marzo 8, 2021
Hoy en día vivimos bajo mucha presión. Escucho mucho esa palabra. Doy bastante asesoramiento y mucha gente se me acerca y me dice: «Estoy bajo mucha presión. Casi no puedo soportarlo; las presiones son inmensas». Es cierto. Estamos viviendo una época de mucho ajetreo, ¡andamos siempre con prisas! Escuchamos la palabra «ocupado» con tanta frecuencia que nos agota. Termina siendo una excusa para todo. La gente anda apresurada y nerviosa.
Las palabras «descanso», «silencio», «quietud» y «soledad» parecen haber desaparecido de nuestra vida. Por todos lados, las calles están llenas de coches circulando y de neumáticos chirriantes. ¿Por qué? Porque todos tienen prisa, deben llegar a su destino; y tienen que llegar rápido.
Es como el hombre que contrató a un nuevo chofer, y el chofer condujo por las calles lo más rápido posible. Cuando llegó a su destino, el hombre permaneció sentado en el asiento trasero del auto y esperó. Le dijo al chofer: «¿Qué vas a hacer con los cinco minutos que te ahorraste por ir tan rápido? ¿Qué pensaste que quería hacer yo con esos cinco minutos? Me voy a quedar aquí sentado y me voy a relajar.»
Es un problema cuando la gente te habla de la tensión a la que están sometidos y notas esa tensión en sus rostros. Procuras sugerirles que se detengan un minuto y se queden en silencio, y sigan el consejo de Jesús: «Vengan aparte y descansen un poco»[1].
La vieja canción «Dedica tiempo a santificarte»[2] es preciosa, pero ya casi nunca se escucha. Tal vez porque es muy incompatible con la forma en que vivimos.
Dedica tiempo a santificarte, habla a menudo con tu Señor,
permanece en Él siempre y aliméntate de Su Palabra.
Hazte amigo de los hijos de Dios, ayuda a los débiles.
Nunca dejes de buscar Su bendición.
Dedica tiempo a santificarte, el mundo anda a toda prisa;
pasa mucho tiempo a solas, en secreto con Jesús.
Al poner los ojos en Jesús, como Él te volverás,
tus amigos en tu conducta verán Su semejanza.
Dedica tiempo a santificarte, ten tu alma serena,
que cada pensamiento y motivo estén bajo Su control.
Y así, guiado por Su Espíritu a fuentes de amor,
pronto estarás listo para el servicio del Señor.
Mientras leía estas palabras, me quedé en silencio en mi propio espíritu, y comencé a darme cuenta, en este estado de tranquilidad, que gran parte de la agitación y la prisa de este ritmo inquieto que nos genera estrés y presión había invadido mi propia alma. Pero les puedo decir que conozco el remedio; lo he probado muchas veces, sé cómo puedo sentir calma y reposar.
Busqué en el diccionario la diferencia de significado entre las palabras reposo y calma. La definición de reposo es: «Tiempo durante el cual se reposa o descansa para recuperar fuerzas», y calma: «Tranquilidad, ausencia de agitación y de nervios en la forma de actuar».
Eso suena muy bonito, pero ¿cómo logramos llegar a esos estados internos? Conozco el remedio, pero ¿cómo pueden las personas hallar reposo cuando andan siempre con prisas? No creo que puedan.
El remedio elimina toda la tensión de tu espíritu y ese terrible malestar de tu mente y la tensión de tu cuerpo. Cuando dedico un momento a estar a solas en la presencia de Dios, cuando leo Su Palabra y estudio las Escrituras, y examino mi propio corazón y dedico tiempo a la oración, se restaura la paz que Él promete, el dulce descanso que Él da y el reposo que solo Dios nos puede dar.
Muchas personas hoy en día tienen que tomar algún tipo de tranquilizante para calmarse. Leí acerca de un hombre que llegó apresuradamente a su casa del trabajo y le dijo a su esposa: «Estoy al borde de la locura por todo lo que pasó hoy en la oficina. He estado bajo tanta tensión y tanto estrés que no aguanto más. Dame una pastilla para tranquilizarme, para calmarme».
Su esposa le dio la pastilla, pero justo en ese momento sonó el teléfono y le ordenaron que regresara a la oficina; un cliente muy importante quería hacer un pedido grande y debía regresar de inmediato. El hombre le dijo a su esposa: «¿Dónde están las pastillas para levantar el ánimo? ¡Necesito una!» Ella dijo: «Acabas de tomar una pastilla para calmarte, ¿y ahora quieres una pastilla para animarte?» Así son las cosas hoy en día: un medicamento para animarte y otro para calmarte.
Las presiones hoy son inmensas y las personas no saben a qué más acudir. Pero el cristiano sí lo sabe; el cristiano puede hallar calma meditando ante Dios, y en esa práctica puede hallar descanso. El cristiano tiene un recurso para enfriar la fiebre que causa esta terrible prisa.
Quiero compartir algunas Escrituras que muestran esta realidad. En Números 9:8: «Moisés les dijo: “Esperen a que averigüe lo que el Señor dispone con relación a ustedes”.»
En 1 Samuel 9:27: «Mientras se dirigían a las afueras de la ciudad, Samuel le dijo a Saúl: —Dile al criado que se adelante, pero tú quédate un momento, que te voy a dar un mensaje de parte de Dios.»
En 1 Samuel 12:7: «Y ahora, préstenme atención. El Señor los ha colmado de beneficios a ustedes y a sus antepasados.»
Y luego en Job 37:14: «Espera un poco, Job, y escucha; ponte a pensar en las maravillas de Dios.»
En el Salmo 4:4: «Si se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el corazón.»
Y el Salmo 46:10: «Quédense quietos, reconozcan que Yo soy Dios. Yo seré exaltado entre las naciones.»
Qué maravillosos versículos de la Palabra de Dios. Si tan solo entráramos a este lugar tranquilo. Busca la presencia de Dios, lee Su Palabra para que Él refresque tu alma, aclare tus pensamientos y alivie la tensión de tu vida. Algunos piensan que es una pérdida de tiempo detenerse a meditar y orar, sin embargo, millones de personas a lo largo de los siglos han descubierto que solo en la presencia de Dios pueden encontrar descanso y paz.
La oración pone a nuestra disposición el poder de Dios que puede aliviar todas las tensiones de la vida. ¿Lo considerarás? ¿Te acercarás al Señor? Su Palabra dice: «Los que creyeron, entraron en reposo»[3]. Pero solo podemos ingresar a ese lugar de descanso a través de la fe en Dios, y la fe viene al leer la Palabra de Dios[4], en silencio y en oración ante Él.
La Palabra de Dios dice: «Queda un reposo para el pueblo de Dios»[5], pero no tienes que esperar al cielo para obtener ese descanso. Puedes disfrutarlo ahora mismo. La Palabra de Dios dice: «Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera»[6]. Que el querido Señor te bendiga y te lleve a Su lugar de perfecta paz. Amén».
Adaptación de la transcripción de un programa de Momentos de meditación. Publicado en Áncora en marzo de 2021.
[1] Marcos 6:31.
[2] «Dedica tiempo a santificarte», de William D. Longstaff, 1882.
[3] Hebreos 4:3.
[4] Romanos 10:17.
[5] Hebreos 4:9.
[6] Isaías 26:3.
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