Amor eterno
Palabras de Jesús
Cuando digo que te amo a ti en particular, me dirijo a cada uno de Mis hijos de todas las profesiones. Me dirijo a los que se sienten apartados y distantes de Mi amor. Me dirijo a los que se sienten fracasados y les parece que no hay perdón para ellos, o que piensan que no hay esperanza.
Te amo tal como eres. Mi amor te tiende la mano en este momento. Mi amor, Mi perdón y Mi misericordia están a tu disposición; no tienes más que aceptarlos. Ansío estrecharte contra Mi amoroso corazón.
Si te sientes débil y cansado, fatigado y desgastado por la batalla, este mensaje te lo dirijo a ti. Si te sientes desfallecer, si tu ánimo, tu corazón y tu alma flaquean, este mensaje es para ti. Si sientes que has perdido el entusiasmo y te consideras acabado, ¡estoy aquí y nunca te dejaré ni te abandonaré!
Si te encuentras en el umbral de nuevos horizontes, y al ver la montaña que tienes por delante te sientes abrumado y el futuro te asusta; si no te consideras en condiciones de atender a las exigencias que tienes por delante, te hago saber que te sacaré adelante.
No llevo la cuenta de tus faltas, fracasos, errores o desaciertos. Cuando te miro, veo el lado bueno y las posibilidades a las que otros están ciegos. No veo más que tu precioso, inestimable corazón. Y te amo.
Veo cada una de tus lágrimas. Oigo el menor de tus clamores. Siento cada una de tus decepciones, cada preocupación, inquietud y deseo. Lo sé todo sobre ti: conozco cada una de tus aspiraciones y necesidades. Veo tu corazón y cuanto albergas en él, y te amo.
Siempre estoy aquí mismo, a tu lado. Nunca te he abandonado, y jamás te desampararé.
Ven a Mí con tus pesadas cargas y cansancio del mundo; y pon la mirada en la vida eterna, donde vivirás en Mi amor por la eternidad, por siempre jamás, por los siglos de los siglos, con amor inmortal.
Mi pasión
Los padecimientos y muerte, la brutal tortura que sufrí en la Tierra hace dos mil años, todo eso lo sufrí por ti, porque te amo. Era necesario expiar tus pecados, y lo hice al morir en la cruz. Di la vida por ti para que Dios te perdonara, limpiara y redimiera eternamente. Me entregué por ti para que pudieras conocer la verdad, el camino y la vida, y un día te unirás a Mí para siempre en el Cielo.
Mis últimas horas en la Tierra no representan sino una parte de Mi pasión por ti. Eso no fue todo. He seguido cultivando Mi pasión durante dos mil años. Lo hice por amor, motivado por el deseo de salvarte. Me sacrifiqué por tu salvación. Así de grande es Mi amor por ti. Aunque no hubiera nadie más que tú en todo el mundo, ¡igual habría dado la vida por ti!
Quiero que en este momento centres la atención en el amor que te tengo, en el que te tengo hoy. Un amor puro y duradero, inextinguible. Un amor que nunca se da por vencido, que no conoce límites. Mi amor por ti es total. Mi pasión por ti es auténtica, y me gustaría que afectara tu existencia cotidiana.
Lo sé todo sobre ti; hasta conozco tus faltas y defectos, y aun así te amo con intensidad y pasión, y siempre será de esa manera. Mi amor es perdonador, misericordioso y constante. Velo por ti y quiero participar en todos los aspectos de tu vida. Aunque otros te decepcionen, Yo nunca te defraudaré. Puedes contar siempre conmigo. Quiero ayudarte, orientarte, consolarte y atender a tus necesidades.
Aprecio que evoques Mi muerte, y deseo que conozcas Mi pasión por ti. Al establecer contacto conmigo, permites que esa pasión se integre en tu vida, te colme y te complete.
Sigue cultivando nuestra relación y ábreme más tu vida. Esfuérzate por estar a solas, en silencio, hablándome y escuchándome. Comprendo que en el agitado mundo de hoy eso no es nada fácil; pero verás que si lo haces, creará un cambio.
