Amor inconmensurable
Palabras de Jesús
¿Te has preguntado alguna vez por qué el cielo es azul y por qué ese color en particular da una sensación de serenidad? ¿Te has preguntado por qué la fragancia de un pinar o la hierba después de la lluvia te brindan una sensación de tranquilidad y solaz? ¿Hay algún motivo mágico por el que el simple canto de un pajarillo da una sensación interior de contentamiento? Mientras que hay motivos científicos por los que el cuerpo responde a ciertos estímulos, la simple verdad es que dispuse que todo eso tuviera un efecto placentero porque te amo.
Concebí el cuerpo humano de manera que respondiera a ciertos colores, vistas, sonidos y aromas, y dispuse que todo ello se distribuyera por la creación a sabiendas que se disfrutaría con los sentidos. Lo puse a tu alrededor en abundancia. Así como un padre amoroso da a sus hijos todo lo bueno que estos desean y necesitan, Yo también, por ser un Padre celestial amoroso doy esos regalos en gran cantidad. Si comprendes y crees que esos regalos provienen de Mi mano, empezarás a advertir cada vez más las maravillas que he suscitado en tu vida, incluso bendiciones ocultas que al principio no lo parecen.
Cuando miras al cielo nocturno, si lo único que vieras fuera oscuridad, se vería un poco sombrío y deprimente. El brillo de las estrellas que he puesto en los cielos te recuerdan que aun en momentos oscuros cuentas con Mi presencia. En la vida hay momentos sombríos en que todo se ve negro y no se ve salida. Si solo miras hacia abajo, no verás otra cosa. Mientras que si miras hacia arriba también verás Mi mano en los momentos difíciles y Mis muestras de amor, que lucirán como estrellas para guiarte.
Si me lo permites, puedo hacer que todo redunde en tu bien. La vida tiene penas y dolores que pueden transformarse en alegría si te pones en Mis manos. Puedo romper los grilletes del resentimiento, el odio, la envidia, la enfermedad y el sufrimiento, y convertir todo eso en estrellas relucientes que conduzcan a otros a Mí.
Así como no creé solo un árbol, solo una montaña o solo una flor, ni he pintado una puesta única de sol, tampoco bendigo una sola vida ni hago que una sola persona resplandezca con Mi amor; manifiesto a cada una Mi amor a fin de que sean fuente de ánimo para otras. Por eso, ¡participa en la obra maestra de Mi amor! Que Mi amor te llene la vida y otros vean Mi luz y Mi amor resplandecer hoy en ti.
En el mundo hay mucha belleza; tómate el tiempo para disfrutarla y comunicar tu alegría a los demás. Me deleito tanto en pintar atardeceres espectaculares como en crear sencillas flores. Por eso, no disfrutes solamente de las expresiones grandes de Mi amor, sino también de las más nimias, casi invisibles, que pongo en tu camino. Si lo haces, tu vida rebosará con Mi alegría.
Muy valiosa a Mis ojos
Te aprecio muchísimo. Eres hermosa a Mis ojos. Tienes muchas cualidades que me encantan; si las enumerara todas me tomaría una eternidad. Como te creé, lo sé todo sobre ti, y te amo de manera incondicional.
Me complace cómo amas Mi Palabra y que tu espíritu anhele Mi verdad. Me agradan mucho los ratos en que te sumerges en Mi Palabra y los que pasas conmigo, tanto que cuando llega la hora de irte te cuesta dejarme.
Me cautiva tu ternura. Me gusta cómo te esfuerzas al máximo por darte a los demás y que quieras manifestarles más de tu cariño y del Mío. Yo puse ese deseo en ti y me alegra mucho que lo aceptes y que cada vez quieras ser más de esa forma.
Gracias por no alejarte de Mí. Gracias por amarme y darme tu vida cada día. Te amo entrañablemente.
