marzo 24, 2020
¿Qué pensamiento te evoca la palabra refugio? Podría ser un edificio imponente con cerraduras en las puertas, tal vez una fortaleza de paredes gruesas, o algo tan simple como un toldo para no mojarte en una tormenta. Cualquiera que sea la imagen que te venga a la mente, estamos de acuerdo en que un refugio es un lugar seguro. Cuando la Biblia describe a Dios como nuestro refugio, nos está diciendo que Dios es nuestro lugar seguro cuando necesitamos protección.
Conocer a Dios como nuestro refugio nos permite confiar en Él más. No tenemos que temer situaciones o a personas que amenazan nuestro bienestar, ya sea en un sentido físico o espiritual. No enfrentaremos situación alguna que Dios no pueda controlar, por lo que estar a su lado es lo más seguro. «Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo»[1].
Una pregunta que surge es: «¿Cómo hago de Dios mi refugio?» Es fácil imaginar un refugio físico que nos proteja de algún peligro, pero ¿cómo podemos hacer de Dios, a quien no podemos ver, nuestro refugio?
David es un gran ejemplo de alguien que conoció a Dios como su refugio. En diferentes momentos de su vida, David huyó de personas que literalmente querían matarlo, pero con Dios siempre se sintió a salvo. «Dios es mi salvación y mi gloria; es la roca que me fortalece; ¡mi refugio está en Dios! Confía siempre en Él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante Él. ¡Dios es nuestro refugio!»[2] Una manera fácil de hacer de Dios nuestro refugio es simplemente pedirle que lo sea. David dijo: «Ábrele tu corazón cuando estés ante Él.» Eso es lo que David hacía todo el tiempo. Abría el corazón ante Dios sobre lo que estaba sucediendo en su vida y le pedía a Dios que interviniera a su favor. Cuando recurrimos a Dios en busca de ayuda o protección, comenzamos a conocerlo como nuestro refugio. […]
Dios es nuestro refugio. Sin embargo, eso no significa que nunca enfrentaremos situaciones difíciles o peligrosas. Jesús llevó a los discípulos a una barca, sabiendo muy bien que se estaba gestando una fuerte tormenta; los discípulos estaban aterrorizados, pero Jesús, su refugio, calmó la tormenta[3]. Cuando estamos en la voluntad de Dios, podemos enfrentar incluso las situaciones más peligrosas con confianza, porque Dios está con nosotros.
Dios condujo innumerables veces a los israelitas a batallas contra ejércitos mucho más poderosos que ellos, pero cuando confiaron en Dios y le obedecieron, siempre salieron victoriosos (consulta los capítulos 6 y 8 de Josué para leer algunos ejemplos). Jesús nos dijo: «En Mí (hallarán) paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo»[4].
Independientemente de nuestras circunstancias, el lugar más seguro es siempre en el centro de la voluntad de Dios. Él promete ser nuestro refugio: «“No te desampararé ni te dejaré.” Así que podemos decir confiadamente: “El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre”»[5] Tomado de gotquestions.org[6]
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Nuestro Padre celestial nos ofrece seguridad y paz. Podemos confiar en su cuidado y protección divinos, pero también debemos brindarle nuestra cooperación. Lo hacemos permaneciendo cerca de Él, amándolo y haciendo todo lo posible por vivir según los principios que Él ha establecido en Su Palabra, y tomando las precauciones prácticas necesarias. Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, podemos contar con Él para que nos proteja o nos libre del mal.
«Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones»[7]. Mayor es el que está en nosotros que cualquier cosa que este mundo pueda arrojarnos[8]. Su amor y el Espíritu Santo pueden llenarnos de poder y dominio propio[9]. Estamos rodeados y protegidos por Dios y Sus fuerzas angelicales[10]. Podemos confiar en que Dios cumplirá Sus promesas, y con fe en ellas podemos tener paz mental, independientemente de las circunstancias que nos rodeen. Vivimos en tiempos peligrosos, pero en la medida que hagamos lo que nos corresponde, podemos contar con Su consejo infalible, advertencia, protección y cuidado. ¡Somos bendecidos! María Fontaine
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El lugar más seguro del mundo para ti es aquel donde Dios quiera que estés, bien cerca de Él. Independientemente de la ubicación geográfica de ese sitio y de las dificultades a las que te enfrentes, Él te guardará. «Torre inexpugnable es el nombre del Señor; a ella corren los justos y se ponen a salvo»[11].
