diciembre 23, 2024
[Why Christmas Matters]
Cada año cantamos villancicos navideños, en especial «Se oye un canto en alta esfera», entonces clamamos: «En humanidad velado, mirad al Dios personificado; gloria al Verbo encarnado». Si bien el credo de los Apóstoles no lo emplea, sí enseña la doctrina cuando leemos «que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen».
Encarnación. Si entendemos el significado de la palabra encarnación, sabremos de qué trata la Navidad. La Navidad es francamente doctrinal. Lo invisible se ha vuelto visible, lo incorpóreo se ha vuelto corpóreo. En otras palabras, Dios se ha vuelto humano. […]
Esta es la razón por la que la doctrina de la Navidad es única. Por un lado, hay religiones que afirman que Dios es tan inmanente en todo que la encarnación es algo normal. Si la persona es budista o hindú, Dios es inmanente, o sea que está en todo. Por otra parte, las religiones como el islam y el judaísmo afirman que Dios trasciende por encima de todas las cosas, de manera que la encarnación es imposible.
Sin embargo, el cristianismo es único. No dice que la encarnación sea algo normal, pero tampoco dice que sea imposible. Afirma que Dios es tan inmanente que es posible y al mismo tiempo es tan trascendente que la encarnación de Dios en la persona de Jesucristo es un acontecimiento que altera la historia, transforma vidas y rompe todo paradigma.
La Navidad no es solo doctrinal; también es tremendamente histórica. El pesebre, la resurrección, el relato de Jesús no es solo un relato, es verdad.
Lo central de la Navidad es que Jesucristo realmente existió, vivió y murió. Sucedió en la historia. Él hizo esas cosas y dijo lo que dijo. […] El Evangelio es que Jesucristo vino a la tierra, vivió como deberíamos haber vivido y murió la muerte que nosotros deberíamos haber sufrido, de manera que cuando creemos en Él vivimos de un modo gozoso y agradecido por Él.
1 Juan 1:3 dice: «Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con Su Hijo Jesucristo». Comunión significa que, si Jesucristo ha venido, si la Navidad es verdadera, entonces tenemos la base para una relación personal con Dios. […]
Si Jesucristo es realmente Dios encarnado, vamos a conocer mucho más acerca de Dios. Lo veremos llorar, enojarse, molestarse y desanimarse, y lo veremos exaltado. Si Jesús es quien dice ser, tenemos, en cierto sentido, una autobiografía de Dios de 500 páginas. Y nuestra comprensión será mucho más personal y específica de lo que nos podría brindar cualquier otra filosofía o religión.
Fíjate en lo que Dios ha hecho para que lo conozcamos personalmente. Si Jesús ha recorrido todo el camino para volverse una persona real para nosotros, ¿no crees que el Espíritu Santo hará todo lo que esté en Su poder para hacer que Jesús sea una persona real en nuestro corazón?
La Navidad es una invitación para conocer a Cristo personalmente. La Navidad es una invitación hecha por Dios como diciendo: Fíjate en lo que he hecho para acercarme a ti. Ahora acércate tú a Mí. No quiero ser un concepto; quiero ser un amigo. Tim Keller1
La Navidad nos muestra que Dios se vale de gente falible e imperfecta… y todavía lo hace
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. Lucas 1:38
Una verdad que me asombra cada año en Navidad es que Dios se vale de personas imperfectas para llevar a cabo Su voluntad. El Señor eligió a María. Le reveló Su voluntad. También escogió a José para formar parte del relato y lo reconfortó, diciendo: esta es Mi voluntad…
Él elige este argumento como un medio para llevar a cabo Su plan de redención. Para nosotros no tiene sentido, pero nuevamente, tampoco tiene sentido el plan que utiliza para establecer Su iglesia y Su reino, y una vez más se vale de nosotros.
Todo esto me dice que conforme transcurren los días y semanas antes de la Navidad, existe un fuerte vínculo entre el principio de la historia y el final. El libro de Mateo empieza con el nacimiento de Jesús y termina con la Gran Misión. En estos dos casos hay participación humana y cumplimos un rol activo en el proceso. Eso me impresiona mucho. La Navidad adquiere un significado mucho mayor cuando pienso en que Dios se valió de la humanidad para venir a este mundo y todavía hoy en día lo sigue haciendo. ¡Alabado sea Dios!
