Compartamos la consolación
Steve Hearts
Creo firmemente que Dios, por Su amor y bondad, no es quien causa o fomenta el dolor y el sufrimiento que tanto prevalecen en el mundo. Pero la pregunta común es por qué no lo detiene o lo evita. No estoy seguro. Pero hay algo de lo que sí estoy totalmente convencido, que es evidente en todas las Escrituras y que he comprobado muchas veces en mi propia vida. Dios se encarga de que cualquier dolor o pesar que no impide que les sobrevenga a Sus hijos, resulte en algo bueno[1].
Tengo un amigo que es doctor. Me lo presentó su hermana, quien me pidió que orara por él, ya que le iban a extirpar un tumor cerebral. La operación fue un éxito y su recuperación fue rápida. Cuando lo visité en su oficina después, me dijo: «Me he convertido en un médico muy diferente ahora que he vivido esta experiencia como paciente».
La compasión es sin duda una gran virtud. Y algunas de las personas más compasivas son las que han experimentado de manera directa dolor, sufrimiento y dificultades.
Una temporada navideña cuando era adolescente, salí a cantar villancicos con mi madre, mi padre y mi hermano. Así fue que conocimos a una mujer joven que hacía poco había tenido un bebé que nació muerto y se sentía desconsolada por dicha tragedia. Mi madre, que había experimentado lo mismo antes de que yo naciera, aprovechó la oportunidad para ofrecerle apoyo espiritual y consuelo a aquella mujer, que escuchó atentamente cada una de sus palabras.
Mientras escuchaba la conversación, sentí el deseo de ayudar a personas como aquella joven de la misma manera que lo hacía mi madre. Cuando más tarde ese mismo día le comenté eso a mi madre, ella me dijo: «Para poder entender a las personas de verdad, tienes que haber pasado por lo que están pasando, y eso no es fácil».
Sabía que tenía razón. Al no haber experimentado una pérdida personal, no podía entender plenamente a nadie que estuviera en esa situación. Así fue hasta varios años después, cuando mi madre falleció de cáncer. El Señor estuvo a mi lado a cada paso del proceso de duelo. Hubo muchos momentos en los que lo único que lograba hacer era levantarme por la mañana y poner un pie delante del otro, y en todo momento, Jesús fielmente me consoló, me sostuvo y me enseñó. Y desde entonces, el Señor se ha valido de mí como Su instrumento para consolar, alentar y aconsejar a bastantes personas afligidas.
Por ejemplo, hace un par de años, la madre de mi cuñada falleció repentinamente. El Señor me inspiró a escribir una canción llamada The Finish Line (La línea de meta), para que sintiera ánimo al saber que su madre había alcanzado gloriosamente la línea de meta de la carrera de la vida, y todos la veríamos allí algún día. La canción cumplió su propósito, y también alentó a muchos otros a quienes se la he cantado desde entonces. En 2016 grabé una entrevista en el programa de radioNighlight[2] y toqué la canción en vivo en el programa. Se puede escuchar aquí.
No disfruto del dolor, de una pérdida o de ningún tipo de sufrimiento. Pero he aprendido por qué es tan importante para mí apoyarme con fuerza en Jesús, quien, como dice Pablo en 2 Corintios 1:4, «nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren»[3]. Cuando voluntariamente acepto y recibo la paz, el consuelo y la consolación que Jesús siempre está dispuesto a dar, sin importar lo que esté pasando, me preparo para ser Su instrumento y brindar esas mismas cosas a los demás. La alegría y satisfacción que siento como resultado son inconmensurables, lo cual hace que todo lo que he vivido valga la pena.
Incluso Jesús, el unigénito Hijo de Dios, era, como dice Isaías, «un varón de dolores, experimentado en quebrantos»[4]. Por eso, Él puede sanarnos y consolarnos hoy y para siempre, como nadie más puede hacerlo.
[1] 1. V. Romanos 8:28.
[2] Presentado por el locutor británico Christopher Glyn (también conocido como «Simon» por sus oyentes). Nightlight es un programa de radio cristiano sin denominación que puede descargarse y reproducirse gratuitamente en cualquier estación de radio en cualquier lugar y en cualquier momento, con invitados, música e inspiración para que todos disfruten.
[3] NVI.
[4] V. Isaías 53:3.
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