Dios obra en nuestra vida

enero 25, 2022

Recopilación

[God at Work in Our Lives]

Muchos libros, en la actualidad, abordan el tema de la superación personal. Todo el mundo quiere mejorar de alguna manera. Este año los estadounidenses gastarán millones de dólares en busca de soluciones prácticas para sus problemas. Muchos pasarán de una corriente a otra buscando consejos sobre cómo vivir y respuestas a preguntas desconcertantes.

Desafortunadamente, gran parte de los consejos que se dan por la televisión, radio y medios escritos son muy poco fiables. Se basan en opiniones populares y el pensamiento actual. Y ahí hay un problema, puesto que la psicología popular de hoy será descartada el próximo año por un nuevo enfoque o terapia.

Jesús dijo: «Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Una liberación duradera de problemas personales viene de edificar nuestra vida sobre la verdad. Solo podemos depender por completo de la Biblia para que nos provea opiniones veraces en torno a las causas y curas para nuestros problemas personales. La Palabra de Dios ha superado la prueba del tiempo. Es tan vigente y aplicable hoy como lo fue hace miles de años. Contiene las respuestas para los interrogantes más complejos de la vida.

No obstante, no basta con decir: «La Biblia es la respuesta». Es importante que los cristianos indiquen cómo responde la Biblia a los interrogantes de la vida. El gran evangelista D. L. Moody dijo cierta vez: «No recibimos la Biblia para aumentar el conocimiento sino para transformar nuestra vida».

Cuando Jesús enseñaba, Su intención era que los que escuchaban fueran e hicieran lo mismo. Sus metas eran actos y compromisos específicos. ¿Por qué hay tantos relatos biográficos en la Biblia? El apóstol Pablo dijo: «Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza»[1]. Dios nos dio ejemplos de la vida de estas personas por dos motivos.

Primero, para que nos sirvan de enseñanza. Siempre es aconsejable aprender de nuestras propias experiencias, pero es aún mejor aprender de las experiencias de otros. ¡Y menos doloroso también! Al aplicar los principios reflejados en la vida de personajes bíblicos, podemos evitar algunos de los mismos errores serios que ellos cometieron.

En segundo lugar, Dios nos dio estos relatos para animarnos. Es alentador el hecho de que elija valerse de personas comunes y corrientes para llevar a cabo Sus planes, a pesar de sus debilidades y fallos y a veces motivaciones no muy sanas. Eso nos da esperanza de que Dios también puede obrar en nuestra vida.  Rick Warren[2]

El segundo viaje

Muchas personas entre los 30 y 60 años, sin importar su lugar en la sociedad o sus logros particulares, experimentan lo que bien podría denominarse un segundo viaje. Es posible que una persona haya apilado una impresionante cantidad de dólares y honores, haya puesto su nombre en la lista de los consagrados, y luego se levanta una mañana preguntándose: «¿Valió la pena?» Sea como sea la manera en que ocurre, esas personas se sienten confundidas, incluso perdidas. Ya no pueden mantener su vida en orden. Se ven alejadas de patrones que han elegido y apreciado para enfrentar crisis desconocidas. Este es su segundo viaje.

Los segundos viajes, por lo general, terminan serenamente con una nueva sabiduría y un conocimiento más cabal de uno mismo que libera gran poder. La sabiduría es la de un adulto que ha recobrado el equilibrio y la estabilidad, y ha encontrado un refrescante propósito y nuevos sueños. Se trata de una sabiduría que renuncia a ciertas cosas, deja que algunas se marchiten y acepta las limitaciones humanas. Es una sapiencia que entiende que no puedes esperar que nadie te comprenda plenamente. Es un conocimiento que reconoce la inevitabilidad de la vejez y la muerte. Es una sabiduría que ha enfrentado el dolor causado por los padres, familiares, la pareja, amigos, colegas y socios, y los ha perdonado de corazón y ha reconocido con inesperada compasión que esas personas no son ni ángeles ni demonios, son simplemente humanos.

El segundo viaje empieza cuando entendemos que no podemos vivir el atardecer de la vida según el programa de la mañana. Somos conscientes de que solo nos queda un tiempo limitado para llevar a cabo lo verdaderamente importante, y ser conscientes de ello ilumina lo que realmente cuenta, lo importante. Esta convicción provee un nuevo equilibrio y con frecuencia se ve acompañada de un segundo llamado del Señor Jesús.

