marzo 1, 2022
Venimos al mundo a pasar dificultades. No podemos pretender que nuestra estancia en la Tierra sea toda blanda y apacible. Además, la Biblia nos lo garantiza[1]. Lo bueno es que también nos promete que no estamos solos, que tenemos compañía. «Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque Tú estás a mi lado»[2]. «Sé que el Señor siempre está conmigo»[3].
A Dios le encanta que platiquemos con Él como lo haríamos con un amigo íntimo. Promete brindarnos Su apoyo si nos acercamos a Él: «Cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme»[4].
Quiere que le contemos nuestras cuitas y le entreguemos nuestras preocupaciones, para poder infundirnos esperanza y paz y llenarnos de energías[5]. Claro que Él no solamente está interesado en nuestras luchas internas; quiere que le hablemos de todo lo imaginable, desde nuestros triunfos más pequeños hasta nuestros grandes temores, pasando por todo lo que hay entremedio.
Una vez que Jesús entra en nuestra vida, Su presencia jamás nos abandona. A veces la percibimos, a veces no. Sin embargo, como el rey David de antaño, podemos afirmar confiadamente: «La persona íntegra enfrenta muchas dificultades, pero el Señor llega al rescate en cada ocasión»[6]. Si bien David tuvo sus momentos de apuro en que se sintió superado[7], sabía que a la larga Dios nunca lo abandonaría a su suerte. La misma certeza podemos tener nosotros[8].
¡Pase lo que pase, no estás solo! Gabriel García V.
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Eres una persona muy valiosa para Mí. Tengo contados cada uno de tus cabellos. Conozco tu corazón y tus pensamientos. Quiero que sepas que estoy a tu lado. Soy tu pronto auxilio en las tribulaciones. No pienses nunca que no tienes a nadie, pues Mi presencia siempre te acompaña y Mi Espíritu te ayuda.
Ven a Mí. Deja de lado tus inquietudes y preocupaciones. Mi amor por ti es inconmensurable, inacabable, ilimitado, eterno. Mantén la mirada fija en Mí. Tranquilízate sabiendo que siempre estoy contigo, sosteniendo tu mano derecha.
Pasa ratos conmigo y te renovarás, te fortalecerás y te llenarás de inspiración. Cercano estoy a los quebrantados de corazón, y salvo a los de espíritu destrozado. Confía en el amor que albergo por ti. No te fijes en los obstáculos con que te topas, los cuales te pueden desalentar, frenar y hasta inmovilizar por completo. Mantén los ojos puestos en Mí, pues nunca te defraudaré, nunca te decepcionaré.
Deja que tu corazón se colme de Mi amor, Mi gozo y Mi paz. Me perteneces para siempre. Nada te separará de Mi amor. Jesús
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Dios camina con nosotros por el valle. El Salmo 23:4 afirma: «Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque Tú estás conmigo; Tu vara y Tu cayado me infunden aliento»[9].
Uno espanta las sombras de la vida encendiendo la luz. No se puede ver la sombra y la luz a la vez. Jesús dijo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida»[10].
Concéntrate en Jesús. Él está contigo ahora mismo. Cuando dejas de pensar en el temor, puedes concentrarte en Dios y en lo que Él quiere hacer por medio de ti. Puede que no lo veas, pero Él está ahí.
Los valles son distintos para los creyentes que para los que no abrazan el cristianismo. La diferencia no es la ausencia de sombras. Es la presencia del Pastor. Rick Warren[11]
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El Señor se encarga de que Sus hijos nunca se queden solos. Cada miembro de la Trinidad ha sido prometido de manera específica a los creyentes por toda la eternidad. Fue Dios el Padre quien dijo: «Porque el Señor, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará»[12]. Jesucristo prometió a Sus discípulos: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo»[13]. Cristo también prometió a los doce la llegada del Espíritu Santo: «Yo rogaré al Padre y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad. […] Vosotros lo conocéis, porque vive con vosotros y estará en vosotros»[14].
