Andar guiados por el Espíritu
Recopilación
Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu. Gálatas 5:25
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No es preciso que determines adónde debes ir o qué debes hacer: eso es tarea de Dios. Él está preparando buenas obras por adelantado. Tu función consiste simplemente en seguirle el paso al Espíritu Santo. […]
Dios está pintando un cuadro de gracia en el lienzo de tu vida. Está escribiendo Su Historia, con mayúscula, a lo largo de toda tu vida. Está forjando tu personalidad por medio de las circunstancias en que te encuentras. No considerarte una obra de arte divina es desvalorizar y distorsionar tu verdadera identidad. Y tu destino se revela a medida que vas descubriendo tu verdadera identidad.
La conciencia de destino es un derecho sagrado que tienes como hijo de Dios. Y se basa en la verdad contenida en Efesios 2:10: «Somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás».
La palabra preparó alude a la costumbre oriental de enviar criados delante del rey para prepararle el camino. Estos tenían la responsabilidad de velar por que el camino estuviera libre de peligros y asegurarse de que el rey llegara a su destino. Pablo tomó esa imagen antigua y le dio la vuelta, la puso al revés, o quizá debería decir al derecho. El Rey de reyes va delante de Sus siervos para prepararles el camino. En otras palabras, en el momento idóneo nos coloca estratégicamente donde conviene. Dios lo está disponiendo todo para ti. […] Déjale organizar las cosas. Mark Batterson
Descubrir el patrón
Cual avezado maestro capaz de arrancar una melodía de la única cuerda que le queda a un instrumento roto, Dios puede mostrarnos el patrón de nuestra vida si tan solo reconocemos que fue Su misericordiosa mano la que nos condujo hasta donde estamos. Haríamos bien en seguir el ejemplo de Jacob y erigir piedras por señal como recordatorio de la bondad de Dios en situaciones concretas: «Construiré un altar al Dios que me socorrió cuando estaba yo en peligro, y que me ha acompañado en mi camino»[1]. […]
Con excesiva frecuencia centramos nuestras energías en aspectos periféricos de nuestra vida, y se nos olvida el motivo por el que estamos aquí. La maldición de nuestra vida es descarriarnos con actividades secundarias. Josué nos recuerda que cada día debemos escoger deliberadamente a quién serviremos. Escribe, pues, en un papel cuál es tu propósito. Ponlo en un sitio prominente para que lo tengas siempre presente.
Ciff Barrows, que fue socio de Billy Graham, me contó que había una rutina que él [Graham] seguía todas las veces cuando se instalaba en una habitación de hotel. Lo primero que hacía era colocar una foto de su familia en un lugar destacado. «Era un recordatorio para mí y una señal para todos los que entraban en mi cuarto de mi obligación moral para con mi familia», me dijo. Precisamente a eso me refiero. Anota cuál es tu objetivo en la vida, y eso luego te servirá de baremo para determinar si las atracciones y distracciones son lícitas o ilícitas.
En ese contexto, uno se da cuenta de que Dios realmente nos revela Su voluntad. Cuando nos ceñimos a lo que ya sabemos de la voluntad del Padre, Él nos revela aspectos de la misma que no son tan fáciles de discernir. Lo difícil es poner por obra los aspectos de Su voluntad que ya nos son conocidos. ¿Cómo se hace eso, y cómo podemos sentirnos seguros de lo que Dios quiere que hagamos en situaciones que son complejas? Ahí es cuando se libra una batalla dentro de nosotros sobre si hacer o no la voluntad de Dios. Ravi Zacharias
Lo bueno, lo malo y lo hermoso
Vivimos en la era de lo instantáneo y esperamos resultados instantáneos. Eso hace que los compases de espera en la vida de un cristiano sean momentos de particular vulnerabilidad, ya que por lo general esas son las situaciones en que intentamos hacer la obra de Dios a la manera de los hombres.
