Cómo hablar con Dios
Recopilación
Nada cambia más la vida de una persona que aprender a orar de verdad. Es uno de los aprendizajes más potentes de la vida. Y, sin embargo, sorprendentemente, no le enseñamos a las personas a hablar con Dios. No les enseñamos a rezar con el corazón de una manera profundamente personal...
Desarrolla una increíble amistad con Dios, aunque no hagas otra cosa con tu vida. Conviértete en un hombre o una mujer dedicada a la oración. Esta amistad cambiará la forma en que te ves a ti mismo y al mundo. Reorganizará tus prioridades, como siempre lo hace el amor. Te dará claridad y alegría. Aprendemos a vivir una vida profunda orando profundamente. Encuentra ese lugar dentro de ti donde puedas descubrir más y más la mejor versión de ti mismo. Haz que los momentos dedicados a la oración sean sagrados en tu horario. Que sean momentos inquebrantables. Las rutinas diarias fuertes dan vida, y la oración es la primera de ellas. Matthew Kelly[1]
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La oración es simplemente hablar con Dios, ¡y lo más importante que puedo decir sobre esto es que Dios quiere que le hables! Él nos ama y ha prometido escucharnos cuando oramos. ¿Cómo puedes aprender a orar? Primero, entiende por qué la oración es posible.
La oración es posible porque Jesucristo ha eliminado la barrera entre nosotros y Dios, una barrera originada por nuestros pecados. El pecado nos separa de Dios, y por eso no tenemos derecho a presentarnos ante Él. Pero con Su muerte en la cruz, Cristo pagó la pena por nuestros pecados y eliminó la barrera. Entonces Dios nos da el privilegio de presentarnos ante Su presencia cuando dedicamos nuestra vida a Cristo.
La Biblia dice: «Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos»[2]. Si nunca lo has hecho, pídale a Cristo que venga a tu vida hoy.
Y luego entiende que Dios te da la bienvenida a Su presencia y promete escucharte, y Él no puede mentir. La Biblia dice: «Esta es la confianza que tenemos delante de Él: que si pedimos algo conforme a Su voluntad, Él nos oye»[3]. Confía en Sus promesas y aprende a encomendarle todas tus preocupaciones en oración. […]
Dios quiere que lo conozcas más y más cada día. Los discípulos de Jesús pidieron repetidamente Su ayuda, y nosotros también deberíamos. En una ocasión dijeron: «Señor, enséñanos a orar»[4].
Sí, Dios escucha todas nuestras oraciones en cualquier circunstancia, ya sea que estemos orando en voz alta o en silencio en nuestro corazón y mente. Al fin y al cabo, Él nos conoce a fondo y sabe lo que está sucediendo en nuestro interior, tanto lo bueno como lo malo. La Biblia dice que Dios «juzga los pensamientos y las intenciones del corazón»[5]. La Biblia también dice: «El Señor aborrece los planes de los malvados, pero se complace en las palabras puras»[6].
Dios incluso escucha nuestras oraciones cuando no podemos expresarlas con palabras, por ejemplo, cuando nuestro corazón está demasiado cargado o confundido como para hablar. La Biblia dice: «En nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.»[7]
Uno de los mayores regalos que Dios nos ha hecho es el privilegio de la oración, un privilegio que es posible por lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz. Agradezcamos a Dios por el privilegio de la oración y aprendamos diariamente a depositar en Él toda ansiedad, porque Él cuida de nosotros[8]. Billy Graham[9]
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La oración es nuestro acceso a Dios. La Biblia dice que Jesús enseñó a Sus discípulos a orar. Les indicó cómo acceder al Padre. La manera en que lo enseñó continúa aplicándose en la actualidad. Cada uno de nosotros tiene acceso directo a Dios. Podemos hablar directamente con Él y preguntarle todo lo que deseamos saber en nuestra vida. Y lo que resulta fantástico es que Dios nos propicie Sus respuestas. Por supuesto que las respuestas no siempre coinciden con lo que uno quiere ni el resultado es lo que se espera o piensa que ocurrirá. Pero es maravilloso saber que Jesús responde. Y Él ofrece Sus respuestas a todo el que las pida.