No hay mayor fuente de gozo y contentamiento que la presencia y compañía del Señor. Dios nos consuela mediante el compañerismo de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pero Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo han sido, continúan siendo y nunca dejarán de ser nuestros más fieles y verdaderos Compañeros. Katelynn Luedke[15]
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El gran defensor de los derechos civiles Martín Lutero King fue un hombre de enorme valentía. Sufrió vilipendios, golpes, prisión, amenazas de muerte, la bomba que fue lanzada a su casa y, como todos sabemos, al final fue asesinado. […]
Poco después de recibir una llamada telefónica [en la que una voz en términos amenazantes le dijo: «Si no te vas de esta ciudad en tres días, vamos a volarte los sesos y destruir tu casa»], se sentó en la cocina de su hogar a tomar una taza de café.
—Me senté frente a esa mesa —dijo— pensando en aquella niñita y considerando que en cualquier momento me la podían arrebatar. Y empecé a pensar en aquella esposa dedicada, devota y fiel, que dormía en la habitación continua… Llegué al punto en que no podía seguir pensando en eso. Me sentía débil.
—En ese momento descubrí que la religión debía volverse real para mí. Tenía que conocer a Dios en persona… Nunca lo voy a olvidar… Dije: «Señor, aquí estoy intentando hacer lo que es correcto. Creo que tengo razón. Sé que defiendo la causa correcta. Pero, Señor, debo confesar que me siento débil. Siento vacilación. Estoy perdiendo el valor». En aquel momento me pareció escuchar una voz interior que me habló diciendo: «Martín Lutero, defiende lo que es justo. Levántate ante la injusticia. Defiende la verdad. Y he aquí, Yo estoy contigo, hasta el fin del mundo.» Escuché la voz de Jesús que me animaba a seguir luchando. Él prometió no dejarme nunca, que nunca estaría solo. No, jamás estaría solo, jamás. Él prometió que nunca me dejaría solo en esta vida. Tomado de storiesforpreaching.com[16]
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Antes que clamen responderé, mientras aún hablen Yo habré oído. Sé que a veces se sienten solos en la oscuridad. Continúan orando porque es lo correcto, pero se preguntan si sus oraciones marcarán alguna diferencia. Cuando se sientan de esa manera, conviene parar y recordar quién soy Yo: ¡el Rey de Gloria! Trasciendo el tiempo. El pasado, el presente y el futuro son lo mismo para Mí. Por eso respondo incluso antes que clamen a Mí.
Ninguna de sus oraciones cae en oídos sordos o no recibe respuesta. Sin embargo, Mi respuesta a veces es «No» o «Aún no». Otras veces, sus oraciones son respondidas de manera invisible. Mi sabiduría es insondable. Supera de manera inconmensurable la comprensión humana. Reflexionen por un momento en las maravillas de Mi inteligencia infinita y deléitense en el interminable amor que les prodigo. Si persisten en esa íntima adoración, sabrán sin sombra de duda que nunca están solos. ¡Son uno Conmigo! Jesús[17]
Publicado en Áncora en marzo de 2022.
[1] V. Juan 16:33.
[2] Salmo 23:4 (NVI).
[3] Salmo 16:8 (NTV).
[4] Jeremías 29:12-13 (NTV).
[5] V. 1 Pedro 5:7.
[6] Salmo 34:19 (NTV).
[7] V. Salmo 61:2.
[8] V. Hebreos 13:5.
[9] LBLA.
[10] Juan 8:12 (NVI).
[11] https://pastors.com/3-things-to-remember-when-facing-valleys.
[12] Deuteronomio 31:6.
[13] Mateo 28:20.
[14] Juan 14:16-17.
[15] https://www.desiringgod.org/articles/hope-for-the-lonely-heart
[16] https://storiesforpreaching.com.au/sermonillustrations/finishing-the-race/christ-is-with-us.
[17] Sarah Young, Jesús siempre (Thomas Nelson, 2017).
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