Valores, lecciones de vida y verdades

octubre 15, 2013

Dar una base sólida a sus hijos

Recopilación

Diez versículos de la Biblia que quiero que mis hijos se aprendan

Cuando miro los rostros de mis hijos y escucho sus risas melodiosas… quiero dárselos todo. Si pudiera, les daría el mundo eterno. Luego, me despabilo y recuerdo mis propias experiencias y mi realidad. Las heridas… el dolor de un divorcio. Las consecuencias de malas decisiones que siempre se me perdonan pero que vuelven a perseguirme en esos días en que olvido quién soy en Dios. Y en ese momento en que chocan lo inocente y lo auténtico me doy cuenta de que no puedo mantener a mis hijos en una burbuja. Sufrirán heridas… tomarán malas decisiones.

Muchas cosas cambiarán a medida que crezcan, y lamentablemente es inevitable que su inocencia comience a desgastarse. Sin embargo, ¿qué es lo que no cambiará? Sus verdades. Él era y es y siempre será. Él es siempre el mismo. Siempre. El consuelo que me da esa verdad es sobrecogedor. Por eso, aunque estoy convencido de que TODOS los pasajes de las Escrituras son sagrados y proceden de Dios, hay ciertos versículos que quiero que mis hijos se hayan memorizado antes de que abandonen el nido.

 

1. Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».  Hebreos 13:5

2. Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!  Salmo 139:13–14

3. Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.  Hebreos 11:1

4. ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.  Josué 1:9

5. Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad.  Jeremías 31:3

6. La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego.  Proverbios 15:1

7. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda.  Mateo 5:23–24

8. Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!  2 Corintios 5:17

9. Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con Su propósito.  Romanos 8:28

10. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas. Gálatas 5:22–23
—Natalie Snapp
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De padre a hijo: valiosas lecciones de vida

Siete lecciones de vida fundamentales que todo padre debería compartir con sus hijos, sin importar qué edades tengan:

No pierdas la curiosidad. Los niños tienen una curiosidad innata. Sin embargo, en el afán de llegar adonde sea que nos dirijamos, los padres siempre estamos presionándolos para que apuren la marcha. Nada te acercará más a tus hijos —ni los preparará mejor para la vida— que compartir con ellos la capacidad de asombro y la necesidad de explorar. A lo mejor en el jardín de la casa encuentren un insecto interesante o una flor hermosa. Agáchate y examínenlo de cerca; investíguenlo juntos en la enciclopedia o en la Internet. Traten de averiguar cómo funciona algún tipo de máquina.

Sé generoso. Y no me refiero solo al dinero sino también al tiempo, a las posesiones materiales y al amor. Un espíritu de generosidad enseñará a tus hijos a tener empatía, a ser sensibles a las necesidades de las personas que los rodean.

Cuando te equivoques, reconócelo. Si no te comportas como si fueras perfecto, tus hijos sabrán que ellos tampoco tienen que serlo.

Muéstrate dispuesto a cometer errores. Se rompe la cometa; algo que se repara no funciona; las piezas del rompecabezas no encajan. ¿Qué importa? Habrás mostrado a tus hijos que es importante probar cosas nuevas, sin importar cómo nos salgan.

Sé espontáneo. Si bien está muy bien ser organizado, por otra parte presiona a que las cosas se hagan de cierta manera. Esto le resta a la alegría de vivir. Enseña a tus hijos que es permisible apartarse del plan original cuando algo lo amerita.

Practica la espiritualidad. Alienta a tus hijos a cultivar su sentido de asombro, y no una vez por semana, sino todo el tiempo. La espiritualidad es como un músculo, hay que usarlo con frecuencia para que se fortalezca.

Respeta tu cuerpo. La buena salud es importante. Guíalos con el ejemplo. Que tus hijos te vean hacer ejercicio (aliéntalos a acompañarte cuando lo hagas), ten una dieta saludable y lleva una vida limpia en general.  Joe Kita[2]

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Valores familiares

[Nos] preguntamos: ¿Cuáles son nuestros valores como familia? ¿En qué creemos, en realidad? ¿Qué es lo que consideramos verdaderamente importante para nosotros? Coincidimos en cuatro palabras: gratitud, generosidad, humildad y valor. Decidimos que queríamos que esos cuatro valores nos definieran como familia, y para Parker (mi hijo mayor) y yo, el tipo de hombres que somos.

Así es que siempre estoy consciente de cómo cultivar la gratitud. ¿Qué hago para dar ejemplo de generosidad? ¿Qué debo hacer para cultivar la humildad, vivir en un aprendizaje continuo y siempre anhelar más de Dios? ¿Y cómo hacer para vivir con valor? Uno no puede obedecer a Dios si no tiene valor. Fue por eso que Dios le dijo a Josué: «Sé fuerte y valiente», porque si quieres poner a prueba y vivir conforme a las promesas de Dios, te hará falta mucho valor.

Esas cuatro palabras son palabras que empiezan a definirnos como familia. Son cosas que quiero destacarle a mis hijos.  Mark Batterson[3]

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A los que aún no lo hayan hecho, les recomendamos que determinen cuáles son los valores que personalmente o como familia consideran más importantes, que definan los ideales que guían sus decisiones personales, expresan la vida cristiana y la integridad que quieren manifestar, y que consideren que les ayudarán a llevar una vida plena y llena de sentido.

Hay muchas maneras de expresar la escala de valores propia. Algunas personas prefieren elaborar una lista de puntos breves y concisos. Otras redactan su declaración personal de intenciones. Algunas expresan lo que sienten que los define como persona, los aspectos de su vida y las metas que más relevantes les resultan.

Todas las personas —incluso las que hasta ahora no han reflexionado conscientemente acerca de estas cosas— tienen valores o principios que influyen de manera fundamental en sus decisiones y procesos mentales, aunque solo sea de manera subconsciente, y que hasta cierto punto hacen que sean como son; es lo que guía su moralidad. Si lo piensan y oran un poco al respecto, es probable que reconozcan ciertos patrones en sus actos y sus pensamientos, factores que siempre toman en cuenta a la hora de tomar decisiones o en los que las basan. Eso puede ayudarlos a definir qué valores consideran prioritarios.

A lo mejor también terminan por darse cuenta de que hay algunas cuestiones a las que no han dado suficiente prioridad, o factores que deberían tener más en cuenta, y hacen los ajustes necesarios. Si nunca han hecho algo así, es posible que la primera lista que preparen sea simplemente un borrador, porque luego con el tiempo tal vez la vayan completando y adaptando.

Si seguimos la lógica de que los valores que se presentan en Mateo 22:37-40 son el núcleo de todo lo que decimos, hacemos y creemos, aquello en lo que basamos nuestras elecciones y decisiones… entonces todos los valores que se desprendan de esos dos mandamientos armonizarán entre sí.  Peter Amsterdam[4]

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Jesús le dijo: «”Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primero y más grande mandamiento. Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.» Mateo 22:37–40

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Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Deuteronomio 6:6–7

Publicado en Áncora en octubre de 2013. Traducción: Irene Quiti Vera y Antonia López.


[1] Tomado de http://mommyonfire.com/2012/08/14/10-bible-verses-i-want-my-children-to-know.

[2] The Bottom Line, 15 de junio de 2001.

[3] Parenting 101, charla impartida en la iglesia National Community Church, el 27 de febrero de 2011.

[4] Publicado por primera vez en mayo de 2010.

 

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