Es verdad que Dios protege a Sus hijos; pero, ¿te ha resguardado acaso de todo daño desde que lo aceptaste en tu corazón y pasó a formar parte de tu vida? ¿Ha permitido el Señor que sufras de alguna manera a raíz de un accidente, enfermedad o algún otro revés?
¡Fíjate en Job![12] ¿Todas las calamidades que le sobrevinieron a él y a su familia fueron culpa suya? ¿Constituían un castigo de Dios por sus pecados? No. Le sucedieron porque el Diablo le pidió a Dios que le dejara probar y tentar a Job para ver si conseguía doblegarlo y hacerle renegar del Señor. Dios consintió que Satanás despojara a Job de todas sus riquezas, luego de su familia, y finalmente de su salud. Todo fue una prueba urdida por el Diablo, pero con permiso del Señor, con el fin de demostrar que Job lo seguiría amando profundamente a pesar de todo. El resultado fue elocuente: al superar la prueba, Job acabó con el doble de lo perdido[13].
No te inquietes. El Señor no nos dejará ser tentados más de lo que podamos resistir[14]. Él no permite que el Diablo nos mortifique más de lo que podemos soportar, aunque a veces sí pone a prueba nuestra fe para ver si vamos a aferrarnos a Él y a Sus promesas por muy difíciles que sean las circunstancias.
La Biblia narra cantidad de casos en que Dios confirió poderes sobrenaturales y protegió milagrosamente a quienes le pidieron auxilio. Lo alentador es que lo mismo que ocurrió en tiempos bíblicos puede darse hoy en día. «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos»[15]. Si Jesús en Su época obró milagros, está claro que en la actualidad todavía puede. Dios sigue siendo un Dios de milagros y puede repetir lo que hizo en el pasado.
Jesús dijo: «Toda potestad me es dada en el Cielo y en la Tierra»[16]. ¡Eso no es poca cosa! Y si has aceptado a Jesús en tu interior, tienes acceso a ese poder. Dios no solo ha prometido todo ese poder y protección en términos generales, sino que te los promete a ti, para ahora. Basta con que tengas fe. David Brandt Berg
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Hoy en día muchos andan preocupados por el futuro. Y con razón. Al paso que van las cosas, muchos tienen motivos para temer lo que les pueda ocurrir a ellos, a su familia, su ciudad, su país, su mundo. A veces uno quisiera encontrar un refugio, sellar las ventanas y las puertas y marginarse del mundo.
No sirve de nada hacer como si los problemas no existieran. Por otra parte, no tienes por qué abrigar miedos, pues Yo velo por ti. Cuando te invada el temor, refúgiate en Mí. Cuando te encuentres en una situación peligrosa, clama a Mí para que te ayude, y ten la certeza de que acudiré a protegerte. Cuando no puedas ocuparte de tus seres queridos, encomiéndamelos. Cuando se produzca una crisis nacional o internacional, en Mi paz Yo proveeré un refugio para ti y los tuyos.
Aun después de esta vida, te aguarda una existencia mejor en el más allá. En el Cielo se remedia todo. Como ves, aunque hay muchos motivos por los que podrías preocuparte, en realidad no hace falta que lo hagas, pues Yo velo por ti. Jesús hablando en profecía
Publicado en Áncora en marzo de 2020. Leído por Miguel Newheart.
[1] Proverbios 18:10 (NVI).
[2] Salmo 62:7-8 (NVI).
[3] Mateo 8:23–27.
[4] Juan 16:33 (NVI).
[5] Hebreos 13:5–6.
[6] https://www.gotquestions.org/God-our-refuge.html
[7] Salmo 46:1.
[8] 1 Juan 4:4.
[9] 2 Timoteo 1:7.
[10] Salmo 34:7; 91:11.
[11] Proverbios 18:10 (NVI).
[12] V. Job 1:6–19.
[13] V. Job 42:10-16.
[14] 1 Corintios 10:13.
[15] Hebreos 13:8.
[16] Mateo 28:18.
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