Cómo se encuentra y define la belleza
Recopilación
¿Es cierto que la belleza está en los ojos del que mira? Diría que sí y no. La belleza es el resultado de elementos subjetivos y objetivos, tanto en el gusto personal como colectivo. Por eso genera tanta confusión y puntos de vista. La capacidad de percibir belleza incluye sentido del gusto, el cual se puede cultivar y formar o distorsionar y ensombrecer. […] En un mundo alejado de la gracia divina, podemos perder nuestro gusto por la belleza mediante la falta de atención, el aislamiento y el sufrimiento. Incluso se puede desarrollar el gusto por lo que es francamente feo.
En última instancia, la belleza reposa en la naturaleza de Dios, la personificación de la belleza por excelencia[1], y en Su creación, que refleja Sus hermosas intenciones y Su arte sin igual[2]. El orden creado es magníficamente diverso en su belleza y admite una amplia variedad de preferencias y gustos legítimos por los discordantes aspectos de su hermosura[3].
Existen profundos lazos entre la bondad, la verdad y la belleza (podría decirse que la bondad es una clase de belleza moral)[4]. El significado completo de la palabra hebrea Shalom evoca la enriquecida imagen bíblica: más que meramente paz, Shalom es la unión y el crecimiento de la verdad, la bondad y la belleza en una vida floreciente y plena.
Sin embargo, la ruptura de Shalom como resultado de la Caída del hombre ha permitido el ingreso de la fealdad a este mundo. La maldad no es solo falsedad y perversión, sino fealdad (como la pornografía, una fea distorsión del hermoso concepto de la sexualidad creada por Dios). Por lo tanto, nuestra percepción de la belleza a menudo se ve distorsionada y hasta se vuelve perniciosa cuando adoramos la belleza en vez de a Dios[5].
Cada uno de nosotros anhela belleza en su vida, relaciones personales, trabajo y adoración. Hemos sido creados para ello y lo anhelamos. Nuestra sed de belleza es una expresión de nuestro deseo humano de alcanzar Shalom. De alcanzar a Dios[6]. […]
La belleza de este mundo refleja la naturaleza del Artista Divino que lo creó. Y el anhelo humano por la belleza —por Shalom— no se satisface en un mundo alejado de Dios. Es una pista que indica que hemos sido creados para más que esta experiencia humana[7]. David A. Horner
Una perspectiva cristiana de la belleza
Los cielos declaran la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de Sus manos[8]. La creación expresa un Dios que ama la belleza en color, en despliegue y en orden.
En primer lugar, vemos la belleza en el color de la creación. La explosión de color rosa y naranja de los atardeceres, el florecer de la naturaleza y el plumaje de las aves tropicales revelan el amor de Dios por el color. Él pudo haber creado un mundo en blanco y negro o no habernos dado la capacidad de detectar los colores. Las ráfagas de color en el mundo son obra de la gracia divina.
En segundo lugar, también encontramos belleza en el despliegue de la creación. Consideremos el majestuoso vuelo de las águilas. Dejémonos cautivar por el grácil andar de un ciervo, la grandeza de una cascada y el delicioso aroma de la lluvia sobre la tierra en primavera. Dios creó belleza en el despliegue mismo de la naturaleza.
En tercer lugar, descubrimos el amor de Dios por la belleza en el orden y la armonía de Su creación. Consideremos la simetría y fuerza de una tela de araña. Alabemos la mente que concibió la doble hélice de las fibras de ADN. El orden es una faceta de la belleza.
En último lugar, solo se puede evaluar la belleza al compararla a Dios mismo. El teólogo Wayne Grudem afirmó: «La belleza de Dios es el atributo por el que Dios es la suma de todas las cualidades deseables».
El salmista dijo: «Una cosa he demandado al Señor, ésta buscaré: que esté yo en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y para buscarlo en Su templo»[9]. También: ¡Alabanza y magnificencia delante de Él! ¡Poder y hermosura en Su santuario!»[10]
Pero, ¿de qué manera se comparan la infinita belleza de Dios con este mundo alejado de la gracia divina? ¿Desde qué punto de vista se evalúa si una obra de arte refleja el carácter divino de la belleza? La respuesta se encuentra en las conexiones de la verdad, la belleza y la bondad.
