octubre 2, 2020
Para el ojo inexperto puede pasar desapercibido, pero si leemos debidamente el Antiguo Testamento vemos que conduce a Jesús. A partir de Génesis vemos que una referencia tras otra apunta a un Mesías que habrá de venir a aplastar la cabeza de la serpiente[1]. […] Incluso grandes profetas como Elías, Eliseo o Isaías quedaron excluidos. Así es, Israel aún esperaba pacientemente al profeta que se comunicaría cara a cara con Dios, hablaría las palabras de Dios y realizaría milagros abiertamente. Algunos profetas cumplieron con algunos de los criterios, pero ninguno con todos ellos.
(Lean el artículo [en inglés] aquí.)
[1] Génesis 3:15.
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