Adquirir el hábito del agradecimiento
Recopilación
«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias». Filipenses 4:6
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La gratitud es una decisión que nace de la voluntad, y si es una decisión de la voluntad, la elección depende directamente en nosotros. La decisión de ser una persona agradecida no es fácil. Requiere esfuerzo. Chuck Swindoll
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Estoy leyendo un libro estupendo titulado Un millar de obsequios. Trata sobre una niña que cuando era muy pequeña presencia cómo un camión atropella a su hermana a la entrada de su casa. Toda la familia queda destrozada por el suceso y jamás se recuperan por completo de dicha tragedia. La escritora pasa toda su vida creyendo en Dios pero no puede confiar en Su bondad, jamás se siente verdaderamente feliz o en paz, y anda siempre en busca de algo que llene el vacío que siente.
Un día, una amiga la desafía a encontrar mil cosas hermosas en su vida. Y comienza a llevar un diario sobre todas las cosas hermosas que ve. Suelen ser cositas como «un colibrí danzando fuera de mi ventana» o «la sonrisa de mi hijita», «la brisa de verano», «la sonrisa de un desconocido». Y la lista continúa.
Se da cuenta de que, desde que comenzó a observar, la belleza la ha rodeado a diario. A medida que va contando hasta encontrar las mil cosas, aprende a estar agradecida. A las pocas semanas descubre que una profunda felicidad y gozo llenan su vida.
No es un concepto nuevo. Incluso el rey David sabía que el mejor método para llegar a la presencia de Dios era dar gracias. Él dijo: «Entra por Sus puertas con acción de gracias»[1].
Si crees que necesitas ser más agradecido, te animo a comenzar con algo pequeño. Empieza por buscar cositas que te hacen sonreír: una puesta de sol, una deliciosa manzana, pasar un rato con tus amigos, el olor a ropa limpia, la tensión de un videojuego fabuloso, un pedazo de pastel de manzana perfecto, o un abrazo de tu madre o de tu padre. Con el tiempo te sentirás agradecido, o al menos en paz, con respecto a algunas de las cosas más grandes y difíciles que te sucedan en la vida, y aprenderás a sentirte más satisfecho.
Ahora me concentro en ser más agradecida. Reflexiono más sobre la belleza y la busco. Sin duda me rodea por todas partes. Y sé que a ti también. Mara Hodler
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[Jonathan Edwards] denomina la forma primaria y profunda de agradecer «gratitud gentil». No da gracias por lo que recibe, sino por quien Dios es: por Su personalidad —Su bondad, amor, poder, excelencia—, sin importar los favores recibidos. Y es evidencia real de que el Espíritu Santo obra en la vida de una persona. Chuck Colson
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Una cosa es estar agradecido. Otra es agradecer. La gratitud es lo que sientes. Agradecer es lo que haces. Tim Keller
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La Biblia está llena de órdenes de dar gracias a Dios[2]. La mayoría de los versículos enumeran las razones por las que debemos darle gracias, tales como «Su amor perdura para siempre»[3], «Él es bueno»[4] y «para siempre es Su misericordia»[5]. La gratitud y la alabanza siempre van de la mano. No podemos alabar y adorar a Dios adecuadamente sin estar agradecidos.
Sentir y expresar aprecio es bueno para nosotros. Como cualquier padre prudente, Dios quiere que aprendamos a estar agradecidos por todos los dones que nos ha dado[6]. Nos conviene recordar que todo lo que tenemos es un regalo de Él. Sin gratitud, nos volvemos arrogantes y egocéntricos. Comenzamos a creer que hemos logrado todo por nuestra cuenta. La gratitud mantiene nuestro corazón en buena relación con el dador de todos los buenos regalos.
Dar gracias también nos recuerda cuánto tenemos. Los seres humanos son propensos a la codicia. Tendemos a centrarnos en lo que no tenemos. Al dar gracias continuamente recordamos cuánto tenemos. Cuando nos centramos en las bendiciones en lugar de en los deseos, somos más felices. Cuando empezamos a dar gracias a Dios por las cosas que normalmente dejamos de valorar, nuestra perspectiva cambia. Nos damos cuenta de que ni siquiera podríamos existir sin las bendiciones misericordiosas de Dios.
Primera a los Tesalonicenses 5:18 dice: «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús». Debemos estar agradecidos no solo por las cosas que nos gustan, sino también por las circunstancias que no nos gustan. Cuando nos proponemos dar gracias a Dios por todo lo que Él permite que ocurra en nuestra vida, mantenemos el resentimiento a raya. No podemos estar agradecidos y amargados al mismo tiempo. No le damos gracias por el mal, sino porque nos está sosteniendo a pesar de él[7]. No le agradecemos por el daño que Él no ocasionó, pero le agradecemos cuando nos da la fuerza para soportarlo[8]. Le damos gracias por Su promesa de que «a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados»[9].
Podemos tener corazones agradecidos a Dios aun cuando no nos sintamos agradecidos por las circunstancias. Podemos llorar y aun así estar agradecidos. Podemos sentir dolor y aun así estar agradecidos. Podemos estar enojados con el pecado y aun así estar agradecidos a Dios. Eso es lo que la Biblia llama un «sacrificio de alabanza»[10]. Dar gracias a Dios mantiene nuestro corazón en buena relación con Él y nos salva de una multitud de emociones y actitudes dañinas que nos robarán la paz que Dios quiere que experimentemos[11]. Tomado de gotquestions.org[12]
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«Entren por Sus puertas con acción de gracias; vengan a Sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben Su nombre». Salmo 100:4
Publicado en Áncora noviembre de 2019.
[1] Salmo 100:4 (NVI).
[2] Salmo 106:1, 107:1, 118:1; 1 Crónicas 16:34; 1 Tesalonicenses 5:18.
[3] Salmo 136:3.
[4] Salmo 118:29.
[5] Salmo 100:5.
[6] Santiago 1:17.
[7] Santiago 1:12.
[8] 2 Corintios 12:9.
[9] Romanos 8:28.
[10] Hebreos 13:15.
[11] Filipenses 4:6–7.
[12] https://www.gotquestions.org/giving-thanks-to-God.html.
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