septiembre 27, 2024
[Give Them Time to Grow]
Hace unas semanas, fui testigo de un milagro. La clase de milagros por los que había orado frecuentemente. De aquellos que ya no creía que fueran posibles. Y de repente, en un momento más de un día común y corriente, se dio.
Un hombre que conocía y quería desde hacía mucho tiempo y por quien había orado y le había entregado mucho. Alguien por el que a veces perdí la esperanza y contra el cual había pecado, cambió. De veras cambió. El Espíritu de Dios se movió sobre las aguas de su alma iluminando su obstinada oscuridad y pude ser testigo de un sorprendente acto de obediencia. Fue un momento digno de la admiración de los ángeles.
Ahora cuando recuerdo el milagro y todo el tiempo transcurrido hasta que ocurrió, quisiera poder retractarme de las muchas respuestas impacientes que le ofrecí durante todos esos años…
(Lean el artículo aquí. Encontrarán un audio del texto en la parte superior de la página. Este enlace es en inglés.)
Copyright © 2024 The Family International