La verdadera belleza se encuentra solo donde se aprecia la verdad. La verdadera belleza florece solo donde se ama la bondad. A los ojos de Dios, la belleza estética no tiene cabida en un lienzo rodeado de falsedad o maldad. Una imagen puede reflejar el mal, pero nunca dar a entender que la maldad es sinónimo de bondad…
En conclusión, a este lado del cielo no siempre se considerará la belleza en su debida expresión, ni produciremos belleza en cada aspecto de nuestra vida y trabajo. Sin embargo, debemos persistir en la renovación de la mente cristiana y negarnos a conformarnos a este mundo. Nuestro anhelo debe ser por la estética del cielo, porque: «Desde Sión, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido»[11]. Para la gloria de Dios, que la belleza de Dios en Cristo santifique nuestra visión, nuestros afectos y nuestra vida. Scott Lamb[12]
Qué dice la Biblia sobre la belleza
La belleza es un concepto personal. Eso es de común conocimiento, pero muchas personas no entienden que el concepto divino de la belleza también es de Dios. Nadie define por Dios Su concepto de belleza. Si una persona es hermosa para Dios, ésta encaja en el concepto divino de la belleza.
Por ejemplo, Dios nunca se ha valido de la apariencia externa como medición de hermosura. Cuando el profeta Samuel examinó a los hijos de Jesé en búsqueda del rey de Israel, quedó impresionado por la apariencia de Eliab. Pero Dios le dijo al profeta: «No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque Yo lo desecho; porque el Señor no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón»[13]. Las apariencias externas no impresionan a Dios. Él se fija en la belleza interna, en la hermosura que procede del corazón.
Dios no usa la procedencia o cultura de una persona como criterios de belleza. El pueblo de una cultura casi nunca ve belleza en los pueblos de culturas diferentes. Lo único que convenció al apóstol Pedro de entrar en la casa de un gentil y predicarle el Evangelio fue una revelación divina[14]. Un ángel tuvo que reunir a Pedro —el judío— y Cornelio —el gentil—. Solo una señal divina convenció a los apóstoles judíos de que los gentiles tenían el derecho inalienable de ser hijos de Dios. Cuando Pedro dijo: «En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas»[15], estaba diciendo: «Finalmente, lo entiendo». Comprendió que a Dios no le interesa la procedencia ni la cultura de una persona, sino que acepta a todos los que le veneran y obedecen. Su concepto de la belleza es distinto al nuestro, porque no da cabida a las preferencias y prejuicios culturales…
Entonces, ¿qué es hermoso a los ojos de Dios? […] Las bienaventuranzas revelan algunos de los estándares de belleza para Dios. La comprensión de la pobreza espiritual, el pesar por la maldad, el hambre y la sed de justicia, la misericordia, la pureza de corazón y ser un pacificador son cualidades de la belleza. Las epístolas también incluyen atributos valorados por Dios: guardar la fe al padecer dificultades físicas, controlar la lengua, sufrir daño personal para proteger la influencia de la Iglesia, hacer sacrificios por el bien de los demás y vivir con convicciones cristianas pese al escarnio del mundo. Todo ello es hermoso a los ojos de Dios. Tomado de gotquestions.org[16]
Publicado en Áncora en octubre de 2019.
[1] Salmo 27:4.
[2] Génesis 1; Salmo 50:2.
[3] Eclesiastés 3:11.
[4] Filipenses 4:8.
[5] Génesis 3:6; Romanos 1:21-25.
[6] Romanos 5:1.
[7] Eclesiastés 3:11.
[8] Salmo 19:1.
[9] Salmo 27:4.
[10] Salmo 96:6.
[11] Salmo 50:2.
[12] http://mbcpathway.com/2005/12/23/article32446-htm.
[13] 1 Samuel 16:7.
[14] Hechos 10.
[15] Hechos 10:34.
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