Alabar en la oscuridad
María Fontaine
En el mundo actual suceden muchas cosas malas, y los cristianos no estamos exentos de algunas de ellas. Enfrentamos apuros y experiencias dolorosas que pueden perturbar nuestra paz interior, impedir que hagamos lo que Jesús nos ha pedido, y a veces incluso amenazan con debilitar nuestra fe. Sin embargo, Jesús prometió que tanto lo bueno como lo malo, al final todo tendría un buen resultado para nosotros que lo amamos.
A fin de hallar lo bueno en nuestras experiencias, necesitamos mirar al Señor y pelear la buena batalla de la fe. Necesitamos aferrarnos a Dios y confiar en Él. A medida que lo hacemos, Él ha prometido hacer lo que nosotros no podemos: sacar un bien de esas experiencias difíciles, ya sea en esta vida o en la venidera.
Cuando lleguen los problemas y dificultades, recordar la bondad de Dios y que Él se interesa por nosotros y alabarlo por ello, puede ser una de las mejores maneras de sobreponerse a la tristeza y el desaliento. Suena fácil cuando se ve desde afuera, pero cuando estás en medio de una lucha, puede ser muy difícil dar ese paso de alabar. Tal vez lo más que puedes hacer es decir: «Gracias, Jesús».
Si eso es todo lo que puedes dar en ese momento, Dios lo premiará. Sabe cuánto confías y la fe que se requiere. Sabe que le das el «sacrificio de la alabanza»[1]. Es posible que a ti no te parezca que las palabras «gracias, Jesús» tengan tanto significado. Sin embargo, incluso dar ese pequeño paso puede llevar tu espíritu en la dirección correcta hacia Él y lejos de las cosas negativas que amenazan con agobiarte.
Hace poco comprendí algo que podría hacer para que me resultara más fácil y rápido expresar alabanza frente a los problemas. Tengo una compilación de canciones en la categoría de alabar en tiempos difíciles. Cuando me entero de que ha sucedido algo grave, o incluso algo pequeño que me frustra, escucho esas canciones. Me recuerdan las muchas cosas que tengo y por las que estoy agradecida y puedo alabar al Señor en medio de la oscuridad. La música me anima y me motiva a cantar.
Hasta después de que termina la canción, siento que algo se me ha quedado grabado, que tengo algo que puedo repetir y cantar para mí misma, incluso sin acompañamiento musical. Eso ha animado mucho mi vida de oración y alabanza, dándome una manera eficaz de alabar al Señor por las cosas grandes y por las pequeñas, por las cosas maravillosas y por las dificultades.
Una de mis canciones favoritas es I Bless Your Name, que habla de cuando Pablo y Silas eran prisioneros, estaban encadenados, habían recibido azotes y sus heridas sangraban; entonces empezaron a cantar, y Dios soltó las cadenas y quedaron libres. La mayoría de nosotros no está literalmente encadenado, pero podemos estar en una especie de prisión mental cuando luchamos para salir adelante al encontrarnos en medio de problemas y experiencias difíciles que nos parece que no podemos vencer. Por medio de nuestra alabanza podemos extender la mano y romper esas cadenas al manifestar nuestra fe y confianza en Jesús.
Esas canciones me recuerdan que no solo debería alabar cuando tengo abundancia en lugares agradables, sino también cuando me encuentro en un desierto, por así decirlo, y me rodea la oscuridad. A pesar de que el camino esté marcado con sufrimiento y que tal vez haya dolor en la ofrenda, por Su gracia, de todos modos puedo alabar Su nombre.
Esas canciones me recuerdan que Satanás es un mentiroso que quiere que pensemos que somos mendigos en vez hijos del Rey. Pero todo lo que tenemos que hacer para resistirlo es levantar el poderoso escudo de la fe y alabar al Señor. Él habita en las alabanzas de Su pueblo.
Una de las canciones dice: «Las cadenas que parecen aprisionarnos solo sirven para recordarnos que no tendrán poder y se caerán detrás de nosotros cuando alabamos a Dios».
A continuación encontrarás enlaces de algunas de estas canciones que son una bendición para mí. Oro que también sean una bendición para ti.
Artículo publicado por primera vez en noviembre de 2015. Texto adaptado y publicado de nuevo en agosto de 2018.
[1] Hebreos 13:15.
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