septiembre 12, 2013
El discípulo camina con Jesús, sigue a Jesús y vive con Jesús. Es la diferencia entre el cristianismo superficial y el discipulado. David Brandt Berg
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Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida, por amor de Cristo. Y a decir verdad, incluso estimo todo como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por Su amor lo he perdido todo, y lo veo como basura, para ganar a Cristo y ser hallado en Él.
No por tener mi propia justicia […] sino por tener la justicia que es de Dios y que viene por la fe, la fe en Cristo; a fin de conocer a Cristo y el poder de Su resurrección, y de participar de Sus padecimientos, para llegar a ser semejante a Él en Su muerte, si es que de alguna manera llego a la resurrección de entre los muertos.
No que ya lo haya alcanzado, ni que ya sea perfecto, sino que sigo adelante, por ver si logro alcanzar aquello para lo cual fui también alcanzado por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo alcanzado ya; pero una cosa sí hago: me olvido ciertamente de lo que ha quedado atrás, y me extiendo hacia lo que está delante; prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:7-14[1]
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El discípulo es la mente por la que Cristo piensa. El discípulo es el corazón por el que Cristo ama. El discípulo es la voz por la que Cristo habla. El discípulo es la mano por la que Cristo ayuda.
No se equivoquen: el discípulo es un sirviente. No es el profesor, sino el alumno. No es el líder, sino el seguidor. El discípulo no es el centro de atención, sino el que se esfuerza tras bastidores. Jesús es nuestro maestro, nuestro líder, el centro de nuestra atención. El discípulo es el siervo llamado por Dios a llevar la cruz de Cristo y vivir por Jesús en este mundo.
La vida al servicio de Jesús no es un trabajo dominical. Es una labor de 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año. El discípulo no goza de días libres. No existe momento en que el discípulo termina su labor. La vida por Jesús nunca concluye y sustituye todas las demás funciones. Vivir por Jesús es la vida.
Se desconoce lo que conllevará vivir por Jesús. En algunos casos significa un día como cualquier otro; en otros, sacrificio y sufrimiento. Pero el discípulo se mantiene fiel en las buenas y en las malas. El discípulo acepta las labores más comunes con la misma alegría que al realizar un trabajo de alta competencia. El discípulo siente la misma alegría al realizar una labor respetada por el mundo como una loada únicamente por Dios. El logotipo de la Unión Bautista Misionera lo representa bien. La imagen es un toro situado entre un arado y un altar. A su lado se lee: Dispuesto a todo. Pastor John Straub[2]
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El discipulado no solo consiste en renunciar de buena gana a tus pertenencias, ministerio o trabajo, sino a ti mismo y tu orgullo. Pon todo eso a Mis pies y preséntate ante Mí con las manos vacías. Te sostendré y no permitiré que caigas. Te tomaré en Mis brazos y te retribuiré tu sacrificio y tu sumisión dándote mucho más de lo que entregaste. No saldrás perdiendo, sino que ganarás, prosperarás, crecerás y reflejarás sobre los demás la ternura de Mi Espíritu.
Otros hallarán consolación en la que tú has hallado. Aunque ahora no te das cuenta de ello, al someterte y abandonar tus propios caminos y pensamientos te convertiré en una vasija de la que me podré valer mucho más y por la que los demás sentirán gran aprecio. Retén lo que tienes para que ninguno tome tu corona. Sabe que no te decepcionaré, sino que cumpliré las promesas que te he hecho. No temas, cree solamente y acepta Mis Palabras de amor. Nada de lo que te he prometido dejará de cumplirse. Jesús, hablando en profecía.
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La ilustración de la verdad es la labor del cristiano. Es la manera más efectiva de predicar: viviendo la verdad[3]. Cabe recordar que llegado el punto de decisión, solo el milagroso poder del Espíritu Santo pude convencer y ganar el corazón de los oyentes. Pero para ello se debe ver a Dios por medio de nosotros. Nuestra vida debe ser un reflejo del milagroso poder divino. Debe ser un ejemplo vivo y auténtico. La prueba de que Jesús es real.
Jesús no solo predicó el mensaje. Lo vivió. No era solo la Palabra viva —el sermón—, sino la obra viva —el ejemplo—. Dijo que no solo les había hablado, sino que había hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho[4].
Nuestra principal labor es la difusión de las palabras que obran maravillas. Nuestro principal objetivo es obedecer a Dios y difundir Su mensaje. Pero la única prueba de las palabras es el ejemplo. Somos el producto, la prueba de que funciona. Que la luz de ustedes alumbre delante de todos, para que todos vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre, que está en los cielos[5].
Empieza con una revolución espiritual que desgarra por completo el corazón y brinda un nuevo espíritu: el Santo Espíritu de Dios. Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo[6].
Cuando Jesús dijo: Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado[7], lo que en realidad predicaba era: Levántense, muévanse, inicien una revolución. La palabra arrepentirse proviene del término griego metanoia. Representa un cambio radical de pensamiento. Es dar media vuelta y dirigirse en dirección contraria. Es revolucionarse. El verdadero significado de arrepentimiento es revolución. Es alterar el rumbo. Es cambiarlo todo.
Cambia tu vida. No solo un cambio interno —lo que algunos llaman cambio de corazón—, sino la vida entera, la forma de vivir y de trabajar. Ese es el llamado del discípulo. Fue lo que predicó Jesús. David Brandt Berg[8].
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No cabe ninguna duda que nuestra creación permite a Dios tomar el control. Podemos recibir un poder superior al nuestro. Los detalles y nuestra manera de interpretarlos varían, pero es cierto desde el panorama bíblico de la vida humana. […] Quienes estudian con mayor detenimiento a Jesús reciben el poder para cumplir Su llamado y representar a Dios en su tiempo y lugar en el mundo. Son los únicos con el suficiente desarrollo de personalidad para empuñar de forma segura el poder divino.
Nuestra misión fluye de manera natural de la vida. No es una labor opcional. No se trata de una tarea posible de olvidar o de ignorar entre otras labores. La vida eterna —de la cual fluyen numerosos efectos gloriosos— es una relación interactiva con Dios y Su único hijo, Jesús, dentro de la perdurable atmósfera del Espíritu Santo. La vida eterna es el camino celestial. En perfecta armonía hacemos justicia, amamos la misericordia y nos humillamos ante Dios[9]. Las enseñanzas de Jesús nos instruyen a vivir de esa manera. La escuela divina nunca entra en receso. Dallas Willard.
Publicado en Áncora en septiembre de 2013.
Traducción: Sam de la Vega y Antonia López.
[1] Reina Valera Contemporánea.
[2] http://poplcms.wordpress.com/2012/01/25/a-disciple-is-a-mind-through-which-christ-thinks.
[3] Juan 14:8-9.
[4] Juan 15: 22, 24.
[5] Mateo 5:16.
[6] Ezequiel 36:26.
[7] Mateo 4:17.
[8] Publicado por primera vez en septiembre de 1974.
[9] Miqueas 6:8.
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