abril 22, 2013
¿Escuchar a Dios? Un idea atrevida, algunos incluso dirían que presuntuosa y riesgosa. Pero ¿y si se nos creó para escucharlo? ¿Y si el sistema humano sencillamente no funcionase bien sin ello? Hay razones de peso para creer que podría ser así. Tanto la fina textura como los grandes movimientos de la vida demuestran la necesidad. ¿Acaso no es más presuntuoso y arriesgado aún pretender abordar la existencia humana sin escuchar a Dios? Dallas Willard
Disponen del arma secreta que he puesto en las manos de cada hombre, mujer y niño que la acepte. Dicha arma es la habilidad de oír Mi voz, Mis instrucciones, indicaciones y palabras de aliento. Esa es el arma más eficaz con que cuentan. Es su refugio.
Esa arma secreta es más poderosa que la bomba atómica, más precisa y confiable que las bombas y misiles teledirigidos. Siempre funciona al máximo de su capacidad; nadie se la puede arrebatar, y es imposible perderla. Es más ligera que una pluma y además es invisible. Nadie puede usurparles la tecnología y construir una igual. Es una de las armas más poderosas, eficaces y confiables que el hombre haya conocido o empleado jamás.
Es única y tiene un valor inapreciable. Es un arma para combatir en la guerra espiritual[1]. Es un salvavidas. Brinda consuelo en momentos de necesidad.
No solo me valdré de ese don para guiarlos a ustedes y a sus seres queridos en particular, para ayudarlos a conocer Mi voluntad, a orientarlos en las tinieblas y a rehuir el peligro, sino que dicho don será asimismo un testimonio para otros. Ya estoy obrando en el corazón de la gente e infundiéndole curiosidad por lo desconocido.
¡Quieren ir donde nadie jamás ha puesto pie! Quieren saber lo que es imposible conocer con la mente humana. Quieren ver lo que es imposible ver con el ojo humano. Mucha gente se habrá vuelto fría e indiferente a la religión, pero su sed de conocer, su interés por el mundo invisible de los espíritus y hasta su tolerancia de lo extraño, lo insólito y lo inexplicable redundará en bien ya que despertará su curiosidad y su interés por el don de la profecía. Me serviré de ese don como testimonio, conforme a la fe de ustedes. Jesús, hablando en profecía[2]
Tanto valoraba Pablo su don, que dijo a los Corintios: «Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis»[3]. Y luego, al final de su disertación acerca de los dones espirituales, reiteró: «Así que, hermanos, procurad profetizar»[4]. …Si Pablo estaba tan ansioso por que se emplease el don de profecía en Corinto, con la inmadurez, los egoísmos, las divisiones y los demás problemas que tenía la iglesia, ¿acaso no deberíamos también nosotros procurar activamente este don? Wayne Grudem
La clave del éxito, de llevar fruto y ser feliz, es oír Mi voz. Al discernir Mi voluntad escuchando Mi voz pueden saber en qué sentido andar, qué decisión tomar, qué rumbo seguir en su situación particular a fin de obtener los resultados que desean.
Ese don está a disposición de cada uno de ustedes, conforme a su fe. Solo tienen que pedirlo, y lo recibirán. Den el paso de fe, el primer paso, por pequeño que sea, y Yo les saldré al encuentro, honraré su fe y lo recibirán. Cuando me buscan con toda el alma y desean oír Mis palabras, hablarlas y poseer este don, Yo se lo concedo.
Ya han visto sus efectos en su vida y en su trabajo. Ya se han dado cuenta de que la vida es mucho más fácil cuando me platean a Mí sus interrogantes, oyen Mis palabras, reciben Mis respuestas y las ponen por obra.
Los hombres y mujeres de fe que luchan por llevar la salvación a los perdidos son como soldados que llevan a cabo misiones imposibles, que salen vencedores cuando todo parece perdido gracias a su decisión, valor y fe. Se encuentran en situaciones en las que les resultará imposible saber qué hacer a menos que oigan palabras concretas de Mí, palabras divinas de orientación. Las armas de su milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas[5]. Su poder es mayor que el de los ejércitos y soldados del mundo, pues cuentan con Mi poder y ofrecen a la gente la oportunidad de vivir eternamente.
¡Saldrán victoriosos, pues Yo soy el gran vencedor! Triunfaré, y no los desampararé ni los dejaré. Cuando abran bien la boca, la llenaré de Mis Palabras. Jesús, hablando en profecía[6]
Uno de los grandes beneficios de nuestra salvación debe ser, sin duda, poder escuchar personalmente a Dios. No sería posible que tuviéramos una relación estrecha con nuestro Padre celestial sin ello… el Señor nos habla constantemente y nos brinda orientación. Nunca es el Señor quien calla sino que somos nosotros los que no escuchamos… Lo primero que debemos hacer es arreglar nuestros receptores, creer que Dios ya está hablando y empezar a escuchar. Sin embargo, eso toma tiempo, esfuerzo y concentración. Andrew Wommack[7]
Acudan a Mí regularmente, y les daré todo lo que necesiten. Si me escuchan, podrán avanzar viento en popa guiados por Mi Espíritu y consolidar el terreno ganado. Ver que hacen progresos los animará, puesto que el éxito llama al éxito. Así pues, tómense tiempo para escucharme, sabiendo que los ratos que dediquen a escucharme son como los ratos que se pasan afilando la hoz. No es tiempo perdido, sino invertido; además, son una buena inversión que tiene buen rendimiento. Verán cómo «se hacen ricos» si acuden a Mí e invierten su tiempo, sus fuerzas y energías en buscarme y oír Mi voz.
El escucharme acerca de su trabajo, del orden de prioridad de sus tareas y acerca de cualquier pregunta que tengan les facilitará la tarea y los retos que enfrenten, y las cosas les saldrán más rápidamente. Además, tendrán una magnífica paz interior al saber que están obrando conforme a Mi voluntad. En apenas cinco o diez minutos que se tomen para escuchar de Mí, podrán captar las respuestas que les hacen falta y sentirse como nuevos.
En vez de pensar que escucharme en profecía les toma tiempo, recuerden continuamente que les ahorra tiempo. Al escucharme están avanzando mucho, y cuanto más practiquen, más fácil les resultará escuchar Mis Palabras de aliento e instrucción para ustedes.
Encontrarán que su espíritu se renueva, que su determinación se reafirma y sus planes y objetivos se aclaran. Les ayudará a saber cuáles son las cosas más importantes; así ya no tendrán que preocuparse ni preguntarse si están haciendo lo debido. Tendrán la certeza de ello, porque me lo habrán preguntado. Habrán recibido Mi contestación por fe.
Así pues, tómense un tiempo para escucharme, para recibir los consejos generales y las respuestas específicas que tengo. Jesús, hablando en profecía[8]
Publicado en Áncora en mayo de 2013. Traducción: Irene Quiti Vera y Antonia López.
[1] «Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas» (2 Corintios 10:4).
[2] Publicado por primera vez en 1997.
[3] 1 Corintios14:1.
[4] 1 Corintios 14:39.
[5] 2 Corintios 10:4
[6] Publicado por primera vez en 1997.
[7] “How To: Hear God’s Voice”,Cómo escuchar la voz de Dios (Enlace al artículo completo: http://www.awmi.net/extra/article/gods_voice)
[8] Publicado por primera vez en julio de 1997.
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