febrero 17, 2020
Todo lo que sucede en tu vida tiene un propósito y es una oportunidad de escoger. Tus decisiones tienen consecuencias. Las decisiones acertadas tendrán recompensas y resultados eternos. Las decisiones que se tomen para amarme a Mí y a demás serán para la eternidad, e incluyen momentos que pasan inadvertidos, momentos de amor, generosidad y sacrificio.
Dije a Mis primeros seguidores que «los últimos serán primeros, y los primeros últimos»[1], y muchas personas se sorprenderán cuando lleguen a Mi reino celestial y se den cuenta de la tremenda importancia de la benevolencia, de los actos de amor y compasión que quedan ocultos y nadie ve, del interés por el bienestar de los demás. Amar es más importante que servir, más importante que los ministerios, más importante que muchas cosas que parecen tan importantes en esta vida.
El llamamiento del discipulado es amar. Es un llamado para pensar en los demás, y si hace falta, dar de sí mismo y dejar de lado los planes personales y preferencias, y llevar el evangelio a los que lo necesitan.
En buena parte, el amor que Yo puedo demostrar y Mi ofrecimiento de salvación solo se hacen evidente por medio de otra persona. Gran parte del consuelo, el aliento y el afecto que deseo otorgar solo lo puedo transmitir mediante otro. Lo he dispuesto de esta manera para que Mi amor se pueda manifestar por medio de uno de ustedes.
No te conformes a este mundo, sino transfórmate por medio de la renovación de tu entendimiento. Entiendo tus dificultades, sé que el mundo ejerce en ti una presión incesante, tratando de meterte en su molde. Por esa razón necesitas pasar tiempo a solas conmigo.
Cuando te abres conmigo y me invitas a transformarte, puedo obrar con libertad en ti y llevar a cabo cosas asombrosas. Una de las tareas más difíciles que tengo es renovar tu entendimiento, y Mi Espíritu siempre está trabajando en ello […] para hacerte ver dónde necesitas efectuar cambios y ayudarte a que tengas nuevas actitudes.
Muchos cristianos son incapaces de discernir Mi voluntad porque su mente está enredada en las cosas del mundo. El brillo y el glamour de este mundo los distrae de Mi presencia, de modo que no sienten Mi cercanía. A medida que te transformas por medio de la renovación de tu entendimiento, progresas en tu capacidad de discernir Mi voluntad buena y perfecta. Además, eres más consciente de Mi amorosa presencia.
Esa consciencia es tan placentera que te acerca más a Mí, aumenta la eficacia de Mi obra en ti, creando una ascendente espiral de transformación. Así pues, no solo te acercas más a Mí, sino que también eres más como Yo. Ese es un anticipo de lo que vendrá cuando Yo sea revelado completamente: serás como Yo, pues me verás tal como soy[2].
No te aferres a las cosas, más bien, aférrate siempre a Mi mano. Para tener salud espiritual no debes apegarte excesivamente a tus posesiones. Todas ellas son bendiciones que Yo envío; así pues recíbelas con agradecimiento. Pero no te olvides de que en última instancia Yo soy el dueño de todo. […]
Otra cosa a la que no debes aferrarte es al control de tus circunstancias. Cuando la vida transcurre sin problemas, te resulta fácil pensar que tienes el control. Disfruta los momentos tranquilos, pero no te aferres a ellos ni pienses que son lo normal. En cambio, en todo momento aférrate con fuerza a Mi mano; en los tiempos buenos y en los difíciles. Cuando dependes confiadamente de Mí, los buenos tiempos son mejores y las dificultades son más fáciles de soportar. ¡Mi Presencia constante es tu porción para siempre![3]
La vida está llena de alternativas, y lo que escoges en gran medida forja tu carácter, la senda de tu vida, tu ministerio y tu felicidad personal. Tus decisiones también tienen mucho que ver con Mis bendiciones, provisión y la manifestación de Mi amor en tu vida que puedas experimentar.
Es propio de la naturaleza humana tomar malas decisiones de vez en cuando, y eso contribuye a que te des cuenta de tu imperfección y de que tienes necesidad de Mí. Lo que persigo es la sumisión: el deseo de que se nos dé a Mí y a Mi voluntad el primer lugar; de ponerse a Mi disposición y mostrarse abierto aun cuando cuesta; apertura para escucharme y buscar Mi guía en tu vida.
Que algo llegue a su fin y se convierta en otra cosa no indica necesariamente que lo anterior estuviera mal o algo saliera mal. Las situaciones cambian. Las personas también. Las circunstancias pueden llegar a imponer cambios, así como las decisiones que toman las personas. Pero hay quienes tienen la idea errónea de que si esos cambios suponen dolor y sacrificios personales es porque han hecho algo que me ha desagradado o que les he retirado Mis bendiciones. No es así. Al contrario, averigua por qué nuevos medios proveeré para tus necesidades y qué nuevas puertas de oportunidades te abriré.
Puedo obrar en medio de los cambios de la vida, sean cuales sean —ya sea que te parezcan positivos o difíciles—, para abrir puertas, facilitarte lo que necesitas y colmarte de nuevas bendiciones siempre y cuando te muestres abierto a buscarlas y recibirlas. Te revelaré sin falta Mi amor y sentirás claramente Mi presencia.
No te defraudaré. Te sacaré adelante. La montaña de obstáculos que notas delante de ti se reducirá a su verdadero tamaño cuando acudas a Mí en oración. Te daré alas de águila. Donde estaban tus cargas crecerán alas. Lo que tan difícil te parecía se aclarará cuando lo veas desde Mi perspectiva.
Solo tienes que abrirme las ventanas de tu alma. Deja que Mi viento y las refrescantes brisas de Mi Espíritu soplen y se lleven los desechos, el aire viciado, la confusión. Recibe el aire de Mi Espíritu Santo y deja que te refresque y te limpie.
Acude a Mí en tu angustia. Acude a Mí cuando te falten las fuerzas. Acude a Mí cuando desfallezcas en tus pensamientos. Aliviaré tus penas, renovaré tus fuerzas. Recuerda que tú no puedes hacerlo, pero que Yo te daré gracia y gloria.
Mi gracia te basta, y te saldré al encuentro. Te gloriarás en Mí, y esa gloria será tu felicidad, una fortaleza que nadie será capaz de quitarte. Deja que Mi entusiasmo brote hoy en ti. Tienes este tesoro en tu vasija de barro para que la excelencia del poder venga de Mí y no de ti.
Cuando no te quede nada, cuando el cuerpo no te dé para más y tengas la mente agotada, pero aún tengas por delante un largo día en que debas tomar numerosas decisiones, echa sobre Mí todas esas cargas, y te sustentaré. Estoy presente en todos los aspectos de la obra de tu vida. Estoy presente en todos los cambios que enfrentas. Mi presencia te acompaña para guardarte en todos tus caminos. Encomiéndame tus caminos y Yo afirmaré tus pensamientos.
Publicado en Áncora en febrero de 2020.
[1] Mateo 20:16.
[2] 1 Juan 3:2.
[3] Sarah Young, Jesus Lives (Thomas Nelson, 2009), and Jesus Always (Thomas Nelson, 2017).
Copyright © 2024 The Family International