Eso fue exactamente lo que sucedió cuando escogieron al discípulo que debía tomar el lugar de Judas. En el procedimiento que utilizaron los discípulos deben considerarse tres aspectos: uno bueno, uno malo y uno hermoso. Lo bueno es que en el aposento alto los discípulos estaban continuamente orando con unas 120 personas más. Lo malo es que no esperaron a recibir el don del Espíritu Santo como les había mandado Jesús, aparte que en ningún momento Él les había dado instrucciones de escoger a un sustituto de Judas. […]
Una y otra vez, las personas se apartan de la voluntad de Dios en los períodos de espera. Nos ponemos presión, ansiosos por hacer algo por Dios, en vez de averiguar lo que debemos hacer prestándole oído y esperando a que nos hable. Matías [el discípulo que escogieron para sustituir a Judas] tuvo sus quince minutos de fama. Ni se lo menciona antes, ni vuelve a aparecer en las Escrituras.
Dios escoge lo inesperado, y lo hermoso es que reclutó al hombre ideal, que no era otro que al apóstol Pablo. Cuando Dios dice: «Espera», debemos confiar en Él. A Él el tiempo no lo limita, pero el período de espera siempre es una gran prueba para nosotros. El Dr. John Moore, un predicador escocés por muchos conocido, dijo en cierta ocasión: «Las demoras de Dios no son denegaciones». Si estamos en plena fase mala, tratando de arreglar impacientemente lo que Dios no está arreglando, mejor es que esperemos a que llegue lo hermoso, pues sin duda llegará. Charles Price
La voz del Espíritu de Dios
El Señor ha prometido transmitirnos Sus palabras y dar a conocer Su voluntad a cada uno de nosotros. Desea darnos instrucción, guía, aliento y consejos personales. Si lo buscamos, no dejará de guiarnos a verdes pastos y aguas de reposo en que nuestro espíritu pueda alimentarse y fortalecerse. Y ese es el objetivo.
Se comunicará con nosotros por diversos medios: a través de Su palabra escrita y de textos de autores cristianos inspirados por Él, y también hablándonos al corazón de varias maneras. Puede que nos hable en profecía, o cuando meditamos en Él y en Sus palabras, o mediante sueños, visiones y revelaciones. Sus comunicaciones con nosotros pueden adoptar muchas formas: imágenes, impresiones, música inspirada, y a veces hasta acontecimientos físicos o sabios consejos. ¡Ojalá que todos seamos receptivos a la voz de Su Espíritu cuando nos habla, ya sea por medio de Su silbo apacible y delicado, de la convicción que pone en nuestro corazón o de las enseñanzas que extraemos de las palabras de otras personas!
El Señor nos está guiando a todos a seguir creciendo en nuestra fe de nuevas maneras, a conquistar nuevas cumbres de fe y pararnos sobre nuevas cimas de progreso y desarrollo. Cada uno de nosotros crecerá espiritualmente en la medida en que siga a Dios por donde sea que Él lo lleve. Si aceptamos y acogemos los mensajes que Él nos transmite, sea cual sea el formato del que se valga para llegar a nuestro espíritu, nuestra conexión con Su Espíritu se fortalecerá. Si buscamos agradarlo y hacer lo que Él desee que hagamos, seremos partícipes de Su presencia. Todo esto son cosas del corazón. Nuestro amor por el Señor, nuestro discipulado y nuestra manera de expresarlo son ofrendas voluntarias que le hacemos a Jesús y que brotan de nuestro corazón, regalos de amor para aquel que nos amó primero.
Sabemos sin sombra de duda que podemos contar con un futuro maravilloso, pues tenemos un Dios impresionante que se dedica a transformar vidas y convertir el mundo en un lugar mejor por medio de Sus seguidores. Si hacemos todo lo posible por vivir conforme a Sus enseñanzas y Su guía y nos esforzamos al máximo por seguirlo y transmitir Su amor a los demás, tenemos garantizado que seremos más que vencedores por medio de Aquel que nos ama[2]. María Fontaine
Publicado en Áncora en abril de 2019.
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