agosto 11, 2021
Sea en la Tierra paz;
comience la misma en mí.
El verso inicial de esta hermosa canción es un golpe de realidad para mí, ya que muchas veces me desanimo terriblemente con el estado del mundo. Leo el periódico y veo las noticias vespertinas y a veces termino alterada. ¿Por qué tanta discordia? ¿Por qué no puede la gente llevarse mejor entre sí? Dicen, sin embargo, que cuando apuntamos a los demás con un dedo acusador, otros tres dedos nos apuntan a nosotros mismos.
Me toca entonces preguntarme a mí misma: ¿He hecho hoy algo para aportar a la solución, aunque solo sea aquí en mi barrio? La mentalidad de que no hay remedio y todo esfuerzo es inútil no solo es derrotista, sino que nos priva de la dicha de vivir. En cambio, preguntarse qué puede uno hacer para influir positivamente, da sentido a la existencia cotidiana.
Margarita, que vive en Chile, nos relata enseguida un episodio que vivió en su edificio de apartamentos:
Sucede que vivo en un edificio céntrico y tenemos un wasap entre los residentes. Lo empleamos para hacer anuncios, vender cosas y a veces para ventilar rabias o quejas. Hace unos días cerca de 12 personas se enojaron por una opinión que alguien expresó en el chat. Se dijeron entre ellas cosas muy feas, fuertes y ofensivas.
Lo ocurrido me molestó y me afligió profundamente. Hasta pensé en retirarme del grupo de wasap.
De pronto me invadió un sentimiento de que no estaba bien hacer eso y que debía hacerme oír en el wasap, en el cual no participo mucho.
Pedí a Dios que me ayudara a hablarles con cariño y cortesía a personas que no conozco o que no reconozco pese a que a veces quizá tomamos juntas el ascensor.
Escribí que era triste tratarnos así, que nos necesitábamos unidos, que ya hay mucha violencia y agresividad en las calles. Asimismo, que al volver a casa después de una larga jornada necesitamos encontrar un refugio de amor entre nosotros. Expresé también que hablarnos con respeto y cariño generaba una sensación de seguridad y protección en el edificio.
Esperaba encontrarme con una andanada de respuestas groseras o cínicas… Pero no; hubo un silencio generalizado y varios «me gusta». Agradecí por esos e interpreté que el silencio era señal de respeto. Es decir que el tema estaba ya cerrado. Percibí que el Señor estaba obrando, queriendo restaurar esos corazones.
Ayer difundí en nuestro grupo de wasap una frase motivacional y agradecí a todos por ser tan buenos vecinos. Esa vez más personas pusieron «me gusta» y dos de ellas nos desearon buen día a todos. ¡Algo inédito!
Aunque fui tímida, me alegré de haber ofrecido una alternativa a las críticas agresivas. Una vez más, un poquito de amor cunde mucho.
Si bien Margarita fue breve en su intervención, elegir con acierto las palabras que usó para distender una situación potencialmente engorrosa entre los inquilinos de su edificio, exigió una cuota de valor y de esfuerzo. Me recuerda el proverbio: «La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego[1].
Reproduzco enseguida la letra de una canción que puede a la vez ser nuestra oración:
Sea en la Tierra paz; comience la misma en mí.
Sea en la Tierra paz, la que tenía que existir.
Con Dios nuestro Padre está nuestra unidad.
Quiero andar con mi hermano en armoniosa paz.
Comience la paz en mí. Con cada paso que dé,
desde el día de hoy, que mantenga este voto fiel:
En todo sitio y para siempre en paz y amor vivir.
Sea en la Tierra paz; comience la misma en mí[2].
Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Mateo 5:9[3]
No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien. Romanos 12:21[4]
[1] Proverbios 15:1 (NVI).
[2] Versión en castellano de Let There Be Peace on Earth. Compositores: Jill Jackson-Miller y Sy Miller, 1955.
[3] NVI.
[4] NVI.
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