abril 2, 2024
[Living by Faith]
Si tuviéramos que hacer una lista de las diez palabras más malinterpretadas en el vocabulario cristiano, pondría en primer lugar la palabra «fe». Es una palabra que nos introduce a un factor clave en la vida cristiana. Está diseñada para traer libertad y poder a nuestra experiencia. Sin embargo, más que ninguna otra palabra ha traído frustración, desánimo e incluso una sensación de condenación a mucha gente.
Es por fe que la verdad se vuelve experiencia y sin fe la verdad se torna esquiva, inviable y teórica. El escritor del libro a los Hebreos cuando compara al Israel del Antiguo Testamento a sus lectores, declara: «Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron» (Hebreos 4:2). Dos grupos de personas oyeron la misma verdad. Para uno tuvo un valor inmenso, pero para el otro no tuvo valor alguno. ¿La razón? Un grupo combinó lo que sabía con fe y el otro no. Fue la combinación de verdad con fe lo que hizo que la verdad diera resultado y se volviera eficaz en su vida.
Algo que no podemos pasar por alto cuando leemos la Biblia es que la fe es una parte indispensable de la experiencia cristiana. Las Escrituras nos dicen que somos limpios, salvos y justificados por fe, y que tenemos acceso a Dios por la fe. No obstante, como somos salvos por fe, también descubrimos que debemos de vivir y caminar por fe, y al hacerlo descubrimos que debemos pelear la buena batalla de la fe, tomar el escudo de la fe y vencer al mundo por fe.
Luego descubrimos que sin fe es imposible agradar a Dios y que todo lo que no proviene de fe es pecado. Asimismo, si nos resulta difícil vivir la vida cristiana, con toda probabilidad nuestra dificultad estará relacionada a nuestro ejercicio de fe o nuestra falta de fe.
En la vida cristiana, el objeto de nuestra fe es el Señor Jesucristo. Poner en práctica la fe es una actitud de confianza hacia Él, la cual faculta al Señor para ser lo que es y para obrar en nuestra vida. Cuando las Escrituras afirman que somos «salvos por fe», significa que reconocemos nuestra total incapacidad para salvarnos a nosotros mismos. Cuando dependemos de Cristo decimos algo así como: «Señor Jesús, no me puedo salvar a mí mismo, pero Tú puedes salvarme. Confío en que Tú lo hagas.» El resultado de nuestra fe en Él es que Dios es capaz de obrar para nosotros, en nosotros y por medio de nosotros.
La vida cristiana no es algo que vivamos para Dios, sino que Dios vive en nosotros. De principio a fin es una vida de fe en la capacidad de Dios para obrar. Charles Price1
Una fe viva
Mediante Su Palabra como cimiento de nuestra fe, Dios nos ha infundido el poder para vivir por fe a fin de cumplir con Su propósito para nuestra vida y dar al mundo un testimonio vivo de Su amor. Tenemos el honor de conocer Su amor, de haber recibido Su amor de una forma personal y ser fortalecidos por Su Espíritu. Nos ha confiado la tarea y vocación de transmitir Su amor y verdad al mundo. En Su Palabra nos ha proporcionado el plan de acción para llevar una vida piadosa.
Tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento, se destaca la importancia de la Palabra de Dios en la vida de fe. Jesús dijo, citando las Escrituras, que «no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4).
Su Palabra proporciona un cimiento para nuestra fe, así como guía, instrucción, consejos, aliento, motivación, luz, educación y poder. Su Palabra nos da las fuerzas para hacer Su voluntad y nos ayuda a seguir creciendo espiritualmente. Que cada uno de nosotros siga afirmando la fe en Su Palabra, de modo que nuestra vida se siga llenando de Su Espíritu. Nuestra fe se edifica sobre la reverencia a la Palabra, el concepto de cultivar una relación personal con el Señor y la obediencia al Señor y Su Palabra.
A medida que nos esforcemos por entregar nuestra vida, corazón y mente al Señor, podemos confiar en que Él nos guiará cada día en nuestro andar con Él. Podemos tener plena confianza en que seguirá llevando a cabo y a buen término la buena labor que comenzó en nosotros (Filipenses 1:6). El Señor ha prometido que Su Palabra será lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino y que nos conducirá por Su senda, cuya luz irá en aumento hasta que el día sea perfecto (Salmo 119:105; Proverbios 4:18). María Fontaine
Una vida confiando
Cada vez que alguien cree en el Evangelio de Jesucristo (1 Corintios 15:3-5), a esa persona se la identifica con Cristo en el pasado (siendo justificada), en el presente (creciendo en rectitud) y en el futuro (en que es presentada perfectamente justa). Los aspectos del pasado y del presente se ven en Gálatas 2:20: «Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
La idea de que vivimos por fe se centra en el aspecto presente de la identidad del cristiano en Cristo. En Gálatas 2:20, Pablo utiliza la frase «en la carne», refiriéndose específicamente a la vida física del cristiano, que la vive en el «presente». Vivir por fe es un acto que ocurre mientras el cristiano está vivo en este mundo. La idea de estar en el presente «en Cristo» es crucial para vivir por fe.
Vivir por fe significa vivir confiando en Jesús, quien nos amó al punto de morir en nuestro lugar (Juan 3:16), pagando por nuestra salvación. Esta confianza debería ser una constante en la vida del creyente. GotQuestions.org2
El justo vivirá por su fe
Es una declaración audaz, el tipo de declaración que los apóstoles de antaño habrían estampado en un polo o camiseta de haber sido eso una opción hace 2000 años: El justo vivirá por su fe. El versículo original proviene de Habacuc 2:4, que es un libro profético del Antiguo Testamento, escrito por el profeta Habacuc y dirigido al pueblo de Judá unos 600 años a.C.
En adición a la palabra «justo», otras traducciones de la Biblia emplean frases como «los justos», «los humildes», «el aprobado por Dios». Estas son personas que andan con el Señor, que no son perfectas, sin embargo, se esfuerzan por andar en los caminos del Señor y no se desvían de Sus enseñanzas o mandatos.
Aun cuando la situación se presente oscura y sombría y toda esperanza parezca perdida, las personas justas y rectas ponen su confianza en Dios y se aferran a su fe. Saben que la gloria de Dios prevalecerá pase lo que pase. Saben que Dios es Todopoderoso, el único, verdadero y perfecto Dios, y no se inclinan ante ídolos o dioses falsos.
La frase «vivir por su fe» supone la manera en que uno vive, es una decisión consciente de seguir a Dios y no las tendencias de la cultura que nos rodea, ya sea que eso signifique adorar a dioses falsos u otros actos de maldad. Pero también significa que los justos y rectos vivirán debido a su fe. Y como eligen confiar en Dios y vivir alineados a Él, serán salvos.
Pablo citó Habacuc 2:4 unas cuantas veces en sus epístolas a la iglesia primitiva. En Romanos, Pablo escribe: «Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá» (Romanos 1:16-17).
La cuestión que el Señor planteó en la antigüedad fue la misma que planteó en Jesús: los justos y rectos deben andar por fe y confiar en que todo va a estar bien en el Señor. Cuando la vida se complica y el sufrimiento es grande, puede resultar muy difícil vivir por fe. Sin embargo, confiar en nuestro soberano Dios es exactamente lo que debemos hacer. Jessica Brodie3
Publicado en Áncora en abril de 2024.
1 Charles Price, Christ for Real: How to Grow into God’s Likeness (Marshalls, 1985).
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