febrero 19, 2020
Una de las cosas más maravillosas y esperanzadoras que podemos saber sobre nosotros mismos y sobre nuestra vida está contenida en esta humilde frase: «Cada uno debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y a la cual Dios lo ha llamado»[1].
Tal afirmación nos puede parecer algo restrictiva y hasta opresiva, especialmente cuando nuestras circunstancias son difíciles o dolorosas. Pero de ser así pasaríamos por alto la intención de Dios para cada uno de nosotros.
Nuestra vida es un obsequio y a vez una tarea dados por Dios.
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[1] 1 Corintios 7:17 (NVI).
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