noviembre 28, 2013
Porque Yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29:11[1]
La adversidad en muchos casos nos catapulta a situaciones y encuentros con personas que de otro modo no tendríamos ocasión de conocer. A veces el Señor abre puertas mediante situaciones aparentemente negativas que no se abrirían de otro modo. Si nos mantenemos en sintonía con Él y siguen Su plan, por lo general con el tiempo veremos las oportunidades que puso en nuestro camino con los retos.
Vale la pena encarar la adversidad con mentalidad positiva, enfrentarla con fe y alabanza. Podemos dar gracias al Señor por la garantía de que sacará algo bueno aun de las circunstancias en apariencias más negativas o difíciles[2]. Si manifestamos nuestra fe alabándolo, Él puede darnos las fuerzas para que adoptemos una actitud positiva y llena de fe y tomemos decisiones prudentes y guiadas por el Espíritu a la hora de reaccionar en circunstancias difíciles.
Podemos estar seguros de que el Señor tiene un plan, por grande que parezca el revés que provocan las circunstancias al principio o las dificultades o retos que suponga a primera vista. Podemos buscar las oportunidades que el Señor nos presenta en la adversidad u oposición que enfrentemos y pedirle que nos indique cómo nos beneficiaremos de la situación.
Winston Churchill dijo en cierta ocasión: «Una dificultad superada es una oportunidad aprovechada». También es el autor de esta frase tan conocida: «El pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; el optimista ve la oportunidad en cada dificultad.» Podemos pedirle al Señor que nos ayude a superar las dificultades buscando las oportunidades en cada señal de oposición con que nos topemos.
¡Abracemos los retos que nos presentan las dificultades y la adversidad! Digámosle al Señor que estamos listos; de hecho, queremos que nos los haga llegar si es lo que necesita para conducirnos a las oportunidades que nos permitirán serle productivos y cumplir Su voluntad en nuestra vida.
Concentrémonos en las oportunidades y las victorias que nos ha preparado el Señor. El Señor dice que la senda de Sus hijos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Así que podemos contar con que nuestra senda esté totalmente alumbrada con Su luz, independientemente de las circunstancias que enfrentemos[3].
Jesús dice:
La vida no se compone solo de épocas fáciles, de momentos en que todo va sin problemas y pueden dedicarse tranquilamente a sus asuntos con pocas trabas o demoras. También tiene sus dificultades, retos que los motivan a desarrollar cualidades como la perseverancia, la determinación y la tenacidad. Parte de la vida consiste en afrontar algo aparentemente insuperable y confiar en Mi poder para ayudarlos a imponerse sobre todo obstáculo.
A menudo, los momentos más destacados de la vida se dan cuando se está en la cresta de la ola, sacándole el máximo provecho. Hace falta valor para subirse a la ola y correrla, en vez de quedarse en la playa para evitar el desafío. Nunca se remontarán sobre los retos de la vida ni aprenderán a volar más alto si se agachan en las zonas seguras y buscan la vía más cómoda.
La vida a Mi servicio es un desafío; así lo he dispuesto. Están en una guerra espiritual. Es la guerra más importante que jamás se librará, y por la más justa de las causas, por resultados eternos: la salvación del ser humano y la preparación de la Tierra para Mi reino venidero.
La guerra es oposición, en eso consiste. Dos ejércitos se enfrentan y traban combate, y cada uno está decidido a ganar. Ustedes tienen una ventaja con relación a los ejércitos tradicionales, porque su victoria está predicha desde el comienzo de los tiempos. Tienen el éxito garantizado y dispuesto aquí en el Cielo, siempre y cuando luchen contra la adversidad con todas las armas espirituales de las que disponen, resueltos a triunfar en toda batalla.
El soldado veterano vive para la batalla; esa es su vida, su vocación. Sabe que se lo ha llamado a la guerra y está preparado para presentar batalla. Si son capaces de ver la oposición y la adversidad como un reto, una oportunidad de correr la ola y avanzar más rápido, de llegar más lejos que nunca, eso mismo los ayudará a no verlos como algo negativo, como si se tratara de un contratiempo o de un obstáculo en sus planes. Pídanme que convierta la oposición en una oportunidad.
Cuando pidan pan no les daré una piedra. Si piden oportunidades, pídanme que los ayude a no rehuirlas si vienen por medio de oposición o dificultades. Denme gracias por la oportunidad y pregúntenme cómo pueden sacarle jugo a la situación. Aspiren al crecimiento, los progresos y los avances que quiero sacar de cada adversidad. Esa es Mi meta: que corran la ola y se alcen más imponentes que antes.
Todo depende de la perspectiva y actitud. La oposición y la adversidad son aspectos de la vida que los fortalecen y les ayudan a convertirse en los vencedores que están llamados a ser.
Cuando adoptan la mentalidad de triunfar, remontarse y vencer, cada reto puede convertirse en una oportunidad, en un peldaño que los conduce a nuevas posibilidades y mayores victorias.
Reciban con los brazos abiertos los desafíos del día antes de que aparezcan en el horizonte. Aunque no sepan qué les deparará la jornada, tengan la certeza de que poniendo los ojos en Mí estarán listos para vencer, aunque no sepan qué obstáculos, pruebas o tribulaciones puedan venir. Las armas de su milicia son potentes en Mí y son más que suficientes para vencer en todo reto que enfrenten[4]. Así que, reciban los retos y los obstáculos que se les presenten con los brazos abiertos. De eso se componen las victorias.
La fórmula para capear con éxito los vientos de toda adversidad es la fe. Es confiar en que llevo las riendas, en que, por impetuosas que sean las olas que batan contra su nave, haré que salgan airosos de la tormenta.
Ustedes también tienen una función que desempeñar por ser parte de la tripulación, pero su parte será pequeña en comparación con lo que haré Yo. No solo estaré al timón ayudándoles a atravesar las aguas más difíciles, sino que también puedo calmar los mares y acallar la tempestad una vez que esta haya cumplido su finalidad. Trabajaremos unidos para capear las tempestades; ustedes harán su parte, y Yo me ocuparé de lo demás.
Si se tambalean un poco y les cuesta acostumbrarse al movimiento del barco, miren al timón y recuérdense quién está al mando de la nave. Sean cuales sean las circunstancias —el tamaño de las olas de la adversidad que azoten su navío o su incapacidad para hacer frente a los desafíos—, Mi voluntad es que toda situación redunde en favor de ustedes, ya sea de inmediato o a la larga. Mi voluntad es que aprendan a montar las olas con éxito y dejen que los catapulten a nuevas oportunidades de transmitir a otros Mi Palabra y Mi verdad, a las tierras prometidas y a nuevas cotas de sabiduría y experiencia.
¡Disfruten de la experiencia y sientan el viento entre sus cabellos! Disfruten de la oportunidad de ejercitar su fe y plantarse en Mis promesas. La victoria en temporadas difíciles es una cuestión de fe, en todos los sentidos. No se trata de ser perfectos o no equivocarse; no tiene que ver con el desempeño de ustedes. Tiene que ver con la confianza en Mí y con saber que juntos capearemos toda tempestad y saldremos adelante. Su mejor apuesta es jugárselo todo por Mí, y ganarán; ¡lo tienen garantizado!
Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes. 2 Corintios 9:8
Publicado por primera vez en febrero de 2009 y adaptado en noviembre 2013. Traducción: Irene Quiti Vera y Antonia López.
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