Superar obstáculos
De la serie «Una vida más feliz»
[Overcoming Obstacles]
El tema de fondo
Al estudiar los logros de personas famosas, exploradores y pioneros en la Historia, se hace evidente que hicieron falta años de planificación e ingeniería laboriosa antes de que llegaran a ser una realidad los mayores logros, los descubrimientos científicos, la arquitectura y las obras de arte. Y no solo eso, sino que hizo falta alguien con proyección hacia el futuro, perseverancia y determinación para superar los obstáculos y persistir en su objetivo hasta verlo realizado.
La Biblia emplea analogías deportivas, como por ejemplo correr en la carrera, para expresar la realidad de que las metas no se alcanzan y la victoria no se consigue simplemente al cruzar la línea de meta. Hace falta aguante, tenacidad y perseverancia, y voluntad para luchar frente a los obstáculos y la oposición a fin de alcanzar la meta. Eso es tan cierto en la vida espiritual de los cristianos como en los deportes, con esta diferencia importante: la victoria requiere depender de las fuerzas del Señor y no de las nuestras, y mantener los ojos en Jesús, el autor y consumador de nuestra fe (Hebreos 12:2).
En términos modernos, el apóstol Pablo lo explicó así: «Así pues, corran para ganar. A fin de ganar una competición, deben abstenerse de muchas cosas que les impedirían esforzarse al máximo. Un atleta se toma todo esa molestia solo para ganar una cinta azul o una copa de plata, pero nosotros lo hacemos para conseguir una recompensa celestial que nunca desaparece. Entonces, corro en dirección a la meta, con propósito a cada paso. Yo lucho para ganar. No boxeo con un adversario imaginario ni estoy jugando simplemente» (1 Corintios 9:24–26).
Correr la carrera con perseverancia
Permítanme contarles la historia de una joven que nació en una familia muy pobre, en una cabaña de una región apartada en el campo de Tennessee. Fue la número 20 de una familia con 22 hijos. Nació prematuramente y frágil. No se sabía si lograría sobrevivir. Cuando tenía cuatro años de edad, tuvo pulmonía doble y escarlatina, una combinación mortal que la dejó con la pierna izquierda paralizada. Tuvo que llevar una órtesis de hierro en esa pierna. Sin embargo, fue afortunada al tener una madre que la animaba.
Pues bien, aquella madre le dijo a la niñita —que era muy inteligente— que a pesar del aparato ortopédico y de esa pierna, ella podría lograr grandes cosas. Le dijo que todo lo que tenía que hacer era tener fe, persistencia, valor y un espíritu indomable.
Así pues, a los nueve años, la niñita se quitó el aparato ortopédico de la pierna y dio el paso que los médicos le dijeron que nunca daría normalmente. En cuatro años, desarrolló un paso rítmico, que fue una maravilla médica. Luego, aquella niña tuvo la idea increíble de que sería la mejor corredora del mundo. Ahora bien, ¿qué quería decir? ¿Ser corredora con una pierna como esa?
A los 13 años, participó en una carrera. Fue la última en llegar. En la secundaria, participó en todas las carreras y en todas ellas tuvo el último lugar. Todos le rogaban que se rindiera. Sin embargo, un día, terminó la carrera en el penúltimo lugar. Y luego llegó el día en que ganó una carrera. A partir de entonces, Wilma Rudolph ganó todas las carreras en las que participó.
Wilma asistió a la universidad del estado de Tennessee, donde conoció al entrenador Ed Temple. El entrenador Temple vio el espíritu indomable de la muchacha, que era creyente y tenía un gran talento natural. La preparó tan bien que en 1960 fue a las Olimpiadas en Roma.
Allí enfrentó a la mejor corredora de aquella época, la alemana Jutta Heine. Nadie había derrotado a Jutta. Pero en la carrera de los 100 metros planos, ganó Wilma Rudolph. Derrotó de nuevo a Jutta en los 200 metros. Wilma acababa de conseguir dos medallas de oro en las Olimpiadas.
Finalmente, llegó a la carrera de relevos de 400 metros. Volvería a ser Wilma contra Jutta. Las primeras dos corredoras del equipo de Wilma hicieron perfectamente la entrega del testigo. Pero cuando la tercera corredora hizo la entrega a Wilma, estaba tan emocionada que dejó caer el testigo, y Wilma vio a Jutta alejarse por la pista. Era imposible que alguien pudiera alcanzar a aquella muchacha veloz, ágil. ¡Pero Wilma lo hizo! Wilma Rudolph había ganado su tercera medalla de oro en las Olimpiadas.