El segundo llamado nos invita a una seria reflexión en torno a la naturaleza y calidad de nuestra fe en el evangelio de la gracia, nuestra esperanza en lo nuevo y en lo que todavía no es, y en nuestro amor por Dios y la gente. El segundo llamado es una convocatoria a un compromiso de fe más maduro y profundo donde la inocencia, el primer fervor, el idealismo de la mañana que no ha sido probado y el primer compromiso han sido sazonados con dolor, rechazo, fracaso, soledad y el conocimiento de uno mismo...

Eso es lo que el segundo llamado de Jesucristo significa hoy en día: un llamado a un salto en esperanza nuevo y más radical, a un compromiso existencial con las Buenas Nuevas de la fiesta de las bodas.  Brennan Manning[3]

Una ardua escalada

Ser cristiano sin duda parece una ardua escalada de principio a fin. Es muy difícil recordar y poner en práctica cada una de las enseñanzas de Jesús. ¿Por qué? Porque contravienen nuestras costumbres. Buena parte de lo que Él enseñó va a contrapelo de las tendencias humanas. El siguiente compendio resume las principales enseñanzas de Jesús; pregúntense si practicarlas les resulta fácil o natural.

«Amen a sus enemigos. Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a quienes los maldicen. Oren por quienes los maltratan.»[4] «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura»[5]. «No acumulen tesoros en la tierra»[6].

Jesús dijo todo lo anterior (y mucho más) y Él espera que lo pongamos en práctica. Ese es el tema. Hablaba en serio. Él espera que cumplamos Sus mandatos. ¡Y es difícil! No cabe duda que cuesta seguir a Jesús.

¿Por qué alguien estaría dispuesto a seguir a Jesús a pesar de las dificultades que conlleva? Los motivos sobran, pero solo enumeraré dos.

(1) Porque se trataba de Dios. Jesús, la Palabra de Dios, la expresión del Padre, caminó entre nosotros y nos enseñó la verdad. Si Él expresaba el pensamiento de Dios, ponía en palabras la esencia divina y comunicaba a la humanidad lo que Dios considera importante —así como los actos y las actitudes del hombre que el Padre considera valiosas—, entonces, deberíamos esmerarnos por seguir Sus enseñanzas a pie juntillas. Por difícil que resulte.

No me cabe duda que Jesús conocía cuán difícil es seguirle y vivir conforme a Sus enseñanzas. Él había adoptado la forma humana y soportaba las mismas tentaciones. Pero ello no le impidió decir todas esas cosas.

Debió saber que mucho de lo que pidió a Sus discípulos se oponía a su instinto natural. El orgullo es una tendencia generalizada en el ser humano. Si alguien nos golpea, nos roba o se aprovecha de nosotros, solemos intentar vengarnos. Los seres humanos tendemos a ser egoístas, o al menos a velar por nuestros propios intereses. Es natural. Por lo mismo, no serlo resulta difícil.

Sin embargo, es evidente que Jesús espera que nuestros actos resistan la naturaleza humana. Me parece que nos presentó un reto al mostrarnos breves ejemplos de la manera que desea que nos comportemos. Jesús dijo: «El que me ama, obedecerá Mis palabras»[7]. De modo que contaba con nuestra obediencia, aunque sea difícil.

(2) La segunda razón es un poco menos noble. «¿Qué gano a cambio?»

La respuesta a ese interrogante sugiere pensar a muy largo plazo. Nos invita a no solo vivir el presente, sino a prepararnos para lo que viene. Y lo que viene ocurrirá en muchísimo tiempo. Al imaginar la recompensa, deberíamos echar un vistazo al futuro. Invertir ahora para entonces.

Las Escrituras demuestran que algunas de las recompensas otorgadas en el más allá guardan relación con nuestra vida temporal[8]. En Mateo 6:20 Jesús afirma que nuestros tesoros deben ser acumulados en el Cielo. Dice: «Acumulen para sí tesoros en el Cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, ni los ladrones se meten a robar»[9].

Las Escrituras no dejan duda acerca de las recompensas que recibiremos tanto en esta vida como en la siguiente por seguir los mandamientos de Jesús. Por duros que sean. Es posible que el hecho de que sean tan difíciles de seguir guarde relación con las recompensas que recibiremos a cambio. Vamos a vivir para siempre. Conviene invertir en el futuro, por difícil que parezca.  Peter Amsterdam

Publicado en Áncora en enero de 2022.


[1] Romanos 15:4.

[2] Rick Warren, God’s Answers to Life’s Difficult Questions (Zondervan, 2006).

[3] Brennan Manning, The Ragamuffin Gospel (Multnomah, 1990).

[4] Lucas 6:27–28.

[5] Marcos 16:15.

[6] Mateo 6:19.

[7] Juan 14:23.

[8] Apocalipsis 22:12; Colosenses 3:23–24.

[9] NVI.

 

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