Haz una lista

abril 24, 2013

Marcus Vernier

Hace poco me escribió un amigo pidiéndome oración. Necesitaban un apartamento en la ciudad a la que se acaban de mudar. Se me ocurrió darles un consejo, algo que hice años atrás cuando estaba en la misma situación: hacer una lista. Se lo sugerí. Agrega a la lista todo lo que se te ocurra que deseas que tenga la casa, las cosas que quieres e incluso las que no quieres. Sé específico.

Haz la lista y pide esas cosas. Pide ya sea por cada cosa en particular o haciendo una oración general por toda la lista.

Recuerdo la primera vez que lo hice, hace unos diez años. Por aquella época estaba muy confundido física, mental y espiritualmente. Al día siguiente se casaba mi hijo menor. Él y su prometida habían reservado una iglesia, contratado a un clérigo e invitado a un grupo pequeño de amigos y simpatizantes. Mi esposa y yo estábamos inmersos en el frenesí de los detalles organizativos. La emoción que nos rodeaba y que estaba en el ambiente era genial, pero en mi caso la emoción pronto se convirtió en preocupación y pesimismo. La parte negativa amenazaba con menoscabar el gozo de una ocasión tan especial. Pensé en todos los detalles prácticos, en cómo saldría todo, y esto y lo de más allá.

Muy temprano, la mañana del casamiento, luego de casi no dormir en toda la noche, tuve una revelación: Haz una lista. Haz una lista de peticiones de oración. Escribí todo lo que se me ocurrió sobre la boda, cada aspecto, cada necesidad y, cada preocupación, podríamos decir. Luego pedí por cada anotación de la lista. No me tomó mucho tiempo, pero en esos pocos minutos se logró mucho en el espíritu. Estoy seguro que cada petición quedó a cargo de Jesús y Sus ángeles. Me sentí muy en paz después de que dejé todo en manos de Jesús para que Él se ocupara de ello, mientras yo solo hice lo «poco» que me indicó que hiciera. (Y la boda salió estupenda. Fue de inspiración para ellos y para todos.)

Desde ese día he hecho esto en varias ocasiones. Si iba a pasar algo importante, hacía una lista. Por ejemplo, un evento de testificación, una reunión especial con un buen amigo, una oración por un ser querido enfermo, una oración de intercesión por alguien que pasaba un momento difícil, una crisis nacional, temor de perder el empleo, provisión de una necesidad, etc. Sabemos que tenemos que orar, y lo hacemos, pero una lista nos puede ayudar a centrarnos en lo que debemos pedir. He descubierto que escribir las cosas en papel, o en el teléfono inteligente, refuerza la conexión con lo Divino y nos da inspiración para saber por qué orar.

Me recuerda al Padrenuestro. Los discípulos le pidieron a Jesús: «Señor, enséñanos a orar». Su respuesta, se podría considerar que fue una lista. Les ofreció orientación a través de una lista.

Entonces oren así:
«Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea Tu nombre.
Venga Tu reino.
Hágase Tu voluntad
así en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal[1].

Las oraciones respondidas son hermosas y reflejan muy bien el amor de nuestro Salvador y cómo nos cuida. No deja de sorpréndeme cuando siento paz al entregar mis peticiones más íntimas al Señor, y luego ver cómo responde de acuerdo a Su plan. Me alegro de haber aprendido a escribir mis peticiones en papel. Si no lo hacemos nos quedamos lánguidos. Mientras que escribir las cosas en orden nos asegura que todo será atendido. «Hágase todo decentemente y con orden»[2], dice la Biblia. Exteriorizar una propuesta en papel, en lugar de guardarla en nuestra mente, en particular cuando es algo importante, nos ayuda a ser diligentes y nos asegura que no nos olvidaremos de nada. Es más probable que cubramos cada aspecto.

Todavía no me han escrito mis amigos que están buscando apartamento. Pero sé que les irá bien. Sé que cada oración es escuchada y respondida de la manera que el Señor considera mejor.

 

P.D.: Acabo de tener noticias y el Señor les dio un lugar tranquilo, cerca de unas hermosas montañas. Habían pedido específicamente un lugar tranquilo ya que antes vivían en un lugar muy ruidoso. El Señor volvió a responder.

Traducción: Rody Correa Ávila y Antonia López.


[1] Mateo 6:9–13.

[2] 1 Corintios 14:40.

 

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