Para ti, con cariño

febrero 21, 2022

Palabras de Jesús

[To You—With Love]

Soy tu Padre y te amo. Así de simple. En tu interior mora un espíritu eterno. Yo te conozco y todo acerca de tu vida y tus experiencias, y velo por ti.

Llevas tu vida, tomas decisiones y procuras encontrar la mejor forma de vivir; y es una lucha. Entiendo los desafíos de la vida que enfrentas a diario. Sin embargo, las cargas que llevas, los pesos que te cuesta llevar, pueden hacerse más ligeros si acudes a Mí.

Tu vida seguirá su curso, continuarás envejeciendo, y algún día morirás; pero no tu espíritu, el cual jamás perecerá. Tu verdadero ser, tu espíritu, que está preso en tu cuerpo, vivirá eternamente. Por eso no merece la pena afanarse por las cosas materiales del mundo, ya que tarde o temprano las dejarás atrás. Lo que realmente importa va más allá de lo material: el amor, la bondad, la misericordia, la comprensión, la generosidad. Eso es lo que te enriquece en un sentido espiritual.

Cuando llegue el momento de despojarte de tu cuerpo, lo que contará será tu fortaleza espiritual. Por tanto, haz el bien. Sé amable. Da con generosidad. Ama a tu familia, a tus amistades, a tu prójimo y a todos los que se crucen en tu camino en el transcurso de la vida cotidiana. Sé perdonador, amable y compasivo. Al conducirte así —al manifestar amor— me reflejas a Mí.

Cuando llegues al final del camino, cuando tu vida toque a su fin, te hará falta una llave para entrar a Mi casa, donde el amor, la alegría, la paz y la verdad reinarán eternamente. Sin embargo, puedes conseguir esa llave sin esfuerzo alguno, solo tienes que tomar la decisión de tomarla. La llave es aceptarme a Mí y Mi sacrificio en la cruz por tu redención.

Mi amor por ti es eterno, es un amor tan grande que vine a la Tierra y tomé forma humana para que todo el que cree en Mí y me reciba no perezca jamás, sino que entre en Mi reino eterno.

Un obsequio que te hago

Mi amor es paciente y comprensivo en un mundo intolerante; es tierno y gentil en un entorno en el que imperan la frialdad y la dureza de corazón. Mi amor consuela en el dolor y la soledad. A los que están confusos, les aclara los pensamientos; ofrece reposo al cansado, ayuda al incapaz y da renovadas fuerzas a quienes se sienten incapaces de continuar. Mi amor infunde paz en tiempos tormentosos.

Mi amor puede sanar vidas quebrantadas. Puede aliviar sus penas y sufrimientos. Mi amor puede aliviar la tensión, las preocupaciones y el estrés. Mi amor cambia el temor por fe y valor, e infunde esperanza a quien no le queda ninguna. Mi amor es luz que ahuyenta las tinieblas. Mi amor entrará al más profundo abismo para salvar, recorrerá cualquier distancia para rescatar. Mi amor llegó al máximo extremo por la humanidad: entregué Mi vida por la salvación del mundo.

Mi amor es un obsequio que te hago. Siempre ha estado a tu disposición y siempre lo estará. Tú decides si aceptas Mi regalo de amor eterno y salvación. ¿Lo aceptas?

Fija la mirada en que Yo cuido de ti

Cuando la vida se torna agobiante, cuando te parece que tu mundo se desmorona, cuando consideras que nada de lo que haces contribuye a mejorar la situación, preséntame todas tus preocupaciones. Piensa en lo mucho que te amo. Piensa en Mi poder para ayudarte a vencer. Piensa en todas las bendiciones que has recibido y agradécemelas.

Para sobreponerte a tu mal humor, alábame. Pues al agradecerme por todo lo bueno que hay en tu vida, verás que los sentimientos pesimistas se disipan.

Te encontrarás a veces en situaciones en las que no parezca haber nada bueno que agradecerme. En esos momentos, puedes alabarme por todo lo bueno que a la larga saldrá incluso de lo malo. Si me amas, tarde o temprano eso sucederá. Lo explica la Biblia en Romanos 8:28: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien». Puedo hacer que cualquier cosa que le ocurra a una persona que me ama redunde en su beneficio al final.

Déjame transformar tu difícil jornada en un día esperanzador. Siempre puedes hallar algo bueno que agradecerme. A medida que celebres algo que Yo haya hecho, normalmente te acordarás de otra cosa que he hecho por ti o que te he obsequiado, y luego de otra, y de otra. Hallarás tranquilidad si te concentras en Mí y en las promesas que te he hecho.

Andar en Mi luz

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos[1]. Por lo tanto, cuando seas plenamente consciente de tu insuficiencia, ¡regocíjate! De eso se trata ser pobres en espíritu. El mundo celebra la autosuficiencia; en las librerías abundan los libros preparados para ayudarte a lograr ese objetivo. Sin embargo, en Mi reino no es así. Yo deseo que Mis hijos reconozcan su completa dependencia de Mí y que se regocijen por ello.

Has sido salvado por gracia, por medio de la fe[2]. ¡La gracia y la fe son obsequios! La parte que te toca es ser receptivo y responder a estos gloriosos dones. La mejor respuesta es la gratitud: que tu corazón rebose de agradecimiento por todo lo que Yo he hecho. Eres sumamente bendecido porque el reino de los cielos es tuyo.

Cuando te desanimes por el estrés de vivir en este mundo que ha perdido la pureza original, resiste la tentación de sentir lástima por ti mismo. En vez de eso, di para tus adentros: «Soy bendecido y estoy agradecido; ¡y me dirijo a la Gloria!»

Yo soy la luz del mundo. Mis seguidores no andarán en tinieblas, sino que tendrán la Luz de la vida[3]. Aunque en este mundo haya mucha oscuridad, siempre tienes acceso a Mí. Así pues, nunca te encuentras en completa oscuridad.

La senda que tienes por delante puede parecer oscura, en particular a medida que desaparece en el futuro. Te gustaría que estuviera iluminado para que pudieras prever lo que vendrá. ¡Te aseguro, sin embargo, que conmigo es suficiente! Estoy contigo y también voy delante de ti, alumbrando el camino. Tu tarea es confiar en Mí y seguir la Luz que doy. Aunque te parezca que está poco iluminado, es suficiente para tu viaje de hoy.

Algún día estarás conmigo en el Cielo; y allí verás Mi luz en toda su gloria. Las tinieblas serán cosa del pasado y verás todo claramente. Allí no habrá más noche. No necesitarás la luz de una lámpara, ni la luz del sol, pues Yo te daré Luz[4], ¡más de lo que puedas imaginar!

Vive cerca de Mí y tendrás la luz de la vida[5].

Publicado en Áncora en febrero de 2022.


[1] Mateo 5:3.

[2] Efesios 2:8.

[3] Juan 8:12.

[4] Apocalipsis 22:5.

[5] Sarah Young, Jesus Today (Thomas Nelson, 2012).

 

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