diciembre 14, 2021
A veces, con el ajetreo de la temporada, las compras, el horneado, los envoltorios, los viajes, las reuniones, nos olvidamos del Salvador. Se supone que estamos festejándole a Él, pero por lo general no lo invitamos a esta fiesta. Hace muchos años, una niña recordó el verdadero sentido de la temporada.
Un día ajetreado durante la temporada navideña, andaba corriendo apresuradamente de una tienda a otra con tres niños a cuestas. El frenesí de la temporada y todas las actividades me habían dejado exhausta. En una de nuestras últimas paradas, rápidamente pasé por el pasillo de las decoraciones navideñas, a pesar de las quejas de mis hijos, para regresar a casa pronto. En ese momento, me di cuenta de que mi hija había desaparecido. Una repentina oleada de pánico se apoderó de mí, pero cuando me di la vuelta para buscarla, la escuché llamarme.
—Mami —exclamó—. ¡Mira!
Allí estaba mi hija de pie frente a un pesebre iluminado en el jardín. En medio de personas que pasaban de compras, se arrodilló lentamente ante el Niño Jesús. Los compradores, que seguían pasando, ni siquiera notaron a una niñita arrodillada ante el pesebre. La observé con reverencia mientras miraba amorosamente al Bebé y le hablaba palabras calmadas. Fue como si el tiempo se hubiera detenido para mí esa noche. Si bien la multitud se agolpaba en la tienda, solo había una madre con lágrimas en los ojos, cuyo corazón se llenó de amor por su hija y su Salvador, y una niña que se detuvo, rememoró y admiró al precioso niño Jesús.
Cuando terminó, Nicole se puso de pie y se me acercó. Cuando me dio su mano y nos retiramos, hice una oración en silencio de gratitud a mi Padre celestial, por haberme dado el maravilloso regalo de una hija y esta sagrada experiencia navideña. Me acordé de una escritura en Isaías 11:6: «Y un niño los pastoreará». Con toda la sabiduría de una niña de seis años, Nicole me llevó de la mano esa noche, me sacó de una tienda concurrida hacia una Navidad más llena de Cristo. Autora desconocida[1]
La Navidad es especial,
sobre Cristo nos hace pensar.
La maravilla de Su humilde nacimiento
da sentido a nuestra vida.
Realmente no hay otra razón
para celebrar este gran día.
El nacimiento del preciado Hijo de Dios
y la vida que entregó por voluntad propia.
Pero muchas cosas nos distraen
en el ajetreo de nuestra vida,
las actividades se convierten en prioridades
y sin querer dejamos de lado a Jesús.
Perdemos de vista el verdadero sentido
y andamos a las corridas atareados,
queriendo encontrar un regalo perfecto
olvidamos a nuestro Salvador.
Debemos detenernos y reflexionar,
y a nuestro gran Salvador recordar.
Su nacimiento, Su vida y sacrificio,
y todo lo que Él representa.
Porque aunque el mundo celebre
parece que por otras razones,
tomemos en cuenta que Jesucristo
es quien da sentido a estas fechas.
© por M. S. Lowndes[2]
Y sin más, la Navidad está a solo unas horas de distancia. Los árboles de Navidad parpadean con sus luces brillantes. Hay oropel por todas partes y todas las antiguas recetas familiares resurgen de los cajones para usarlas el día de Navidad. Y no nos olvidemos de las locas compras navideñas de última hora que están sucediendo. La Navidad está tan cerca que casi podemos saborearla. O en mi caso, ya la estoy saboreando porque ya he probado todas las golosinas navideñas (qué puedo decir, me encanta la comida). Pero en medio de toda la emoción, las compras y la preparación, podemos olvidar fácilmente que la Navidad no se trata solo de villancicos y pastel de frutas. Se trata de recordar que Jesús es la razón de las festividades.
Muchos consideran que la Navidad es una temporada absurda; sin embargo, el verdadero significado de la Navidad dista mucho de ser absurdo, porque la Navidad es cuando la Salvación vino a la tierra encarnada en un bebé en un pesebre. Y en Navidad nos detenemos y recordamos lo que eso significa.
En medio de las festividades, detengámonos y recordemos que Jesús es quién da sentido a esta temporada. Y dediquemos tiempo para reconocerlo; fijando nuestra mirada en Quien nos amó lo suficiente para descender a la tierra por nosotros.
No sé cómo será la Navidad para ti, amigo. La Navidad es un momento festivo y alegre, pero también puede ser un momento difícil para algunos. Puede ser un momento de gran alegría o un momento de gran dolor. Puede que estés emocionado de reunir a tus seres queridos o temiendo pasar la Navidad solo. Sea lo que sea para ti esta temporada, ¿puedo animarte a dedicar tiempo para comulgar con tu Salvador? Dedica un rato intencional, ya sea solo o con otros, para sentarte a Sus pies. Para buscar Su rostro. Y agradécele por el gran amor que siente por ti, ya que vino a nacer contigo en mente. Lays Halawe[3]
A mí me encanta mi cumpleaños y todo lo que trae aparejado, particularmente los llamados por teléfono, los mensajes de texto, los correos y las tarjetas de felicitación de mis familiares y amigos. Ese día soy el centro de la atención, me preparan mi plato preferido, vamos a donde yo digo, hacemos lo que a mí me place. En resumidas cuentas, me dan todos los gustos. Me encanta ser la cumpleañera y que me consientan.
Lamentablemente, conozco a alguien a quien cada vez le prestan menos atención en Su aniversario.
En el mundo actual, la Navidad ha quedado reducida a un feriado más, una mera pausa en el trabajo, una temporada para hacer compras y un motivo para celebrar reuniones familiares. Si bien se respira mucha alegría, con adornos, intercambio de regalos, fiestas y mucho bullicio, el ambiente navideño tradicional ha quedado en buena medida desbancado por el espíritu festivo moderno.
Una vez leí una anécdota acerca de un niñito que acompañó a su abuela a un centro comercial durante la temporada navideña y quedó fascinado con todos los adornos, juguetes y múltiples personas disfrazadas de Papá Noel. Mientras contemplaba todo aquello, el niño miró a su abuela y preguntó con inocencia: «Y ¿dónde está el niño Jesús?»
La pregunta de aquel niño encierra un profundo mensaje. Entre todo el oropel y el glamour de la Navidad moderna, ¿nos estamos olvidando de su verdadero significado? ¿Cuántos recordamos que la Navidad es el cumpleaños de Cristo y nos detenemos a pensar en lo que a Él le gustaría que hiciéramos para celebrarlo?
No dudo de que lo conmueven el tiempo y el esfuerzo que dedicamos a colocar adornos y a comprar regalos para nuestros seres queridos en esta Tierra; pero se pondría muy contento si también le hiciéramos a Él un regalo.
Aquí van algunas ideas para agasajar a Jesús en Su cumpleaños:
¡Este año hagamos algo por el Cumpleañero! Sukanya Kumar-Sinha
Publicado en Áncora en diciembre de 2021.
[1] https://myfavoritechristmasstories.blogspot.com/2019/12/remembering-savior.html
[2] https://www.heavensinspirations.com/dont-forget-jesus.html
[3] https://australasianchristianwriters.com/devotions-remembering-jesus-is-our-reason-for-the-season/
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