diciembre 2, 2025
[True Authenticity]
Hay algo que me molesta con la autenticidad. Ya sé que suena mal, como si dijera: «Odio los gatitos». O la luz del sol. O la felicidad. Al fin y al cabo, la autenticidad es un término bello, suave, un comodín. Todos la quieren. A todos les encanta. ¿Qué más se puede pedir?
Examinemos estos memes sobre la autenticidad:
Al elegir ser el yo más auténtico y amoroso, dejamos un rastro de magia donde sea que vamos.
Nada es más hermoso que tu auténtico yo.
Las personas fieles a su auténtico yo han encontrado el secreto de la máxima felicidad.
Como he dicho, encantador. Sin embargo, ¿qué significa realmente la autenticidad? Nuestra cultura dice que la autenticidad es ser fiel a ti mismo. Eso está bien si tu verdadero yo es una hermosa princesa de cuento. Pero ¿si eres un sapo rugoso? […] ¿Debo ser fiel al yo que dice: «Olvídalo todo, excepto lo que me hace sentir bien»? ¿El yo que no piensa en el arrepentimiento, la incomodidad o un Dios crucificado?
Claro, puedo ser fiel a ese yo. Pero no dejará un rastro de magia. Incluso el mundo lo entiende. Esto es lo que el mundo dice en realidad:
Sé tú mismo, mientras ese yo no esté estresado, ansioso, con miedo o cansado.
Sé auténtico, pero solo si lo haces pasar por un filtro.
Sé bella, pero solo de estas formas prescritas.
Viaja, pero no des un paso en falso, asegúrate de dirigirte a donde van todos.
Parece que independientemente de lo mucho que el mundo celebre la autenticidad, no sabe cómo encontrar lo verdadero. A menudo, mientras más auténticas parecen las personas, menos lo son. Pensemos en quien publica en Instagram y dedica mucho tiempo a preparar su selfie «sin maquillaje», el que desnuda su alma como una técnica para encontrar chicas, o el que vende estilo chic informal como una marca.
Hay algo bueno en nuestro deseo de autenticidad. Estamos cansados de las máscaras y queremos ser reales. Pero ¿y si la autenticidad se ha convertido solo en otra máscara, otra más para ocultar nuestros pecados? Mientras el mundo me dice que busque validación para mi yo auténtico, el evangelio me dice que busque el perdón de Jesús para mis pecados inexcusables. Hay una gran diferencia.
Sin embargo, cuando entendemos esa diferencia, se abre algo estupendo: la oportunidad de dejar de actuar. Con Jesús puedo dejar de fingir que soy buena; hasta puedo dejar de fingir que soy auténtica. Me conoce y me ama alguien que no hace la vista gorda ante mis pecados ni los considera que son la arena que hace la perla. Soy amada a pesar de como soy, y en el poder de esa gracia puedo salir al mundo.
Nada que demostrar, nada que esconder, nada que perder. Rescatada, sanada, recuperada y perdonada; eso es mucho mejor que ser «auténtica». Emma Scrivener1
Un montón de nada
¿Alguna vez has comido algún pastel que tiene más crema dulce o relleno que bizcocho? Cuando me sirven algo así, por lo general quito la parte de arriba y solo como el bizcocho. La parte de arriba es de todos modos algo adicional y prefiero la parte sustanciosa, el bizcocho de chocolate. Hay panes que tampoco me sientan bien, los que se disuelven en la lengua, como si no existieran. Al igual que hay pasteles y panes que tienen un montón de algo que no hace falta, hay ciertas comunicaciones que son así.
Hablo de las conversaciones en las que mencionamos algún nombre y nos expresamos de tal forma que nos hace parecer mejores a los ojos de quien nos escucha, o cuando exageramos logros y otras circunstancias para parecer más atractivos a los demás. En esos casos, queremos proyectar una imagen falsa, una imagen que queremos que los demás tengan de nosotros.
Cuando no somos auténticos en nuestras comunicaciones, cambiamos lo sustancioso por azúcar y crema, y hay un límite a lo que uno puede consumir de esos productos. Lo opuesto de una comunicación en que se encubren las cosas es cuando uno revela cómo es en realidad; es ser auténtico en las impresiones que da y la imagen que refleja.
En la Biblia se habla de alguien que sabía algo acerca de ser auténtico. A Juan el Bautista no le interesaba cómo lo vieran otras personas. Vestía pieles, comía insectos y miel; y probablemente nunca se afeitó. Siguiendo esa línea de pensamiento, me imagino que delante de los demás nunca intentó parecer diferente de quien era.
Una vez, cuando la gente se reunía para verlo, los saludó así:
—¡Camada de víboras! —dijo—. ¿Quién les advirtió que huyeran del castigo que se acerca? (Lucas 3:7).
Algunos de ellos podrían considerarse actualmente como admiradores de un gurú; sin embargo, Juan no embelleció su mensaje para que les resultara más fácil de aceptar, ni se enalteció cuando le preguntaron si él era el Cristo. En cambio, respondió con franqueza: «Uno más poderoso que yo, a quien ni siquiera merezco desatarle la correa de sus sandalias» (Lucas 3:16).
Es posible que esa haya sido la razón por la que muchos fueran a verlo. Hablaba la verdad en todo momento y se ganó la confianza de ellos. Incluso después de que dijo todas aquellas palabras duras, le preguntaron: «¿Entonces qué debemos hacer?» (Lucas 3:10).