Conviene mantenerse abierto a Sus respuestas, al igual que oró Jesús: «Pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya». Al enfrentarse a un problema o dificultad, llévenselo a Jesús. No está de más tomarse el tiempo de orar y contarle a Dios lo que les pesa en el corazón. A lo mejor conocen a otras personas por las que deseen orar también. Y he descubierto que Él responde a esas oraciones de la misma manera. Expliquen la necesidad y soliciten Su ayuda. Luego confíen. Dan Ross
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¿Cómo le hablas a Dios? ¿Cómo deberíamos hablar con Dios?
A menudo escucho a cristianos que han adquirido el mal hábito de decir «Dios Padre» al menos una vez cada cinco palabras. No lo estoy inventando. Probablemente lo hayas escuchado.
Estas oraciones suenan así:
Dios Padre, te doy gracias, Dios Padre, por estar aquí, Padre Dios, y por permitirnos, Padre Dios, estudiar las Escrituras hoy, Dios Padre. Y Padre Dios, te pido que bendigas nuestra mente, Dios Padre, con Tu Espíritu, Padre Dios, para que, Padre Dios, podamos ser más como Cristo, Dios Padre, y en Tu nombre, Padre Dios, te demos a conocer a otros, Padre Dios.
Y así sigue y sigue. [...] Esa forma de orar ciertamente desarrolla un buen ritmo, pero ¿es eso lo que realmente buscamos en nuestras oraciones? ¿Ritmo? No. Creo que cuando oramos, nuestro objetivo debe ser la comunicación con Dios.
¿Cómo puedes hacerlo?
Cuando la gente dice «Padre Dios» una y otra vez en sus oraciones, me imagino que a Dios no le importa tanto como a mí... pero por favor, cuando ores, aprende a hablar con Dios como lo harías con cualquier persona. No necesita palabras elegantes, lenguaje sofisticado ni muchas repeticiones.
Y Dios definitivamente no necesita que se le recuerde con quién estamos hablando. [...]
Hablemos con Dios como hablamos con cualquier persona. Dios no necesita que se le recuerde que estamos hablando con Él.
De hecho, ni siquiera necesitas comenzar tus oraciones con la palabra «Querido» y terminarlas con la palabra «Amén». ¿Lo haces cuando hablas con alguien? No. Pues habla con Dios como lo haces con cualquier otro amigo que está a tu lado. Porque ahí es exactamente donde está Dios.
Este es «El Padrenuestro» [para hoy] que sigue esta línea de pensamiento sobre Dios y la oración:
Oye, Papá, sé que quieres que la gente sepa quién eres, por lo tanto, ayúdame a aprender a seguir Tus caminos aquí en la Tierra tal como se siguen en el Cielo. Ayúdame a hacerlo confiando en que te ocuparás de mis necesidades actuales y evitando vivir como el mundo quiere que viva. Espero que cuando me enseñes a vivir de esta manera, otros te conozcan a través de mí. Lo digo en serio, ¿de acuerdo?
Ahora bien, esa oración es bastante genérica. No dice mucho. Pero es una plantilla de cómo se pueden entablar nuestras conversaciones con Dios. No necesitas memorizar esta oración o recitarla. ¿Acaso memorizas una conversación que quieres tener con tu esposa y se la recitas todas las noches en la cena? Espero que no. […]
El quid de la cuestión es este [...] Dios es una persona real que quiere tener conversaciones reales contigo. Así que háblale de esa manera. Jeremy Myers[10]
Publicado en Anchor en agosto de 2020.
[1] Matthew Kelly, Rediscover the Saints (Blue Sparrow, 2019).
[2] Hebreos 4:16 (NVI).
[3] 1 Juan 5:14.
[4] Lucas 11:1.
[5] Hebreos 4:12 (NVI).
[6] Proverbios 15:26 (NVI).
[7] Romanos 8:26 (NVI).
[8] 1 Pedro 5:7.
[9] https://billygraham.org/story/prayer-101-how-do-i-talk-to-god.
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