No conformados, ¡sino renovados y transformados!

agosto 26, 2021

Recopilación

[Not Conformed!—Renewed and Transformed!]

Luego de enseñar la excelente doctrina de la justicia del Evangelio de Dios en Romanos 1-11, que es nuestra mediante la fe en Cristo, el apóstol Pablo nos exhorta a vivir en conformidad al cristianismo. ¿Cómo podemos vivir a la luz del redentor poder del Evangelio? Eso es lo que nos enseña Romanos 12-16. La sección práctica de esta epístola empieza con un gigantesco «por lo tanto». Hemos visto todo lo que Dios ha hecho por nosotros, por lo tanto, debemos vivir de esa manera. La primera de las grandes exhortaciones de Pablo es a renovar nuestra mente:

«Por lo tanto, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»[1]

«Las misericordias de Cristo» es una referencia a todo lo indicado en los capítulos 1-11. La exhortación de Pablo es que, puesto que hemos recibido por gracia las maravillosas misericordias de Dios, debemos presentarnos como «sacrificio vivo» ante Dios. ¿Cómo se hace eso? Nos convertimos en sacrificio vivo al no conformarnos a este mundo, sino transformándonos mediante la renovación de nuestro entendimiento.

El sacrificio vivo a Dios es de quienes no se conforman, sino que se transforman. No debemos conformarnos a este mundo. El apóstol Pablo usa aquí la palabra mundo para referirse al espíritu de esta era. En otras palabras, el mundo es la popular concepción que rechaza a Dios y Su revelación. […] En calidad de creyentes, no nos conformamos a este mundo, porque ya no pertenecemos al espíritu de esta era. Hemos sido transportados del dominio de las tinieblas al reino del amado Hijo de Dios[2]. Por lo tanto, en vez de seguir conformándonos a este mundo, debemos transformarnos al renovar nuestro entendimiento.

Es interesante que Pablo afirme que debemos transformarnos mediante la renovación de nuestra «mente». La mente es la clave de la vida cristiana. […] Nuestra mentalidad debe cambiar (transformarse) de los pensamientos antiguos y profanos a los pensamientos nuevos y piadosos. Lo que sabemos con certeza en nuestra mente se vuelve una convicción en el corazón. A su vez, la convicción en el corazón se convierte en acción. Por lo tanto, el primer paso es renovar nuestra mente.

La única manera de reemplazar los errados caminos del mundo es cambiarlos por la verdad de Dios. Asimismo, la única fuente infalible de la verdad de Dios es la revelación en Su Palabra, la Biblia. […] No existe otra manera. No hay una fórmula mágica que renueva nuestro entendimiento. Debemos llenar nuestra mente con la Palabra de Dios. Recordemos la oración de Jesús a Su Padre: «Santifícalos en Tu verdad: Tu palabra es verdad»[3].  Tomado de gotquestions.org[4]

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Es indudable que el Creador nos diseñó a cada uno con una variedad de rasgos y características. Entre ellos, gustos, hábitos, opiniones y mucho más. Pero nuestro Hacedor no se conformó con «dejarnos a nuestras anchas» luego de crearnos. Se da el gusto de transformarnos, cambiarnos y renovarnos, y darnos así la oportunidad de ser mejores, más felices y más parecidos a Él.

El apóstol Pablo escribió en Romanos 12:2: «No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta». El proceso de transformación de Dios se encuentra disponible en cualquier momento. Estoy seguro de que Dios siempre está dispuesto a renovar nuestra mente, en especial cuando lo aceptamos de buena gana.

Sé que ese proceso de transformación continuará efectuándose todos los días de mi vida. Lo que tengo que hacer es entregarme de lleno a Jesús y permitirle realizar «Su obra completa» en mí. Como dice en 2 Corintos 5:17: «De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas».  Steve Hearts

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En Romanos 12:2, el apóstol Pablo se centra en un medio esencial de transformación: «la renovación de vuestro entendimiento». «No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.» ¡Vaya! Este párrafo es decisivo.

El Espíritu renueva la mente. Es, antes que nada y de manera decisiva, obra de Dios. Dependemos radicalmente de Él. Nuestros esfuerzos hacen eco de sus iniciativas y de las habilidades que nos concede. […] Así es como se renueva la mente: estudiando de manera inalterable las glorias de Cristo por lo que realmente son. […]

Entonces, ¿cómo obedecemos la exhortación en Romanos 12:2: «Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento»? Nos acoplamos al Espíritu Santo en Su preciosa e indispensable tarea. Seguimos la verdad que exalta a Cristo y oramos por la humildad que se aferra a la verdad.

Repasamos las elevadas exposiciones del «Evangelio de la gloria de Cristo». Leemos la Biblia de principio a fin, en busca constante de la revelación de la gloria de Cristo. Leemos y reflexionamos en los escritos de grandes y espirituales hombres y mujeres que están saturados de la Biblia y que exaltan a Dios. Y formamos el hábito de meditar en las perfecciones de Cristo. Y lo más importante: oramos, oramos y no dejamos de orar para que el Espíritu Santo renueve nuestro entendimiento, para que deseemos y aprobemos la voluntad de Dios con el fin de que nuestra vida entera se vuelva una incesante adoración de la gloria de Cristo.  John Piper[5]

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Mientras más oren para que el Espíritu Santo les advierta de pensamientos que llegan a su mente que no están alineados con la Palabra de Dios, más se darán cuenta cuando tienen esos pensamientos y más podrán renovar su mente con la Palabra.  Joyce Meyer

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La Biblia dice: «Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento»[6]. Por medio de esas «preciosas y grandísimas promesas» podemos llegar «a ser participantes de la naturaleza divina»[7].

En la medida en que hagamos un esfuerzo sostenido por concentrarnos en los pensamientos positivos derivados de la Palabra de Dios, nos iremos haciendo el hábito. Aprenderemos a «llevar cautivo todo pensamiento»[8], como dice la Biblia.

Para establecer contacto con Él hay que buscar un sitio libre de distracciones. «Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público»[9].

No hay mejor lugar para renovarse mentalmente que el aposento de la oración, a solas con Dios. Cuando nos apartamos de las cosas temporales que nos distraen y nos hostigan, cuando nos presentamos ante Dios y fijamos la mente en las cosas de Él, Su poder transformador comienza a obrar en nosotros. Entonces cambiamos y nos renovamos.  Virginia Brandt Berg

Publicado en Áncora en agosto de 2021.


[1] Romanos 12:1-2.

[2] Colosenses 1:13.

[3] Juan 17:17.

[4] https://www.gotquestions.org/renewing-the-mind.html.

[5] https://www.desiringgod.org/messages/the-renewed-mind-and-how-to-have-it

[6] Romanos 12:2.

[7] 2 Pedro 1:4.

[8] 2 Corintios 10:5.

[9] Mateo 6:6.

 

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