Jesucristo es el mismo

octubre 25, 2022

Recopilación

[Jesus Christ the Same]

Cambio: Se ha dicho que el cambio es la única constante en nuestro mundo, y lo percibimos diariamente. Ya sean los cambios en los mandatos por el coronavirus o el panorama político siempre cambiante, sin duda los cambios son inevitables en nuestro mundo.

Algunos de nosotros prosperamos con los cambios y otros los aborrecen, pero tarde o temprano todos nos cansamos de los cambios si son constantes. Anhelamos estabilidad y lo predecible. Deseamos una sensación de normalidad en nuestra vida. Y más que nunca antes en nuestra cultura actual.

Queremos algo, o alguien, que demos por hecho que va a ser constante y no va a cambiar. Anhelamos algo, o alguien, en lo que podamos confiar para tener estabilidad y esa firmeza que nos sostenga como un ancla.

Confiar en las personas muchas veces nos deja desilusionados porque debido a nuestra humanidad, a nuestro estado incompleto, nos fallamos unos a otros. Asimismo, en muchos casos, confiar en instituciones y  autoridades humanas nos deja con carencias. De igual manera, confiar en nuestra riqueza y nuestra propia estabilidad nos deja inquietos. También puede ser fugaz.

Sin embargo, hay una entidad, una persona, que nunca nos deja especulando. Él nunca cambia. Él es justo, fiel, amoroso, y podemos contar con que sea el mismo ayer, hoy y mañana.

Hebreos 13:5-8 (NVI) dice: «Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”. Así que podemos decir con toda confianza: “El Señor es quien me ayuda; no temeré. ¿Qué me puede hacer un simple mortal?” Acuérdense de sus dirigentes, que les comunicaron la palabra de Dios. Consideren cuál fue el resultado de su estilo de vida, e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos».

Podemos animarnos y tener confianza en Jesús. A diferencia de nuestra propia riqueza o dirigentes terrenales que nos decepcionarán y que cambian constantemente, Jesús es el ancla firme e inalterable que mantiene unida nuestra vida. Así pues, confiemos en Él. Aferrémonos a Él. Podemos confiar en Él. Podemos contar con Él todos los días.  Jon Allen[1]

Nuestro Salvador no cambia

En medio de este entorno siempre cambiante, conviene recordar que hay algo que nunca cambia: ¡y es Jesucristo! Él fue en el pasado exactamente como es en el presente y justamente como será siempre. Por eso Hebreos 13:8 dice: «Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos».  […]

El vocablo griego para decir «mismo» señala enfáticamente que Jesucristo es inalterable. Esta es una buena noticia en un mundo donde las cosas cambian a la velocidad de un rayo. Jesucristo es la única Persona en la que podemos confiar que será la misma, sin importar el tiempo o el espíritu de la época. No tenemos que imaginarnos de nuevo quién es Jesús, lo que piensa ni cuál es Su mensaje, porque Él es el mismo —y todo lo que representa es lo mismo—, ayer, hoy y por los siglos.

La palabra «ayer» en griego es exthes, describe todo el tiempo hasta el momento presente. Describe el pasado. La palabra para «hoy» en griego es semeron, y significa hoy o en este momento o en la época actual. Describe el presente. Sin embargo, cuando en la Biblia se emplean en una frase las palabras «ayer y hoy», como en este caso, representa también continuidad.

Las palabras «ayer y hoy» se encuentran en el Antiguo Testamento para indicar continuidad[2]. Así pues, aquí vemos que Jesús no es de una forma en el pasado y de otra en el presente. Quien fue en el pasado es exactamente quien es en el presente. Hay continuidad en Jesucristo. Por lo tanto, si descubres al Jesús del pasado, también has descubierto al Jesús del presente y al Jesús del futuro, porque Él es el mismo continuamente.

El término griego para decir eternamente significa todas las épocas del futuro. Esa frase describe todo el tiempo futuro, lo que incluye todos los siglos que habrá. Por lo tanto, describe el futuro. Hebreos 13:8 conlleva esta idea: «Jesús es exactamente el mismo en el pasado, en el presente y en el futuro».

No sé ustedes, pero yo estoy muy agradecido de que Jesucristo sea el mismo ayer, hoy y por los siglos futuros. Con todos los grandes cambios que ocurren en el mundo ahora mismo, ¡doy gracias a Dios de que Jesús no es uno de ellos! Quien fue Jesús en el pasado es quien es en el presente y el que será para siempre.  Rick Renner[3]

Tú que no cambias

No confiamos en nosotros mismos, sino en Dios que resucitó a los muertos, que nos libró de tan grave peligro de muerte y que aún nos libra y confiamos en que seguirá librándonos. «Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos». El Señor nunca cambia, Cristo nunca cambia. Nuestro querido Señor nunca cambia. Y Dios dice: «YO SOY, YO SOY».

