Más fe

septiembre 2, 2013

María Fontaine

La fe es un elemento vital de nuestra vida. Todo lo relacionado con nuestra vida espiritual requiere fe, desde el paso inicial de aceptar el hermoso don de la salvación, hasta invocar el poder del Cielo para obrar milagros.

Todos los días necesitamos fe. Fe para creer y aceptar la Palabra escrita, fe para escuchar al Señor personalmente en profecía, fe para obedecer y seguir la Palabra, fe para apoyarnos en el Señor a fin de que provea para nuestras necesidades, fe para confiar en el Señor en tiempos difíciles, fe para encomendarle nuestra vida, nuestros planes y a nuestros seres queridos, fe para creer que nuestras oraciones serán respondidas, fe para sanarnos, para esperar milagros, y para una miríada de situaciones difíciles y hasta imposibles. ¡Necesitamos fe para muchísimas cosas!

 

Principios de la fe, un mensaje de Jesús

La fe no es un asunto complejo. Hay situaciones complejas, pero la fe en sí se basa en principios sencillos. La fe es confiar, la certeza de que existo, que los amo y deseo ayudarlos; creer que Mis promesas son para ustedes, que respondo a la oración, aunque esa certeza se oponga a lo que diga cada uno de sus sentidos naturales.

Los niños pequeños pueden ser un buen ejemplo de ello. Tienen fe en sus padres. Saben que si lloran alguien se hará presente; si tienen hambre, les darán de comer; si necesitan ayuda, la obtendrán. Cuando predicaba Mis enseñanzas, ponía de ejemplo a los niños. Los llamaba a Mi lado y les decía a Mis discípulos que debían humillarse y aceptar el reino de Dios y las cosas del reino como niños, con confianza, con certeza, con fe[1].

La fe tal vez se vea tentada a titubear, y puede que piense en hacerlo, porque ustedes no son perfectos. Pero al final, la fe se mantiene firme, porque cree en Mí y está persuadida de que soy capaz de cumplir lo que he prometido[2]. La fe está convencida de que soy poderoso para hacerlo todo mucho más abundantemente de lo que ustedes piensan o entienden[3]. La fe tiene la certeza de que no hay nada demasiado difícil para Mí y de que todo me es posible[4].

Cuando se tiene fe, el corazón está firme, confiado en Mí, y se recibe poder para que no afecten las malas noticias[5]. No se pierde la confianza ni la fe ni se titubea como la ola del mar, que es arrastrada por el viento de una parte a otra[6]. Se tiene la certeza de que no les fallaré, que les ayudaré a vencer, sean cuales sean las circunstancias. Eso es la fe, y me complace grandemente, pues esta es la era de la fe, de confiar, creer y tener certeza de que premiaré la fe de ustedes[7]. «Por fe [andan], no por vista»[8].

A cada persona le es dada una medida de fe[9], fe para aceptarme y entrar en Mi reino. A partir de ahí, deben edificarla y acrecentarla, y hay muchas maneras de hacerlo. Pueden pedirme que incremente su fe[10]. Soy el autor y consumador de su fe[11].

También se crece en la fe por medio del estudio de Mi Palabra. La fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios[12]. Cuanto más leen y meditan en Mi Palabra, más fe les inspirará y tendrán más fe. Mi Palabra fortalece su fe, al igual que los testimonios de fe. Cuando escuchan o leen testimonios de respuestas a la oración, milagros de salud, provisión o liberación u otras cosas, les aumenta la fe. Se convencen más firmemente de que volveré a hacer lo que hice en otros tiempos, porque soy el mismo ayer, hoy y por los siglos[13].

Una finalidad de esta época, de este tiempo que pasan en la Tierra, es ayudarlos a crecer hasta alcanzar una fe inquebrantable,fe que no se deja amedrentar; fe que no se inmuta ni tiembla ni flaquea ni considera siquiera la posibilidad de darse por vencida.

Esa es la clase de fe que vencerá al mundo. «Logramos esa victoria por medio de nuestra fe. ¿Y quién puede ganar esta batalla contra el mundo? Únicamente los que creen que Jesús es el Hijo de Dios»[14].

 

Siete consejos para fortalecer la fe

Incorporen la Palabra a su vida. Beber la Palabra, absorberla a fondo y dar lugar a que se convierta en parte de su vida es una de las cosas más importantes que pueden hacer para fortalecerla. «La fe viene por el oír la Palabra de Dios»[15].

Vivan la Palabra. Tomar como modelo en la vida los principios de la Palabra de Dios desempeña un papel importante en lo que se refiere a fortalecer la fe.

Hagan uso de la fuerza de voluntad. La fe requiere acción. La fe equivale a esfuerzo. «La fe sin obras está muerta»[16]. Poner la fe en acción y afirmarse en ella exige trabajo.

La alabanza. La alabanza es la voz de la fe, el fruto de sus labios que confiesan [da gracias a] Su nombre[17]. La alabanza atrae los frutos de la fe en su vida.

Cuenten con maravillas de parte de Dios. Todas las promesas de la Biblia pueden ser suyas, aunque no se consideren dignos. Si hacen su parte por tener fe y cumplir las condiciones, Él ha prometido cumplir Sus promesas.

Remonten la situación y las circunstancias físicas. Esfuércense por concentrarse en Jesús y Su poder cuando las situaciones que enfrenten parezcan agobiantes. Hay dificultades, imposibles, grandes necesidades, y a veces contratiempos. Pero también está el Dios del universo, que dio al mundo agua, plantas, animales, vida, tiempo, orden, estaciones y mucho más en apenas seis días. ¡Es ilimitado Su poder para interceder por nosotros!

Permítanle obrar en su vida de la forma que a Él le parezca mejor. Aprendan a reconocer la manera en que Él se vale de situaciones con que se topan para fortalecer su fe, y acéptenlas. Crezcan con las pruebas que se les presentan. Aguanten cuando la situación se ponga difícil. Opten por sacar el máximo de provecho a las batallas que enfrenten escuchando a Jesús, luchando y recibiendo la fe y la confianza acrecentadas que llegan una vez pasada la batalla. Si deciden con acierto, las batallas, pruebas y tribulaciones de la vida fortalecerán su fe en vez de debilitarla.  Texto adaptado de un mensaje de Jesús

Artículo publicado por primera vez en octubre de 2006 y adaptado en agosto de 2013. Traducción: Patricia Zapata N. y Antonia López.


[1] Lucas 18:15–17; Mateo 18:2–4.

[2] Romanos 4:21.

[3] Efesios 3:20.

[4] Marcos 10:27; Lucas 1:37.

[5] Salmo 112:7.

[6] Hebreos 10:35; Santiago 1:6.

[7] Hebreos 11:6.

[8] 2 Corintios 5:7.

[9] Romanos 12:3.

[10] Lucas 17:5.

[11] Hebreos 12:2.

[12] Romanos 10:17.

[13] Hebreos 13:8.

[14] 1 Juan 5:4–5 NVI.

[15] Romanos 10:17.

[16] Santiago 2:26.

[17] Hebreos 13:15.

 

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