Puedes hablarme en cualquier lugar, en cualquier momento, en voz alta o para tus adentros. Cuéntame lo que piensas y Yo me comunicaré contigo por medio de un pasaje de la Biblia, de impresiones, de pensamientos o de susurros.
Ya no estoy en la cruz. Estoy vivo y ansío que tengas vida en abundancia[1] y experimentes Mi amor eterno y apasionado. Y a medida que comuniques esa pasión a otras personas, también su vida se transformará.
Entregar el mensaje de las buenas nuevas
Di la vida por ti. Y si tuviera que hacerlo de nuevo, nada cambiaría. Estaría dispuesto a pasar una vez más por todos esos momentos de terrible dolor y quebranto, ¡solo por ti! Valdría la pena porque te amo. Porque me has aceptado en tu corazón y en tu vida. Tengo una gran alegría porque pasaremos juntos la eternidad.
Me encanta dar la posesión más valiosa que se podría obtener durante la vida en la Tierra: Mi regalo de la salvación eterna. ¡Quiero dar montones de regalos a todo hombre, mujer y niño que me acepte! Mi tesoro no tiene fin; nunca se acaba. Tengo más para dar de lo que podrías llegar a imaginarte.
Amo en gran medida a toda la humanidad. Quiero compartir Mis riquezas con el máximo número de personas que las quieran recibir. Es más, quiero que toda la humanidad se salve y no quiero que ninguno perezca[2]. Por eso dije: «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura»[3].
No podría haber un momento más oportuno que el presente para obedecer ese mandamiento. ¿Puedo contar contigo para divulgar el mensaje de las buenas nuevas? No tienes que cruzar el océano para cumplir este deseo que tengo. Ni siquiera tienes que cruzar el país. Puedes hacerlo ahora mismo, hoy, simplemente al dar a conocer tu fe a los que te rodean.
Habla de Mí. Díselo a todos tus amigos. Díselo a los que están en tu lugar de trabajo. Díselo a los cajeros. Al empleado de la tienda de departamentos, al agente inmobiliario, al que se sienta junto a ti en el consultorio del médico o en el tren. Si no puedes hablar con ellos, ¿por qué no les das un folleto, un mensaje escrito acerca de Mi amor? Habla de las ventajas de conocerme. Háblales de lo que ofrezco: una nueva vida de amor ahora y eternamente.
Diles que siempre estaré presente para ayudarlos. Que estaré más cerca que un amigo. Seré una luz cuando a su alrededor haya oscuridad, los consolaré cuando todo parezca perdido. Mis fuertes brazos los sostendrán cuando les parezca que no pueden seguir adelante. Pueden hablar conmigo en cualquier parte, en cualquier momento, a cualquier hora del día. Siempre estaré dispuesto a escuchar. Les responderé y estaré con ellos en cada problema que enfrenten.
Hay muchas formas en que puedes ser un testigo. No solo puedes hablar de Mi amor, sino que también puedes dar a conocer tu fe con una mirada de comprensión, una sonrisa sincera, al escuchar, al orar, con actos de bondad y al prestar ayuda.
¿Harás lo posible por hablar a otros de Mí? ¿Darás a conocer tu fe a las personas que encuentres en tu camino? ¿Les hablarás del regalo de la salvación eterna? Necesito que divulgues la Palabra, a fin de que Yo pueda amar, consolar, ayudar y guiar a la gente a casa, a su destino eterno.
*
Si aún no tienes una relación personal con Jesús, Él quiere ser parte de tu vida, tanto aquí y ahora, como en la eternidad. Jesús está de pie a la puerta de tu corazón. Espera que le abras la puerta y lo invites a entrar a tu vida[4]. Puedes hacerlo con esta oración:
Jesús, perdóname todos mis pecados. Creo que moriste por mí y que resucitaste. Te abro la puerta de mi corazón y te invito a entrar en mi vida. Lléname de Tu amor y de Tu Espíritu Santo. Ayúdame a conocerte, y guíame en el camino de la verdad. Amén.
Publicado en Áncora en marzo de 2021.
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