agosto 1, 2022
«En la casa de Mi Padre hay muchos aposentos. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes. Y si me voy y les preparo lugar, vendré otra vez, y los llevaré conmigo, para que donde Yo esté, también ustedes estén.» Juan 14:2,3[1]
El lugar que Yo he preparado en Mi ciudad celestial para quienes me han entregado su vida no tiene parangón en la Tierra. Nada lo puede igualar y les aguarda al arribar a las puertas del Cielo. Quedarían pasmados si pudieran ver el amor que abrigo por ustedes y la dicha que me produce la fidelidad que me demuestran y las labores de amor que hacen por Mí y por los demás. Todo el sufrimiento, los dolores y las penas, todas las dudas, la confusión y los temores se les borrarán para siempre de la mente y el corazón.
Los premios del reino de Dios les están reservados a los que se han entregado por el bien de otros, trátese de un alma perdida, una persona que está sola, un niño triste, un amigo necesitado, un paria, un ser despreciado... Yo obro por medio de estos actos de amor para tocar, componer y sanar corazones quebrantados y atraerlos a Mí.
A veces quizá te da la impresión de que la vida es como un camión que marcha atropelladamente por la carretera sin que tú sepas a dónde se dirige ni por qué. Es difícil hallarle mérito a la vida sin comprender su sentido, sin un destino determinado. En cambio, para ti, criatura Mía, existe un maravilloso destino eterno. Jamás debes pasar por la vida ignorando el destino que tengo para ti.
Es comprensible que al ir enfrentando las asperezas de la vida a veces te parezca que las padeces en vano, ya que no ves el fruto que están produciendo. No obstante, Yo tengo un hermoso propósito para tu vida, un propósito eterno basado en el amor que albergo por ti. Si me dedicas tiempo, si oyes Mi voz y meditas en Mi Palabra, encontrarás un remanso de confianza y comprenderás que esas dificultades y penalidades que tienen lugar en tu vida no son en vano y sin sentido, sino bloques o ladrillos con los que puedes ir construyendo tu vida, y a la vez señales en la carretera que te conduce a tu eterno hogar.
Cuando tomes tiempo para comulgar conmigo en oración te haré presente el propósito por el que te creé. Eso hará más llevaderas todas las dificultades y penalidades que sufres. Pregúntame y te haré ver el sentido que tienen las adversidades que enfrentas. Te ayudaré a ver que cada uno de los pasos que has dado ha contribuido a lograr el grandioso objetivo que te tengo reservado.
Tu vida actual en la Tierra tiene una importante finalidad y una razón de ser. Hay lecciones que debes aprender a fin de prepararte para el Cielo. Encomiéndame cada día y aprende lo que tienes que aprender antes de que te llegue la hora de dejar la Tierra atrás. Confía en que Yo conozco el momento más indicado para que concluya tu vida terrenal, una vez que hayas aprendido lo que quiero que aprendas y estés preparado para la siguiente etapa de la vida en tu hogar eterno.
El Cielo rebosará de belleza y esplendor, y estarás libre del dolor y los padecimientos que experimentas en tu existencia terrenal.Quiero que conozcas el galardón eterno que te aguarda en el Cielo y que medites en él; te dará la esperanza que necesitas para soportar las pruebas de esta vida. Descansa pues, sabiendo que tus tiempos están en Mis manos[2].
Esta es la recompensa de quienes me aman: A medida que pasan los años descubrirás que estás cada vez más estrechamente ligado a Mí. Hallarás cada vez más paz. Tu espíritu estará en reposo.
Verás que al proyectarte hacia el futuro y las glorias que te aguardan aquí, tu alma se acerca cada vez más al Cielo. Asimismo, mientras contemplas el horizonte y aguardas con ilusión la alegría que experimentarás al conocer la plenitud de Mi amor en el Cielo, ten la certeza de que siempre caminaré a tu lado en esta vida. Entonces, cuando llegue el momento, cruzaremos juntos ese río, tomados de la mano, hasta que pongas pie en la dorada orilla que te aguarda.
