandoneándolo. Lo peligroso es estar siempre pensando en los defectos. El Señor dice que nos apartemos del mal y hagamos el bien[4]. Procuren recordar continuamente las buenas cualidades de las personas, lo bueno, y no pensar en lo malo. La Biblia dice: «Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay alguna virtud, si algo digno de alabanza, en esto pensad»[5]. David Brandt Berg
Perdona a otros 70 veces 7
En el Salmo 103, David escribe: «El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor. No sostiene para siempre su querella ni guarda rencor eternamente. No nos trata conforme a nuestros pecados ni nos paga según nuestras maldades. Tan grande es Su amor por los que le temen como alto es el cielo sobre la tierra. Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente.»[6]
Una joven le preguntó a una anciana que celebraba 50 años de matrimonio cuál era el secreto de tan duradera unión. La señora le respondió que recién casada decidió hacer una lista de diez errores que siempre le perdonaría a su esposo. La joven, intrigada, le preguntó si podía ver esa lista. «Verá usted, en realidad nunca llegué a escribirla, pero cada vez que mi esposo hacía algo que me sacaba de quicio, respiraba profundamente y me decía para mis adentros: ¡Qué suerte tiene, esa era una de las diez cosas que le personaría!»
Creo que eso es lo que quiso decir Jesús cuando dijo que debemos perdonar a los demás «setenta veces siete»[7]. El verdadero perdón no lleva la cuenta. Nina Kole
¿Por qué amar a los demás es a menudo tan difícil?
A veces amar a los demás puede ser extremadamente difícil. Una frase común para referirse a personas que constantemente nos cuesta amar es gente para la que hace falta «gracia adicional». Pero incluso las personas que normalmente nos gustan a veces pueden ser difíciles de amar. La razón principal por la que nos resulta difícil amar a los demás es el pecado, tanto el nuestro como el de aquellos a quienes procuramos amar. Los seres humanos somos criaturas caídas. Apartados de Dios y de Su poder, somos egoístas, y amarnos a nosotros mismos es mucho más natural que amar a los demás. Pero el amor no es egoísta; desea el bien de los demás[8]. Luchar contra nuestro egoísmo y nuestras tendencias pecaminosas, y lidiar con el egoísmo y las tendencias pecaminosas de los demás puede hacer que el amor se convierta en una ardua tarea.
Otra razón por la que se nos puede dificultar amar a los demás es que a veces no entendemos qué es el verdadero amor. Solemos pensar que el amor se manifiesta principalmente mediante una respuesta emocional. El problema es que no siempre podemos controlar nuestras emociones. Desde luego podemos controlar lo que hacemos a causa de las emociones, pero con demasiada frecuencia las emociones ocurren involuntariamente. Pero el tipo de amor que Dios nos pide que manifestemos a los demás es el mismo tipo de amor que nos demuestra Él a nosotros. Es amor ágape, cuya esencia es el sacrificio. El amor de Dios por nosotros es un amor sacrificado, el amor que lo envió a la cruz por nuestros pecados. Él no nos salvó porque le fue fácil amarnos; nos salvó porque Su amor lo condujo a sacrificarse por nosotros. ¿Amamos a los demás lo suficiente como para sacrificarnos por ellos, incluso cuando no son fáciles de amar? Amar a los demás es un acto de voluntad, no de emociones.
Dios murió por nosotros en nuestro peor momento, en medio de nuestro pecado, cuando no éramos dignos de ser amados[9]. Cuando hacemos sacrificios para amar a alguien, obtenemos un vistazo de la profundidad del amor de Dios por nosotros, y también lo manifestamos al mundo. Jesús les dijo a Sus discípulos: «Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como Yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son Mis discípulos, si se aman los unos a los otros.»[10] Noten que Él no dijo: «Sientan amor unos por otros». Él dijo: «Ámense los unos a los otros». Él ordenó una acción, no un sentimiento.
La dificultad de amar a los demás se suscita en parte porque a menudo tratamos de hacerlo por nuestra cuenta, al fomentar sentimientos de amor que no tenemos. Esto puede llevar a la hipocresía y a «actuar» como una persona amorosa, cuando nuestro corazón está realmente frío hacia él o ella. Debemos entender que separados de Dios no podemos amar. Cuando permanecemos en Jesús[11] y el Espíritu Santo permanece en nosotros podemos manifestar el fruto del amor[12]. Se nos dice que Dios es amor y que el amor que tenemos los unos por los otros es activado por Dios, se trata de una respuesta a Su amor en nosotros[13]. Puede ser difícil confiar en Dios y entregarnos a Él, pero Él también permite esta dificultad para que Su gloria sea más evidente. Cuando amamos a las personas difíciles o elegimos amar aun cuando no tenemos ganas, demostramos nuestra dependencia de Dios y permitimos que Su poder se manifieste en nosotros y a través de nosotros.
Amar a los demás es difícil porque son humanos y nosotros también. Pero esta dificultad nos permite apreciar mejor la calidad del amor de Dios por nosotros. Y cuando amamos a los demás cuando no es fácil amarlos, el Espíritu de Dios se manifiesta, Él es glorificado, otros son cimentados, y el mundo ve a Cristo en nosotros. Tomado de qotquestions.org[14]
Publicado en Áncora en abril de 2018. Leído por Carlos Ortiz.
[1] NVI.
[2] The Message.
[3] http://pastorrick.com/devotional/english/full-post/understanding-god-s-definition-of-love.
[4] 1 Pedro 3:11 (NVI).
[5] Filipenses 4:8 (RV 1960).
[6] Salmo 103:8-12 (NVI).
[7] V. Mateo 18:21-22.
[8] 1 Corintios 13:5; Filipenses 2:3.
[9] Romanos 5:8; Juan 15:13.
[10] Juan 13:34-35.
[11] Juan 15.
[12] Gálatas 5:22-23.
[13] 1 Juan 4:7-12.
[14] https://www.gotquestions.org/loving-others.html.
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