Ánimo para las épocas de pruebas
Palabras de Jesús
Que toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es por Su gran misericordia que hemos nacido de nuevo, porque Dios levantó a Jesucristo de los muertos. Ahora vivimos con gran expectación y tenemos una herencia que no tiene precio, una herencia que está reservada en el cielo para ustedes, pura y sin mancha, […] Así que alégrense de verdad. Les espera una alegría inmensa, aunque tienen que soportar muchas pruebas por un tiempo breve. Estas pruebas demostrarán que su fe es auténtica. Está siendo probada de la misma manera que el fuego prueba y purifica el oro, aunque la fe de ustedes es mucho más preciosa que el mismo oro. Entonces su fe, al permanecer firme en tantas pruebas, les traerá mucha alabanza, gloria y honra en el día que Jesucristo sea revelado a todo el mundo. 1 Pedro 1:3-7[1]
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Comprendo tu profundo dolor y desilusión. A Mí también se me probó en todo como a ti. Entiendo la desesperación que se siente al enfrentar las limitaciones de la vida terrenal y solo poder ver el momento. Entiendo lo difícil que es ver más allá del presente para aferrarte a la esperanza con relación al futuro. Sin embargo, te prometo que te ayudaré a salir adelante en esas épocas de pruebas. Invoca Mi nombre y me haré presente, y estaré a tu lado para ayudarte y levantarte. Apóyate en Mí y en Mi fortaleza, y Yo me ocuparé de sacarte adelante. La situación mejorará.
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¡No apartes los ojos de Mí! Estoy contigo; cuido de ti de la mejor manera posible. Es posible que cuando sufres, Mis cuidados te parezcan imperfectos e inadecuados. No dejes de confiar en Mí, sabiendo que Yo hago todo bien.
Agradéceme por este tiempo de necesidad, cuando debes depender de Mí más que de costumbre. No pierdas esta oportunidad al desear que eso desaparezca. Confía en que sé lo que hago; confía en que puedo traer bien de todo lo que enfrentes, todo lo que soportes. No dejes que tu sufrimiento pasado o presente contamine tu visión del futuro. Yo soy el Señor de tu futuro. Tengo buenas cosas reservadas para ti. Solo Yo sé lo que planeo para ti a fin de darte un futuro y una esperanza[2].
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Te premiaré por esperar y no desistir ante las dificultades que enfrentes y por esforzarte para vivir tu fe. Mis recompensas por tus esfuerzos harán que cada combate valga la pena. Y si aguantas encontrarás el sabor de la victoria aún más dulce. Te alegrarás en el alma por haber esperado y no haber desistido.
Cada vez que enfrentes épocas difíciles, en lugar de tomártelo como algo desagradable, puedes recordar:
«¡Soy hijo de Dios! Cada vez que declaro mi fe, cada vez que testifico, cada vez que hago algo en el nombre de Jesús, ¡ayudo a construir Su reino!»
Puedes aguardar con ilusión el Cielo, donde todo será paz, vida y felicidad, pero también he prometido darte paz aquí y ahora. Quiero darte victorias y libertad incluso frente a la adversidad y en momentos difíciles. Te he prometido paz que sobrepasa todo entendimiento, así que puedes confiar en que esta paz puede ser verdaderamente tuya.
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Piensen por un momento en el Gran Cañón del Colorado: sus innumerables capas y niveles, desde sus oscuros acantilados hasta sus rincones más ocultos, dicen algo. Las aguas que formaron lo que se asemeja a una enorme herida en la Tierra también nos brindan la más hermosa y abundante vida desde su profundidad.
Esa misma majestad y belleza se crean en tu alma a medida que las corrientes arrasadoras de padecimientos y pruebas, fracasos y sufrimientos, van tallando lo que a primera vista parecerían heridas en tu corazón o tu vida. Soy Yo quien permite que esas aguas de reveses corran por tu vida formando un refugio donde puedan crecer Mis más preciados tesoros, como flores exquisitas.