¡Qué alegría sentiremos al abrazarnos aquí, en tu morada celestial! Será un día espléndido y glorioso; y, sin embargo, los días anteriores a tu venida también serán hermosos. Reposa, pues, en Mis brazos, amiga mía, amigo mío, al tiempo que avanzamos juntos día a día, cada vez más unidos, hasta que llegue el momento en que permanecerás en Mi presencia por siempre jamás.
Queridos amigos, cuando estaba en la Tierra, dije a aquellos a los que amaba que iba delante de ellos para prepararles un lugar, a fin de que donde estuviera Yo, ellos también pudieran estar. Dado que es para todos los que me aman, lo he creado de manera que sea perfecto en todo sentido.
Te he preparado un lugar para cuando termines tu misión en la Tierra. Espero tu llegada con ansiedad. Aguardo con ilusión ver tu rostro sonriente y la dicha que irradiarás.
Pensarás que no te mereces todo eso. Quizá creas que no has hecho gran cosa por Mí. Por el amor que me tienes, porque veo tu corazón y, lo que es más importante, porque te amo más de lo que podrías concebir o entender, te obsequio todo eso.
Uno día, muy pronto, Mi hermoso paraíso, el Cielo, esa ciudad que he preparado para los que amo, bajará a la Tierra, y Yo la gobernaré personalmente[3]. Por eso, Mi querido amigo o amiga, cuando la situación se ponga peliaguda y te parezca que no puedes seguir adelante, cuando mires a tu alrededor y te empieces a sumir en la desesperación, ten presente esas cosas. Recuerda el lugar tan fabuloso que te tengo reservado y que nadie te puede arrebatar. Te dará las fuerzas y el valor que necesitas para seguir adelante.
El ansia que abrigas por el Cielo es buena, por cuanto es una prolongación del anhelo que tienes de Mí. La esperanza del Cielo tiene por objeto fortalecerte y darte ánimos de modo que te llenes de un magnífico gozo. Muchos cristianos han malinterpretado la palabra esperanza, creyendo que denota una simple ilusión o vago deseo. ¡Nada más lejos de la verdad!
En cuanto llegué a ser tu Salvador, el Cielo se convirtió en tu destino final. La frase esperanza del Cielo realza las bondades de las que puedes gozar mientras permaneces en la Tierra. Esa esperanza te mantiene vivo espiritualmente durante esos lóbregos tiempos de adversidad; ilumina tu sendero y agudiza tu conciencia de Mi Presencia. Mi deseo es que reboses de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
El Cielo es presente y futuro al mismo tiempo. Cuando discurres por la senda de tu vida tomado de Mi mano estás ya en contacto con la esencia del Cielo, que es la cercanía conmigo. En tu camino puedes hallar también muchos indicios o insinuaciones del Cielo, ya que la Tierra está radiantemente viva con Mi presencia. Un sol reluciente despierta tu corazón cual tierno recordatorio de Mi espléndida luz. Pájaros y flores, árboles y cielos suscitan alabanzas a Mi santo nombre. Ten bien abiertos tus ojos y oídos cuando transites conmigo.
Al final de la senda de tu vida está la entrada al Cielo. Solo Yo sé cuándo alcanzarás tu destino; sin embargo, te estoy preparando para ello a cada paso del camino. La absoluta certeza de tu hogar celestial te otorga la paz y la dicha que te ayudan en tu derrotero. Sabes que arribarás a tu hogar en Mi perfecto tiempo; no un segundo temprano ni un segundo tarde.
Que la esperanza del Cielo te infunda ánimos mientras caminas conmigo por la senda de la vida[4].
Publicado en Áncora en agosto de 2022. Leído por Gabriel García Valdivieso.
[1] RVC.
[2] Salmo 31:15.
[3] Apocalipsis 21:2,3.
[4] Young, Sarah, Jesus Calling (Thomas Nelson, 2010).
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