Auténtica belleza
El concepto de belleza que ha forjado el mundo está muy distorsionado y ha ocasionado que muchas personas se sientan insatisfechas consigo mismas porque consideran que no dan la talla según los patrones establecidos de belleza. Pero tú eres preciosa. Sé que no consideras gran cosa tu aspecto ni la imagen que refleja de ti el espejo; pero cuando Yo te miro percibo una belleza exquisita.
Veo la belleza de tu corazón. Un corazón que se entrega al prójimo y vive por él siempre es hermoso e irradia una belleza con la que jamás podría compararse atributo físico alguno.
¡Tienes una sonrisa preciosa! Toda persona que creé tiene una sonrisa única que la hace diferente a los demás y le da una personalidad singular.
¡Tu espíritu emana belleza! Cuando te permites desembarazarte de las cargas de la jornada y la brega diaria poniéndolas en Mis manos te aligeras y despreocupas. Te llenas de un espíritu de libertad y alegría que compensa los aparentes defectos físicos y reluce con belleza divina.
Prueba por un momento a ver lo que veo Yo cuando te miro: tu verdadera y hermosa persona. Hay mucho en ti que disfrutar y querer. Por eso te creé. Siempre serás bella. Por muy fea que te creas o muy sucia que te sientas por tus pecados y faltas. Yo veo la belleza de tu corazón —el corazón que sé que ama—. Para Mí, eres hermosa.
Sin medida
Nunca pienses que estoy lejos de ti. Jamás pienses que me canso de ti. A veces te parece que no estás a la altura de las circunstancias, o que no haces lo suficiente o no vales lo suficiente o en la vida no aprendes tan rápido como debes, o no cambias en la medida en que debes o espero que cambies, o que si obraras de otra manera tendrías más valor a Mi ojos o te ganarías más Mi favor. Es importante que sepas que no te valoro por esos criterios.
No juzgo por cuánto logres para Mí ni por tus buenas obras. No te comparo con otros. Miro tu corazón. Veo el amor que tienes por Mí y los demás y tu fe en Mí; eso es lo importante para Mí. Esos son los factores que valen a Mis ojos, no tus buenas obras y esfuerzos por perfeccionarte. Todo eso se deriva de tu amor por Mí, es consecuencia de obedecerme y aplicar Mi Palabra.
Por eso, no te midas por un patrón que no te he impuesto. Ten claro que Mi amor no lo entrego en porciones, según cuánto pienses que me has dado o has hecho por Mí. Mi amor no tiene nada que ver con eso. Es gratuito y te lo prodigo.
Te he amado desde el principio y te amaré hasta el fin de tus días, y aun más allá, durante la eternidad. Al vivir para Mí y experimentar Mi amor todos los días comprobarás lo infinito que es, que brota sin interrupción. Quiero que lo aceptes como es. No trates de entenderlo o analizarlo, porque escapa a la capacidad humana de concebirlo.
Limítate a tener presente y aceptar que es tuyo y es perenne, y luego deja que obre en tu corazón. Déjate transformar y moldear por él y da lugar a que te motive a transmitirlo a los demás. Verás cómo te mueve a proyectarte a ellos y comunicárselo. Verás también que nunca se acaba, que se multiplica en la medida en que lo entregas. Al darlo no te faltará, sino que se te añadirá más. Esa es una de las maravillas de Mi amor. Es celestial y puede medirse en términos terrenales. Así es Mi amor por ti.
Artículo publicado por primera vez en junio de 2008. Texto adaptado y publicado de nuevo en marzo de 2015.
Artículos recientes
- Vencer el temor con fe
- La descuidada virtud de la gratitud
- La fe y los desafíos
- Un puesto en la mesa del Padre
- La asombrosa gracia de Dios
- Cómo enfrentar y superar la adversidad
- Obras en curso
- Respuesta cristiana en un mundo polarizado
- La viuda de Sarepta: Un relato de esperanza
- Superar el temor y la preocupación