Cuando mires más allá de la superficie y veas lo que hay en el fondo de ese corazón al que los pesares que me fueron encomendados han dado nueva forma, descubrirás que las más exquisitas flores se esconden en las quebradas. Las flores del quebranto tienen colores vivos y exquisitas fragancias. Son fuente de inspiración y consuelo para el corazón que las lleva y para el espíritu de los que se aventuran allí en busca de consuelo y de las aguas de Mi amor que pueden aplacar su sed. Allí todo tiene un rasgo distintivo que parece decir: Estoy contigo. Nunca te desamparé ni te abandonaré.
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¿Alguna vez te preguntaste por qué si estoy siempre ahí mismo contigo, consolándote, aún sientes tanta tristeza y dolor? Imagina a una madre cuyo pequeño se cae y se lastima. Piensa en la manera en que lo recoge y consuela. Al principio, no se ve que sirva de mucho. El niño siente dolor y llora, pero al rato ya ni se acuerda del dolor y se consuela con el cariño y ternura de su madre. Asimismo, cuando algo les duele, los sostengo en su dolor y al poco tiempo Mi amor se lleva todo sufrimiento, están otra vez contentos y vuelven a sonreír.
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Siempre se puede encontrar oro hasta en esas oscuras cavernas donde parece que se va a apagar tu llama. Eso te prometo, Mi amor, cuando te encuentres en las oscuras cavernas de la vida. Voy delante y nunca permito que recorras una cueva de la que en última instancia no saques algo imperecedero: los tesoros y el oro del Espíritu. Cuando te parezca que estás en una caverna profunda y oscura, busca el oro sin dudar ni por un instante que está en un rincón, a la espera de que lo descubras.
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¡Nunca perderé la fe en ti! Aunque te sientas como escoria y pienses que para Mí es imposible sacar algo hermoso de tu vida con tantos errores y fracasos como has experimentado, ¡sí que puedo! Me da igual cuánto te ensucies. Tampoco me importa la profundidad a la que desciendas; siempre te sacaré de todo pozo, te limpiaré y te daré una nueva oportunidad. Cree que te amo y acepta que creo en ti y quiero servirme de ti.
Haz un gran esfuerzo a fin de no pensar en tus errores. No te acuerdes de ellos. Haz de cuenta que son bajas de las que se suelen dar en las guerras, las de las batallas que libras. Concéntrate en cómo me sirvo de estas cosas para tu bien y para incorporarlas en Mi plan para ti.
Esto es algo que a menudo es muy difícil de aprender. Es bastante fácil caer en condenación, porque en muchos casos te exiges mucho. Recuerda siempre que Yo te acepto tal como eres, con tus faltas y debilidades, y alza las manos en alabanza, busca Mi rostro y sigue adelante, toma la determinación de alcanzar la victoria. Acepta que tienes debilidades y que cometerás errores. Luego, haz todo lo posible por obedecerme y cumplir Mis mandamientos al amarme a Mí y al prójimo. Entonces me serviré de ti y crearé en tu interior algo hermoso para que cumplas el destino que te tengo deparado.
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¿Cuándo fue la última vez que intentaste enhebrar una aguja? Seguramente lamiste el extremo del hilo manteniendo la aguja derechita, y con los ojos entrecerrados, esforzándote por dar con el ojo de la aguja, harías varios intentos de pasar el hilo por él. Algunas veces es más fácil, pero casi siempre hay momentos de dificultad y frustración hasta que por fin lo consigues. ¿Para qué molestarse por enhebrar la aguja, para empezar? Porque se tiene un propósito, un plan: coser o remendar una prenda.
Recuérdalo la próxima vez que te parezca que las pruebas te están haciendo pasar por el ojo de una aguja y experimentes frustración, presión y angustia. El sufrimiento tiene una finalidad —Mi plan—, que consiste en crear algo grandioso con tu vida: un tapiz con sus vivos colores, su compleja trama y su belleza, un tapiz que solo puede crear la prueba de tu fe. Son esas lecciones que tanto cuesta aprender las que hacen que el tapiz de tu vida destaque.
Artículo publicado por primera vez en septiembre de 2008. Texto adaptado y publicado de nuevo en junio de 2016.
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