En una sociedad inundada de publicidad y engaño, destacan los que defienden su fe cristiana y sus convicciones, como Juan el Bautista. Y nos atraen las personas que no tienen miedo de ser ellas mismas. No recomendaría que vistiéramos pieles ni comiéramos insectos para dejar claro lo que pensamos (si no es lo que Dios te pide que hagas, es una farsa, y eso no es ser una persona auténtica). En cambio, hablo de tener el valor de ser la persona que Dios quiere que seamos y seguir el llamado que Él nos ha encomendado, lo que naturalmente se extenderá a cómo nos presentamos ante los demás.
Las personas que admiro y que me inspiran son aquellas que aceptan con sinceridad y valentía ser como Dios las creó, y que no tienen miedo de comunicárselo a los demás. Cuando optamos por transmitir la imagen que Dios tiene de nosotros por encima de la imagen que tal vez tenemos la tentación de crear delante de otros, descubrimos la autenticidad en su máxima expresión.
Entonces, ¿cómo cultivamos esa autenticidad en nuestra vida? En primer lugar, al pasar tiempo con Dios. Cuando pasamos tiempo con Dios y estudiamos Su Palabra, nos interesamos menos por lo que otros piensen de nosotros y más por ser la persona que Dios quiere que seamos. Nos esforzamos por seguir el ejemplo que nos dio Jesús de lo que significa vivir una vida centrada en Dios.
He descubierto que al pasar tiempo con Él, el Señor me revela lo que planeaba al crearme, cuando me colocó en el lugar que lo hizo y me dio los dones y talentos que tengo. Conforme me acerco a Él, me indica cómo ser y actuar.
Segundo, al ser abiertos. Es natural querer que la gente piense bien de nosotros. Puede ser algo natural desear que nos admiren y nos amen, pero una versión inventada de lo que somos jamás será mejor que nuestro verdadero yo. Jesús habló mucho sobre la verdad (Juan 8:32), y como Sus seguidores y los que llevan Su imagen se nos pide que sean veraces y auténticos en nuestra fe, nuestras palabras y nuestros actos.
Un autor lo expresó así: «La verdadera autenticidad —si se quiere, la autenticidad legítima— no se puede basar en la manera en que nos sentimos; de otra forma, ¿qué ocurrirá cuando mañana sintamos algo diferente? Una autenticidad que se basa en la Biblia debe centrarse en vivir acorde con lo que es verdadero, acerca de Dios y de lo que Dios ha hecho en ti y por ti a través de Cristo»2. Aaliyah Williams
Lo que significa ser auténtico
¿Alguna vez has visto un «auténtico» restaurante chino y el dueño se llama Patrick O’Malley? Actualmente lo auténtico es difícil de encontrar… y es igualmente difícil de definir.
A pesar de todo, para Jesús la autenticidad es importante. En el capítulo doce de Lucas, dijo: «No puedes ocultar para siempre tu verdadero yo; no pasará mucho tiempo antes de que seas desenmascarado. No te puedes esconder para siempre tras una máscara religiosa; tarde o temprano la máscara caerá y se conocerá tu verdadero rostro» (The Message, paráfrasis).
Una de mis dificultades es […] vivir únicamente los versículos que he destacado en mi Biblia. Los versículos bonitos que me dan consuelo y refuerzan mis preferencias. La última vez que busqué en mi Biblia, el desafío de Cristo: «vende todas tus posesiones y entrega el dinero a los pobres» (Mateo 19:21) ¡yo todavía no lo había marcado con rotulador para resaltar el texto!
Al conocer eso de mí, es fácil pensar entonces en lo que significa ser un auténtico cristiano. ¿Significa que deberíamos ser manifestaciones perfectas de Jesús? Si es así, no tengo esperanza.
No se trata de perfección. Gracias a Dios, Él nos asegura que no, que el cristianismo no se trata de perfección. Más bien, se trata de estar en un proceso sincero de ser más como Jesucristo. Si al leer esto te parece que tienes un desafío, es probable que sea una señal de que apoyas la autenticidad.
Los cristianos verdaderos no fingen ser perfectos. Pero cuando se equivocan, lo reconocen rápidamente y vuelven a estar en sintonía con Cristo. Entienden la gracia de Dios y también son rápidos para dar Su gracia a los demás. Un auténtico cristiano es el que sinceramente lucha por ser verdadero.
Para lograr eso, quizá deberíamos adoptar y repetir con regularidad la oración del salmista: «Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna» (Salmo 139:23,24). Como seguidor de Cristo, necesito preguntarme: «¿Soy auténtico? ¿La vida que llevo es digna de imitar?»
La sociedad no busca una teoría espiritual. Tampoco nuestros hijos. Anhelan la personificación de lo que significa ser un auténtico seguidor de Jesús, alguien que puede decir: «Camina a la par conmigo, mientras me esfuerzo por caminar a la par con Jesús». Laird Crump3
Publicado en Áncora en diciembre de 2025.
1 Emma Scrivener, The Problem with Authenticity, The Gospel Coalition, 7 de septiembre de 2017, https://www.thegospelcoalition.org/article/the-problem-with-authenticity
2 Kenneth Berding, Authenticity, The Good Book Blog, 29 de julio de 2022, https://www.biola.edu/blogs/good-book-blog/2022/authenticity
3 Laird Crump, Understanding what it means to be authentic, Focus on the Family (Canadá), https://www.focusonthefamily.ca/content/understanding-what-it-means-to-be-authentic
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