marzo 15, 2022
Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar. Marcos 7:37
Es una breve oración al final de un relato, pero es clave para entenderlo. Luego de que Jesús sanara de un demonio a la hija de la mujer sirofenicia y al sordo luego de tocarlo con saliva[1], junto con otros milagros, la multitud exclamó: «Bien lo ha hecho todo…»[2]
Esto no solo encaja como el resumen de esos milagros, sino que también es un resumen apropiado de la vida y ministerio de Cristo y Su lugar como el Hijo de Dios: Jesús todo lo hace bien.
Esa frase parece estar en sintonía con Génesis 1 en donde luego de cada día de creación se dice de los hechos de Dios: «Y vio Dios que era bueno». Claro que poco después, entró el pecado y por ese pecado se produjo mucho mal, por decir lo menos. Pero cuando vino Jesús, todo lo que Él hizo fue bueno. Estaba haciendo todo nuevo y bueno otra vez, por así decirlo, como un anticipo de la restauración plena y completa para hacer todo bien en el fin de los tiempos[3].
Hacer las cosas bien es propio de la naturaleza divina. En el acto original de la creación, todo lo que hizo fue bueno (pues Dios solo podía hacer lo bueno). De igual manera, lo único que Cristo puede hacer es el bien. Desde la sanidad de los enfermos a la redención de los pecadores, Jesús lo ha hecho bien. De hecho, se podría decir que este testimonio de Cristo de que todo lo ha hecho bien, también puede servir como una biografía de Jesús, todo lo que ha hecho es bueno, todo lo que hace al presente es bueno y todo lo que hará en el futuro es bueno.
Podemos contemplar nuestra situación actual, por difícil o feliz que sea, y decir, en cualquier caso, «Dios manifiesta Su bien en mí». Podemos mirar al futuro y decir: «Todo lo que Él hará por mí es bueno. Y la culminación de mi redención y salvación es (como en el sexto día de la creación), muy bueno.»
Este es nuestro Salvador. Todo lo hace bien. Terry Enns[4]
El cielo se abrió en la vida y ministerio de Jesús mostrándonos que el reino venía a la tierra, renovando todo. Hace que los sordos oigan y que los mudos hablen, pero también, de acuerdo a Apocalipsis 21:5, hace nuevas todas las cosas.
Y todo lo hace bien. De manera que lo nuevo está bien hecho. Refulge con la eternidad; brilla con el resplandor que emana de la gloria de Dios. Cuando Él da vida, la da en abundancia[5]. Cuando da una carga y un yugo, se asegura que sean ligeros y fáciles de llevar[6]. Cuando recibe a los cansados, les da descanso[7]. Cuando hace libre a una persona, esta es verdaderamente libre[8]. Todo lo hace bien.
Nos justifica. Nos santifica. Nos glorifica. Su obra da lugar a nuestra adopción, a nuestra unión y reconciliación.
Todo lo hace bien.
Si miramos nuestra vida en retrospectiva y vemos los valles, veremos cómo el Señor nos ha sacado de ellos una y otra vez. Sus misericordias nuevas son cada mañana[9]. Porque para siempre es Su misericordia[10]. Sus promesas son sí y amén[11]. No nos desamparará, ni nos dejará[12]. Nada nos podrá separar del amor de Dios[13]. Nadie nos arrebatará de Su mano[14]. He aquí, Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo[15].
Todo lo ha hecho bien.
Pero no solo veas los valles, fíjate en las montañas. Él nos ha dado plenitud de gozo, basta con mirar. Delicias a Su diestra para siempre[16]. Nos llena de gozo inefable y glorioso[17]. El gozo del Señor es nuestra fortaleza[18]. Él hace nuestros pies como de ciervas, nos hace estar firmes sobre las alturas[19] y levantar las alas como águilas[20]. Nos ha sacado adelante una y otra vez y nos ha librado y dado victorias esperadas e inesperadas.
Todo lo ha hecho bien.
Y al observar Su grandiosa fidelidad a lo largo de nuestra vida, hermosos picos nevados en una impresionante cadena montañosa reluciente a la luz del cielo, veremos una montaña que sobresale a todas, la más alta, el monte Everest de la fidelidad de Dios para ti, el monte Calvario, donde Cristo llevó nuestros pecados y su muerte a la cruz, recibió nuestro castigo, echándolo al vacío y, por tanto, no dijo está casi consumado o ha comenzado sino Consumado es. Jared C. Wilson[21]
Hay dificultades de la vida —por ejemplo, una gripe o una discusión con un compañero de trabajo— que no duran mucho. Otras pueden dilatarse: una enfermedad crónica, un impedimento físico, una adicción, la pérdida de un ser querido o una lucha sin cuartel por superar un defecto como la ira o la depresión. Puede ser necesario bregar durante semanas, meses o incluso años con algo así.
