Hechos dignos por Su dignidad

julio 17, 2014

Palabras de Jesús

Los que hemos acudido a Él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios.  Hebreos 6:18–19[1]

*

El torrente de Mi amor por ti jamás se secará. Basta con que tengas fe en que ese torrente existe para descubrir que te puedes lavar en él. Puedes nutrirte de él y extraer de él fuerzas que desconoces. El torrente de Mi Amor puede brindarte todas estas satisfacciones. Derramo Mi amor con tanta liberalidad y abundancia que corre y corre a borbotones. Te dará paz, te abrigará el corazón y hará gratificante tu vida.

La corriente de Mi amor en tu vida siempre es libre y abundante. Cualesquiera sean las circunstancias. Expreso Mi amor por ti cada día de innumerables maneras. Puede que lo veas, lo sientas y lo reconozcas y puede que no; sin embargo, eso no altera el hecho de que es constante, copioso e incondicional.

No puedes hacerte acreedor ni ser digno de él por tus propios méritos, pues te lo brindo a modo de obsequio. Siempre te amaré con amor perfecto, interminable, abundante.

Recuerda, pues, la metáfora del torrente: así como no se puede impedir que fluya una corriente impetuosa de agua, sino solo observar su belleza, advertir su fuerza, beber su frescura y maravillarse de su poder, así es Mi amor por ti. Te quiero con un amor eterno, y soy tu amor eterno.

 

Íntima conciencia

Te comprendo en toda tu complejidad; te entiendo perfectamente y con absoluta precisión; ni el más mínimo detalle de tu vida me es ocultado. Mas no debes temer esa íntima conciencia Mía porque te veo con los ojos de la gracia.

Si te mirara de otra manera —a través de los ojos de la ley en lugar de los de la gracia— podría resultarte aterrador. Lamentablemente, con frecuencia tú te ves a ti mismo de esa manera: evalúas de manera legalista lo bien o mal que te desempeñas. Si te pones a analizarlo te das cuenta de que es una tontería ver las cosas así, porque tu desempeño jamás bastará para estar a la altura de Mis estándares. En vez de concentrarte en tu desempeño, ven a Mí y recibe Mi amor infalible.

Esto es lo que veo cuando te miro a través de la lente de la gracia: te ves majestuoso, pues te he vestido con Mi justicia. Estás radiante, sobre todo cuando me contemplas. Te ves bello reflejando Mi gloria de vuelta hacia Mí. ¡De hecho, tanto me deleitas que me regocijo por ti con gritos de júbilo!

La mejor manera de ver a los demás a través de los ojos de la gracia es mirándolos a través de la lente de Mi amor infalible. Si perseveras en dicha práctica poco a poco te resultará cada vez más fácil extenderles esa gracia tanto a tu propia persona como a los demás[2].

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El Señor tu Dios está en medio de ti
como guerrero victorioso.
Se deleitará en ti con gozo,
te renovará con Su amor,
se alegrará por ti con cantos.  Sofonías 3:17[3]

 

Nunca demasiado malo

No temas, Mi tesoro, porque te quiero con un amor inagotable. Mi amor es eterno. Cuando caes, cometes errores, obras mal, tu comportamiento te decepciona y defraudas a los demás y me sigues de lejos, cuando no andas en el temor de Mí o no me amas como debieras, cuando piensas negativamente y te desmoralizas o das lugar a críticas, esas cosas no merman el amor que albergo por ti.

Has pasado por épocas en las que estabas débil y otras en las que estabas fuerte. Hay momentos en que estás de buen ánimo, en otros te deprimes. Unas veces tienes éxito, otras fracasas. Mas en todos esos momentos te amo por igual. Tus fracasos, defectos y debilidades no alteran Mi amor por ti. No hacen menguar el amor que te profeso. Nunca se puede ser demasiado malo para Mí. Nada de lo que hagas, digas o piensas podría ser tan malo como para causar que te ame menos. No pongo condiciones para que puedas participar de Mi amor. No digo que debas ser de tal o cual manera para contar con él. Te prometo que siempre estaré contigo, hasta el fin de los tiempos.

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¡Cuán precioso, oh Dios, es Tu gran amor! Todo ser humano halla refugio a la sombra de Tus alas. Se sacian de la abundancia de Tu casa; les das a beber de Tu río de deleites. Porque en ti está la fuente de la vida, y en Tu luz podemos ver la luz.  Salmo 36:7–9[4]

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Busqué al SEÑOR, y Él me respondió; me libró de todos mis temores. Radiantes están los que a Él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza.  Salmo 34:4–5[5]

 

Inagotable

Mi amor es como un río que fluye en abundancia. Nunca se seca. Cada uno de vosotros puede recibir en la medida de su capacidad. Cada uno puede recibir por su lado, según su necesidad. No temáis que se vaya a agotar, pues Mi amor es inagotable. No temáis que vayáis a perderlo, pues Mi amor no se pierde.

Estoy al tanto de tus defectos y conozco tus debilidades. Te veo cuando tropiezas y caes pero eso no altera el amor que siento por ti. ¿Acaso disminuye el amor del padre por el hijo cuando éste cae? Todo lo contrario, toma al hijo en sus brazos y lo cuida con más ternura. Así también es Mi amor por ti, pues eres la niña de Mis ojos.

No temas ser hallado indigno, porque nadie puede hacerse acreedor de Mi amor; Mi amor se recibe. Te amo, a ti en particular, tal y como eres.

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Para nosotros el Señor será el Poderoso. Será como un ancho río de protección que ningún enemigo puede cruzar; por el cual no puede navegar ningún barco enemigo. Pues el Señor es nuestro juez, nuestro legislador y nuestro rey; Él cuidará de nosotros y nos salvará.  Isaías 33:21–22[6]

Publicado por primera vez en 1997, a menos que se indique lo contrario. Texto adaptado y publicado de nuevo en julio de 2014. Traducción: Irene Quiti Vera y Antonia López.


[1] NTV.

[2] Sarah Young, Jesus Lives (Nashville: Thomas Nelson, 2009).

[3] NVI.

[4] NVI.

[5] NVI.

[6] NTV.

 

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