Tantas cosas cambian hoy en día, tantas fuentes se secan y desaparecen. Existen dos tipos de manantiales, algunos son producto de las lluvias y otros de la sequía. A comienzos del verano, las frecuentes lluvias forman los primeros. Pero cuando éstas cesan y suben las temperaturas, esos manantiales se secan pues dependen de las precipitaciones.

Con el paso del tiempo muchas fuentes de placer y comodidad desaparecen, pero la paz y el gozo del creyente nunca desaparecen ni cambian pues proceden de la fuente eterna: nuestro Señor que nunca cambia. La Palabra de Dios dice: «Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios»[4]. Cristo no ha cambiado, es el mismo. Los milagros que obró por otras personas, los puede hacer por ti también.

Eso me recuerda un antiguo y precioso himno que refleja que Dios es inconmovible:

Permanece conmigo, arrecia la tempestad;
aumenta la oscuridad, Señor permanece conmigo.
Cuando falta el consuelo y no queda ni un amigo,
Tú, Señor, que jamás cambias, permanece conmigo.

Las alegrías se disipan y desaparece todo esplendor
cuando finaliza esta breve vida terrenal, mi amigo,
mientras observo cambio y ruina a mi alrededor,
Tú, Señor, que jamás cambias, permanece conmigo.

Precisamos de Tu continua presencia y dirección,
solo Tu gracia detendrá al tentador Enemigo,
que resplandezca Tu luz, eterno guía y mentor,
Tú, Señor, que jamás cambias, permanece conmigo[5].

Virginia Brandt Berg

Su amor inmutable

Independientemente de cómo nos sintamos, si amamos al Señor y andamos por fe y obedeciendo Su Palabra, sabemos que nuestra relación con el Señor es firme. Y desde luego sabemos que Su amor por nosotros es constante, inamovible. Él dice: «Con amor eterno te he amado». «Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará Mi fiel amor por ti». «¡No te desampararé ni te dejaré!»[6]

No hay muchos versículos en la Biblia que hablen sobre los sentimientos, ¡pero sí hay un montón acerca de la fe, de confiar en el Señor y de creer Su Palabra! La Palabra de Dios dice que si tú «te acercas a Dios, Él se acercará a ti.»[7] Si deseamos sinceramente amar a Jesús, agradarle y hacer Su voluntad, entonces «Él se acercará a nosotros» cuando clamemos a Él.

La Biblia dice: «El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad. El Señor está cerca de los que tienen quebrantado el corazón; Él rescata a los de espíritu destrozado.»[8] Cuando nos sentimos humillados por nuestros errores, debilidades y pecados, por lo general no nos sentimos tan inspirados ni muy cercanos al Señor, pero la verdad es que podemos estar muy cerca de Jesús en épocas como esas. Así que el simple hecho de que te sientas deprimido no quiere decir necesariamente que estés alejado del Señor. Puedes estar muy unido al Señor aunque te sientas pésimamente.

¡No siempre te vas a sentir inspirado y muy contento, ni alegre! A veces tienes hambre, estás cansado o enfermo. ¡Y cuando uno está enfermo, es bastante difícil disfrutar de nada! A veces nos da la sensación de que a duras penas conseguimos emitir un débil gemido pidiendo auxilio al Señor, pues estamos luchando simplemente para no olvidar el hecho de que Él nos ama y se preocupa por nosotros.

Puede que a veces no te sientas muy unido a Jesús. Otras veces puede que sí lo sientas muy cercano. Pero no dejes que eso te preocupe; el hecho de que no te sientas muy cerca de Jesús no quiere decir que no lo estés, ¡porque estar cercano a Jesús es mucho más que un mero sentimiento! Es un hecho basado en Su Palabra y en Sus promesas inalterables y Su amor inagotable.  María Fontaine

Publicado en Áncora en octubre de 2022.


[1] https://www.powelltribune.com/stories/the-same-yesterday-today-and-forever,30227.

[2] V. Éxodo 5:14; 2 Samuel 15:20.

[3] https://renner.org/article/jesus-christ-the-same-yesterday-today-and-forever.

[4] Salmo 46:4.

[5] Texto adaptado de Abide with Me; Fast Falls the Eventide, Henry Lyte, 1847.

[6] Jeremías 31:3; Isaías 54:10 (NVI); Hebreos 13:5.

[7] Santiago 4:8.

[8] Salmo 145:18 (NVI), 34:18 (NTV).

 

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