Un árbol plantado junto a corrientes de aguas

enero 13, 2014

David Brandt Berg

Me encantan los árboles. Son las creaciones de Dios más bellas, en perfecto equilibrio y simetría. ¿Sabes por qué ese árbol de ahí es perfecto? Porque no hace otra cosa que cumplir el propósito para el que lo creó el Señor. Nunca se equivoca. Es perfecto. En todo lo que hace, no hace más que obedecer la voluntad del Señor para él, a pesar de plagas, parásitos y tormentas. Dios lo cuida y él alza sus frondosos brazos para glorificar al Señor.

Simplemente se dobla haciendo una reverencia y asintiendo con la cabeza a la voluntad de Dios, y sonríe todo el día. ¿Te has fijado alguna vez en que un árbol es todo sonrisas? Cada vez que una rama se separa de otra o del tronco, forma una sonrisa con las comisuras hacia arriba. Un árbol es todo sonrisas, sin ceños a menos que el hombre o las tormentas lo doblen hacia el otro lado y lo afeen un poco, pero luego vuelve a crecer otra vez hacia arriba, en dirección al Señor. No importa en qué dirección lo doblen, ni que incluso lo partan, siempre vuelve a crecer hacia arriba. Nada lo puede detener, a menos que lo talen y lo maten, y aun así, más adelante la raíz vuelve a la vida.

El diseño de cada una de las ramas tiene que ser perfecto, deben crecer en el sitio exacto y en la dirección correcta, tener el peso debido y con ramas en todos lados en igual número, peso y tamaño para que el árbol no se vuelque. Pesa toneladas, sin embargo ¡se eleva equilibrándose sobre un tronquito! Es como una bailarina de ballet bailando sobre un solo pie, con el vuelo de la falda completamente desplegado y con un equilibrio perfecto.

Un árbol es la imagen de lo perfecta que es la creación de Dios. Siempre se mantiene derecho y fuerte, como en adoración al Señor, con un aspecto hermoso que todos pueden disfrutar. Proporciona sombra, cobijo, a veces fruta y alimento y, en el caso de algunos árboles, hasta vestido.

Los árboles pueden proveer las tres necesidades fundamentales del hombre: alimento, ropa y cobijo. Un árbol es algo asombroso, una maravilla. Una mujer es como un árbol; le proporciona a su familia comida, ropa, cobijo, belleza, amor, consuelo y compañía. Es firme y fuerte; es servicial y una bendición, como un árbol.

Estaba acostado mirando por la ventana y contemplando ese magnífico árbol, pensando en que crece para la gloria del Señor, en conformidad con Su voluntad. Produce exactamente lo que Él ha dispuesto que produzca, fruto y flores. Es fuerte y hermoso. Cumple con su misión en la vida del mismo modo en que tendríamos que hacerlo también nosotros.

Ayúdanos, Señor, a ser como árboles firmemente plantados en Tu tierra, nutridos con el agua de Tu Palabra y fertilizados por el alimento de Tu propio cuerpo. Eres como la tierra en la cual crecemos, sobre la cual nos levantamos, de la cual dependemos y sin la cual no podríamos existir. Ayúdanos a ser fuertes, como árboles fuertes y fieles que crecen para Tu gloria, llenos de fruto y de utilidad para los demás, obedientes y cumpliendo la misión que nos has encomendado, para crecer y llevar fruto para Tu gloria y ser una bendición para el hombre.

Creo que jamás oiré un canto
tan hermoso como un árbol.
Un árbol cuya boca sedienta
de la madre tierra se alimenta.

Un árbol que a Dios mira con veneración,
alzando los brazos en adoración;
y que en el verano lo corona el Señor
con el nido del ruiseñor.

Sobre cuyo seno desciende la nieve;
y sus hojas levemente la brisa mueve.
Los poemas los crean los humanos,
mas solo Dios puede crear un árbol.  Joyce Kilmer

La primera prenda de vestir que utilizó el hombre fue una hoja de higuera, del árbol que da los higos. Y una de las mejores telas que hay es el lino, que se obtiene del árbol del mismo nombre. Y, por supuesto, muchísimas de las viviendas que brindan cobijo al hombre utilizan árboles en su construcción, desde las humildes casuchas de paja donde habitan los pobres hasta los imponentes palacios de los ricos. Alimento, vestido y cobijo; todo proviene de los árboles.

De hecho, uno de los edulcorantes naturales más deliciosos que hay es el jarabe de arce (miel de maple) que se fabrica a partir de la savia del arce. La hoja de arce es el emblema nacional de Canadá. Creo que hay otro país en cuya bandera figura un árbol, como símbolo de la nación, y como símbolo de fuerza, poder, prosperidad, utilidad y belleza. ¡Los árboles son fantásticos!

No creo que el mundo podría prescindir de los árboles. Se construyen casas con ellos. Y suministran toda clase de frutas. Casi todas las frutas, salvo las bayas, provienen de árboles. Y la mayoría de los frutos secos provienen de los árboles.

Si no hubiera árboles no habría sombra y, si no hubiera sombra, eso querría decir que muchas matas y arbustos no podrían crecer, los animales no tendrían un hábitat adecuado, el suelo se secaría y se convertiría en un desierto estéril tal como ha sucedido en muchos lugares después de que las personas cortaran todos los árboles. Se convirtieron en desiertos, en terrenos estériles, incapaces de mantener vida alguna. Sin árboles, apenas si puede haber vida. Los árboles son imprescindibles para la vida del hombre y de los animales.

Los árboles constituyen uno de los mayores regalos que Dios ha dado al hombre y nos resultaría muy difícil vivir sin ellos. Dios dijo que seríamos como un árbol plantado junto a corrientes de agua que da su fruto en su tiempo.

«Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley del Señor está su delicia, y en Su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará»[1].

Artículo publicado por primera vez en marzo de 1981. Texto adaptado y publicado de nuevo en enero de 2014. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.


[1] Salmo 1:1–3.

 

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