Aquel día, Wilma hizo historia al convertirse en la primera mujer que ganaba tres medallas de oro en las mismas Olimpiadas. Y habían dicho que ella nunca lograría volver a caminar. Brian Cavanaugh1
Nunca te rindas
No eres un fracasado hasta que te rindes, y siempre es demasiado pronto para darte por vencido. Dios se vale de los momentos difíciles para probar tu persistencia. La diferencia entre las personas fieles y las que no lo son es que las infieles se rinden ante la primera señal de dificultad. Las personas fieles siguen adelante.
Los que son fieles están decididos. Las personas fieles son diligentes; son persistentes. Los fieles no saben rendirse. ¿Sabes cómo una pequeña bellota llega a ser un roble? Un roble es solo una bellota que se negó a rendirse. […]
Si ahora mismo pasas por momentos difíciles, estos versículos son para ti: «Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades!» (2 Corintios 4:16,17).
A Dios le interesa más en qué estás convirtiéndote que lo que te está sucediendo. En muchos casos, el Señor permite en tu vida padecimientos, dificultades, tribulaciones y problemas a fin de enseñarte diligencia y determinación, y formar tu carácter. ¿Y los problemas que tienes ahora mismo? Son una prueba de tu fidelidad. Aunque la vida sea terrible, ¿seguirás sirviendo a Dios?
«No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos» (Gálatas 6:9). Rick Warren2
Una perla de sabiduría
Una ostra del fondo del mar abrió su concha de par en par para dejar entrar el agua refrescante. Mientras pasaba el agua, las branquias recogían alimento y lo enviaban al estómago. De pronto, pasó por allí un inmenso pez, y de un coletazo levantó una nube de arena. ¡Arena! Qué poca gracia le hacía la arena a la ostra. Era tan áspera que le amargaba la vida y le producía gran incomodidad. Qué mal lo pasaba cada vez que entraba un poco de arena en su interior. La ostra se apresuró a cerrar la concha de golpe, pero ya era tarde. Un molesto granito de arena había logrado introducirse entre su cuerpo y la concha.
¡Cómo fastidiaba a la ostra aquel granito de arena! Pero casi al instante, unas glándulas con las que Dios la había dotado se activaron y comenzaron a envolver el incómodo granito de arena con una sustancia preciosa, suave, anacarada. Año tras año, la ostra añadía más capas de aquella sustancia al granito de arena, hasta que terminó produciendo una hermosa perla reluciente de gran valor.
A veces nuestras molestias y defectos son en cierta forma como ese granito de arena. Nos irritan y no nos explicamos por qué los tenemos y por qué nos producen tanto desagrado e incomodidad. Sin embargo, si permitimos que Dios obre en nuestra vida, Su gracia comienza a obrar milagros con nuestros problemas y flaquezas. Dios escribe derecho con renglones torcidos, y no tarda en transformar los toscos granos de arena que nos trae la vida en valiosas perlas de entereza, que llegan a ser fuente de esperanza y contribuyen a levantar el ánimo de muchas otras personas.
Reflexionemos...
Los pequeños problemas y preocupaciones de la vida pueden ser como escollos en nuestro camino, o podemos emplearlos como peldaños para tener un carácter más noble y para dirigirnos al Cielo. En muchos casos, los problemas son los instrumentos que Dios utiliza a fin de moldearnos para algo mejor. Henry Ward Beecher
Tengan ánimo. No piensen en los fracasos de hoy, sino en los éxitos que pueden llegar mañana. Se han impuesto una tarea difícil, pero tendrán éxito si perseveran; y encontrarán alegría al superar los obstáculos. Recuerden, no se pierde ningún esfuerzo que hagamos para alcanzar algo bello. Helen Keller
Dios nunca dijo que el viaje sería fácil, pero sí dijo que la llegada valdría la pena. Max Lucado.
Lo que dice la Biblia…
Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe. Hebreos 12:1,2
Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo, pues, vas a competir con los caballos? Si caes en tierra de paz, ¿cómo te irá en la espesura del Jordán? Jeremías 12:5
No es que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús. Filipenses 3:12
Publicado en Áncora en febrero de 2025.
1 https://dailydewinspiration.com/become-what-you-want-to-be/
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