A veces esas situaciones persisten pese a que uno considera que ha hecho todo lo que estaba a su alcance: ha orado, leído y obedecido la Palabra de Dios, ha invocado Sus promesas y ha procurado confiar en Él. Si después de todo eso uno sigue sin ver una salida, es fácil desmoralizarse.
Es posible que Dios nos esté poniendo a prueba para ver si vamos a confiar, tener fe y agradecerle todo lo bueno que nos da, aun cuando parezca que no responde a una petición particular que le hemos hecho. «Por fe andamos, no por vista. Bienaventurados los que no vieron, y creyeron.»[22] A Dios le encanta que Sus hijos manifiesten fe, y promete recompensar grandemente a quienes soportan las pruebas con valor.
Si Dios está obrando en tu vida con el fin de cultivar en ti determinada cualidad, puede que el proceso demore un poco. Un trozo de carbón no se convierte en un diamante de la noche a la mañana; lo mismo sucede con nosotros.
Cuando te parezca que has llegado al límite de tus fuerzas, aguanta un poco más. Muchas veces la paciencia es la llave que nos da acceso a las bendiciones de Dios. Hay casos en que tenemos que conformarnos con aguardar a que Él nos responda. Aunque le pidamos que ponga fin enseguida a nuestras dificultades, es posible que Él considere preferible hacerlo más adelante. El cronograma de Dios es impecable. «Bien lo ha hecho todo»[23]. Confía en Él.
La fe implica creer, confiar. Quien tiene fe no permite que las circunstancias o las pruebas lo despojen de su paz y de su alegría.
Si no claudicamos, y más bien nos aferramos a Dios pase lo que pase, si nos proponemos firmemente creer en Sus promesas aunque no veamos aún su cumplimiento, podemos confiar en que Dios siempre nos sacará adelante y hará que todo lo que nos suceda sea para nuestro bien[24]. Shannon Shayler
No siempre sé lo que me deparará el futuro
o qué pruebas o tribulaciones me tenga reservado;
mis pasos están ordenados, Dios elegirá,
Dios sabe el camino que seguiré, ¿acaso debo saber más?
No sé la razón de cada prueba;
son incontables las lecciones que debo aprender,
o por qué tengo que pasar por valles profundos y solitarios,
solo sé que Él, todo lo hace bien.
Si la senda que recorro parece empinada y rocosa,
y debo bregar duro para alcanzar la meta,
siempre hay Alguien cerca de mí para ayudarme;
Él trae dulce descanso y consuelo a mi corazón.
Y de las páginas del Libro de Dios,
me habla palabras que alejan mis temores,
y aunque no conozca todas las razones,
estoy seguro que Él, todo lo hace bien.
Entonces descansaré en Él y un renovado aliento tomaré,
y confiaré en Su promesa de que nunca me dejará,
nueva fuerza me dará, para continuar en la batalla,
con la esperanza de que luciré la corona del vencedor.
Es suficiente con ser amado de Dios,
tener al Señor morando en mi corazón
y la paz que sobrepasa todo entendimiento,
y contento de saber, que Él todo lo hace bien.
Autor desconocido
Publicado en Áncora en marzo de 2022. Leído por Gabriel García Valdivieso.
[1] Marcos 7.
[2] Marcos 7:37.
[3] Romanos 8:18.
[4] https://wordsofgrace.blog/2012/02/21/he-does-all-things-well.
[5] Juan 10:10.
[6] Mateo 11:30.
[7] Mateo 11:28.
[8] Juan 8:36.
[9] Lamentaciones 3:22–23.
[10] Salmo 100:5.
[11] 2 Corintios 1:20.
[12] Hebreos 13:5.
[13] Romanos 8:39.
[14] Juan 10:28.
[15] Mateo 28:20.
[16] Salmo 16:11.
[17] 1 Pedro 1:8.
[18] Nehemías 8:10.
[19] Salmo 18:33.
[20] Isaías 40:31.
[21] https://ftc.co/resource-library/blog-entries/he-has-done-all-things-well.
[22] 2 Corintios 5:7; Juan 20:29.
[23] Marcos 7:37.
[24] Romanos 8:28.
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