octubre 3, 2022
«Pues somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas». Efesios 2:10[1]
Aunque Mi obra requiere determinación, esfuerzo y progresos, es Mi Espíritu el que obra en ti para que tus labores den fruto.
Te he creado para que seas una lámpara hermosa, llena del aceite de Mi Espíritu. Es importante que mantengas tu lámpara bien atendida y que me permitas renovar el aceite, a fin de que tu mecha arda sin trabas y sin humear. Con el descanso y la renovación puede mantenerse el aceite fresco y puro, sin adulterarse con las impurezas de la presión, la preocupación y las cargas pesadas.
Ven a Mí y reposa en Mi Palabra y Mi presencia para volverte a llenar. Para rendir al máximo es preciso reposar, para que Mi Espíritu y poder puedan obrar por medio de ti. Confía en Mí y en que, si te detienes a tomar un tiempo conmigo, hallarás las fuerzas y el poder para seguir adelante.
Mi preciada, fui Yo quien moldeó tu espíritu y lo incrustó en el fondo de tu frágil cuerpo humano. Fui Yo quien te dio ese corazón lleno de cariño que desea dar una y otra vez a los demás. Ven a Mí para que vuelva a llenar tu lámpara y para que fortalezca y anime tu corazón.
No se turbe tu corazón; cree solamente en Mí. En la quietud y en la calma, en los momentos de reposo, puedo librarte de las pesadas cargas y aliviar tu corazón apesadumbrado. Así encontrarás las fuerzas, la motivación y la inspiración que necesitas para ser la bendición que tanto deseas.
Solo reposando y reabasteciéndote hallarás suficientes fuerzas para derramar Mi amor sobre otros. No lleves esas cargas sobre tus hombros; échamelas a Mí. Soy Yo quien hace que te conmuevas con los padecimientos ajenos para que los lleves a Mí en ferviente oración.
Ven a Mí y entrégame cuanto hay en tu corazón. Háblame; dímelo con palabras. Cuando tu corazón se sienta abrumado, pasa unos momentos de quietud conmigo y dime con todo lujo de detalles lo que tienes en el corazón, todo lo que te agobia, todo lo que temes, y déjame hablarte al corazón. Deja que te consuele y te desembarace de las cargas.
Cuando llegas a un recodo del camino y te preguntas qué habrá más allá, sientes temor y preocupación. Te preguntas: «¿Y si no es este el camino que debo seguir? Mi amor, te prometo que no te conduciré a ningún sitio sin acompañarte. Quiero consolar tu corazón diciéndote que lo que hay más adelante no es malo, sino hermoso. No sentirás pena, sino felicidad.
Te preguntas: «Si ahora esto es tan difícil, ¿cómo será más adelante?» Pero si vienes a Mí y me encomiendas tu vida, tu futuro, tus planes, tus deseos y tus objetivos, puedes confiar en que obraré en tu vida de las maneras que sé que te convienen más. Te amo y he prometido cumplir Mi buen propósito en tu vida[2].
No te turbes por los momentos de pruebas, tribulaciones, situaciones difíciles y senderos escarpados. Recuerda que he dicho que Mis amados hijos ganarían sus almas con paciencia[3]. ¿Cómo se va a acumular un tesoro tan grande de paciencia sin cargas que sobrellevar, cargas que aumenten la paciencia y sin que esta tenga su obra completa? Preparo a Mis hijos y obro en su vida en la forma de valiosa experiencia.
No temas los momentos en que tu fe es puesta a prueba, porque las etapas de crecimiento tienen la finalidad de fortalecerte. Cada prueba y tribulación trae consigo una victoria cuando depositas tu confianza en Mí.
Yo conozco cada prueba, tribulación y situación difícil que se te presenta. Cada tormenta que asoma por el horizonte y te cae encima terminará amainando. Mantén la mano en el timón y no abandones por nada. Ten presente que te ayudaré a superar cada tempestad que enfrentas en la vida.
Toda persona tiene sus buenos y sus malos momentos. Cada una pasa por los distintos ciclos de la vida. En ocasiones, pasan por épocas en que se encuentran en su apogeo y rinden al máximo, y flotan en la parte más correntosa del río. Y en otras son débiles y los detienen los obstáculos, las raíces y las piedras en la ribera. Pero soy paciente, comprensivo y amoroso. Cada persona madura, cambia y vive distintos ciclos de la vida dependiendo del momento y lugar.
Nunca pienses que has sido derribado o desechado, pues Mi amor por ti es más alto que las montañas y más profundo que los mares. No pienses que se te está aplastando o derribando durante los momentos de prueba; más bien aprovecha este tiempo como una oportunidad de acercarte más a Mí y empaparte de Mi Palabra. Considera esas experiencias como una bendición y alégrate cuando te halles en distintas pruebas[4].
No permitas que el desaliento obstruya Mis bendiciones, Mi amor y tu capacidad de sentir agradecimiento en todas las cosas. Confía en que verás una potente luz al final del túnel. Cierto día, cuando llegues al final del camino de la vida y estés listo para entrar a la eternidad, mirarás atrás y dirás: «Agradezco aquellas experiencias por las que pasé».
No puedo revelarte todo el futuro, porque si pudieras conocer el futuro, no aprenderías a confiar en Mí. Por ese motivo he echado un velo sobre el futuro: para que los giros que dé tu vida y la manera en que Yo obre mediante y a través de tu vida no te sean revelados.
Anhelas respuestas, ansías conocer los secretos, la solución a muchos problemas. Yo no escojo resolver instantáneamente todos tus problemas. Lo único que conseguiría con eso sería atrofiar tu fe, pues no sacarías ninguna enseñanza y te perderías los momentos de prueba que te llevan a aferrarte a Mí y sirven para robustecer tu fe.
El camino por el que te llevo ahora es el de la fe. Puedes tener la certeza de que siempre estarás en Mis manos, que te llevaré sobre Mis hombros, y de que, en los momentos de prueba, estaré contigo y cuidaré de ti.
Así que no temas perder de vista la orilla de los territorios que conoces bien. Pon tu mano en la Mía y deja que el viento de Mi Espíritu hinche tus velas y te lleve a los horizontes de lo posible.
Adorada Mía, te tengo muchísimo amor. No hay nadie como tú en todo el universo, y te amo a ti en particular. ¡Sé que quieres estar más cerca de Mí y que me amas! Para poder acercarte más a Mí, es necesario que hagas una pausa y pases tiempo conmigo.
Detén lo que estés haciendo y dedica tiempo a alabarme y adorarme. Permite a tu corazón llenarse de Mi alegría. Procura pasar tiempo estudiando Mi Palabra y creciendo en ella, porque te dará las fuerzas para continuar perseverando y manteniendo la vista en las cosas que son verdaderamente importantes.
¡Eres tan valiosa para Mí! Te amo y anhelo animarte y consolarte. Cuando llegues a casa, a Mi lado, sabrás que valió la pena pelear la buena batalla de la fe.
Publicado por primera vez en 1997. Texto adaptado y publicado de nuevo en octubre de 2022.
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