Para concluir, pienso en las palabras del himno cristiano, I Heard the Bells On Christmas Day (Escuché las campanas en Navidad) de Henry Longfellow…
Sonaron las campanas más fuertes y profundas:
«Dios no está muerto, tampoco dormido;
el mal fracasará, el bien prevalecerá,
en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad».
La Navidad es importante porque apunta al Evangelio y a la promesa que Dios ha cumplido. Además, muestra que somos parte de Su gran plan en la Tierra. Más allá de esto, el camino de Cristo no fue solo del pesebre a la cruz. Incluye la tumba, la cual estuvo ocupada, pero ahora está vacía. Esas líneas de Longfellow dirigen nuestros pensamientos a esta verdad: Dios no está muerto. La verdad se impondrá. El mal fracasará y el bien prevalecerá. Amén. Aleluya. Al pensar en la Navidad y por qué todavía importa, vayamos al final, cuando Cristo reinará y nosotros estaremos con Él en el cielo.
A medida que avanza diciembre, espero que tengan muchas ocasiones para tomar en cuenta estos aspectos y otros al pensar en la Navidad. […] Tal vez una oración que podemos hacer es que permitamos que la verdad de Dios nos renueve en esta Navidad. Que lo veamos como el Salvador resucitado y conquistador, no solo como un bebé acostado en un pesebre. Todo forma parte del relato del Evangelio. Todo es verdad. Que nos podamos enamorar de Él una vez más en esta temporada navideña. Derek Charles Johnson2
El más preciado regalo de Navidad
La Biblia dice que «Dios es Espíritu» y «Dios es amor» (Juan 4:24; 1 Juan 4:8). Es el gran Creador que nos hizo a ti y a mí, este hermoso mundo y todo el Universo. Para demostrarnos Su amor y para que lo comprendiéramos mejor, envió a Su propio Hijo a la Tierra encarnado en un hombre.
Si bien Jesús estaba predestinado a ser Rey de reyes, no nació en un lujoso palacio. Por el contrario, vino a nacer en el suelo sucio de un establo y su cuna fue un pesebre donde comen los animales (Lucas 2:7). Su nacimiento no fue celebrado por los ricos y los potentados de la época. Más bien recibió la visita de un grupo de pobres pastores que se enteraron de la noticia por boca de una multitud de ángeles: «Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!» (Lucas 2:8-14.)
Cuando Jesús emprendió Su misión en la Tierra a los 30 años de edad, no se limitó a predicar Su mensaje; lo vivió entre la gente, como uno más. Atendía las necesidades espirituales de Sus semejantes, pero también dedicaba mucho tiempo a sus carencias físicas y materiales. Curaba a los enfermos y daba de comer a los hambrientos. Amó a todos sin distinciones, aun a costa de Su reputación. Se juntó con borrachos, prostitutas y pecadores, con los marginados y oprimidos. Demostró que el amor y el perdón divinos están al alcance de todos.
Por medio de Jesús, Dios compartió Su amor con la humanidad. Pero también nos ama a cada uno individualmente. Dios te ama tanto que entregó lo que más quería, Jesús, para que tuvieras vida eterna (Juan 3:16).
Dios hace Suyo nuestro dolor. Comprende nuestras penas y se compadece de nosotros cuando sufrimos alguna pérdida. Quiere acercarnos a Él, tomarnos en Sus brazos, calmarnos, sanarnos, reconfortarnos. Era tal Su deseo de ayudarnos que envió a Su Hijo hecho hombre para que conviviera con nosotros y vivenciara nuestras penas. Quiso que Jesús lo personificara, que nos revelará Su corazón y nos pusiera en contacto directo con Su amor y Su poder. No lo envió a resolver nuestros problemas, sino a capacitarnos para superarlos y de paso llegar a ser mejores personas.
Razón de sobra para abrigar esperanzas esta Navidad.
Jesús desea establecer una relación personal contigo y ser parte indiscutible de tu vida, tanto en este mundo como eternamente en el más allá. Él aguarda a la puerta de tu corazón con el anhelo de que la abras y lo invites a entrar en tu vida. (Véase Apocalipsis 3:20.)
Puedes hacerlo ahora mismo rezando sinceramente esta oración:
Jesús, te ruego que me perdones todos mis pecados. Creo en Ti y en el sacrificio que hiciste por mí. Te abro la puerta de mi corazón y te invito a entrar en mi vida. Lléname de Tu amor y Espíritu Santo. Ayúdame a conocerte y guíame en el camino de la verdad. Amén. La Familia Internacional
Publicado en Áncora en diciembre de 2024.
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